Diario de León

Una ruta hacia la libertad

Parte de Babia rumbo a Trujillo. Antaño fue una de las vías más utilizadas por los pastores para realizar la trashumancia desde la provincia leonesa a tierras
extremeñas. Es la Cañada Real de La Vizana, una ruta que a falta de ovejas se llena cada vez de más senderistas

Cañada Real de La Vizana, una ruta que antiguamente era uno de los lugares más usados por los pastores para la transhumancia. REDACCIÓN

Cañada Real de La Vizana, una ruta que antiguamente era uno de los lugares más usados por los pastores para la transhumancia. REDACCIÓN

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No nos engañemos: la vida en la ciudad tiene muchas ventajas, pero también puede llegar a ser agobiante. Si eres de los que comparten esta frase y quieres evadirte de la contaminación acústica, respirar un poco de aire fresco, disfrutar de los paisajes más impresionantes y hacer ejercicio mientras caminas, una opción interesante es la de adentrarte en un recorrido que abarca las provincias de León, Zamora, Salamanca y Cáceres: la Cañada Real de La Vizana.

Esta es una de las nueve cañadas reales que atraviesan la península, iniciando su recorrido en la frontera entre Asturias y León. Antiguamente, por esta vía que une los puertos de verano de Babia con las dehesas de Trujillo, los pastores transportaban a su ganado merino, que parte de Babia rumbo a Trujillo. Antaño fue una de las vías más utilizadas por los pastores para realizar la trashumancia desde la provincia leonesa a tierras extremeñas. Es la Cañada Real de La Vizana, una ruta que a falta de ovejas se llena cada vez de más senderistas disfrutaba de alimento a cada paso.

Pablo Casares, presidente de la Asociación para el Desarrollo Rural La Vizana, nos cuenta que en la actualidad «cualquiera puede realizar el recorrido, apenas hay trashumancia por lo que todo el que quiera puede atravesar las etapas». Las personas que se animen a realizar el recorrido completo tienen que tener ganas de andar y tiempo libre, ya que se tarda casi un mes en completar los 580 kilómetros de la cañada, pero no se arrepentirán.

«Son 23 etapas y se suele tardar alrededor de 25 días», comenta Pablo, y añade que aunque algunos tramos coincidan con la Vía de la Plata, esta última era «un camino de comunicación entre ciudades, mientras que la cañada servía para alimentar al rebaño». A pesar de que algunas de las vías pecuarias se han visto afectadas por la construcción de carreteras y autovías, Pablo señala que la mayoría de los caminos «están bastante bien conservados, sobre todo los de Extremadura». «Lo mejor es subir en primavera para escapar del calor o bajar en otoño», añade.

El recorrido propuesto por la Asociación para el Desarrollo Rural de La Vizana se corresponde en gran parte con el original de la cañada real. En el tramo que atraviesa Babia, donde comienza la ruta, surgen dos alternativas: el cordel de Babia de Arriba y el cordel de Babia de Abajo. El primero de ellos se inicia en La Cueta, el pueblo con más altitud de la provincia de León. El segundo tiene a Torrestío como punto de salida, repleto de arquitectura tradicional. Ambos cordeles se encuentran en Pandorado, donde el camino se unifica hasta Trujillo, el destino final.

Después de realizar un descenso desde Pandorado hasta la ribera del río Omaña, la tercera etapa finaliza en Ferreras, donde comienza una nueva por caminos poco definidos debido a la repoblación y la concentración parcelaria. El quinto tramo se inicia en una de las ciudades históricas más importantes del recorrido, Astorga, que alberga un impresionante legado romano con la Ergástula, las termas o el antiguo foro. Entre campos de cultivo y zonas industriales, atravesando pueblos como Riego de la Vega, Toral de Fondo o San Mamés de la Vega, los senderistas llegan hasta La Bañeza, tras un camino con los puentes Valimbre y Moro, que se levantan sobre el río Turienzo, como principales atractivos. San Juan de Torres, Navianos de la Vega y La Nora del Río son los pueblos que conducen a Alija del Infantado, el destino de la sexta etapa. Tras pasar por esta villa de origen celta-astur se llega hasta el puente de La Vizana, que da nombre a la ruta, y que fue reconstruido en 1918 tras ser cañoneado por los ingleses a comienzos del siglo XIX. La vía continúa hasta Benavente, ya en la provincia de Zamora. Aquí comienza la octava etapa, siguiendo el curso del río Esla, donde se erige el puente de Castrogonzalo.

Recorridos 85 kilómetros y cuatro etapas, se divisa la ciudad de Zamora. La catedral, el castillo y la Plaza de Viriato son solo algunos de los lugares de interés de la zona. La Cañada continúa hasta llegar a la localidad de Cubo del Vino, tierra de marcada tradición vinícola, donde comienza la decimotercera etapa y la más larga de todo el recorrido, con 36 kilómetros. Avanzando por el camino, la vía se adentra en otra gran ciudad, Salamanca. El paisaje evoluciona de las dehesas salmantinas hacia unas vistas más forestales, a medida que La Vizana se adentra en la Sierra de Béjar.

Después de abandonar la provincia de Salamanca, la vía continúa en la provincia de Cáceres, donde los caminos empiezan a estar mejor conservados que en los tramos castellanoleoneses. Una vez atravesado el conjunto de montañas de Tras La Sierra, los senderistas descienden hasta el Valle del Jerte. Después de rodear el embalse de Plasencia, se llega a la ciudad que da nombre a dicho embalse, con sus murallas del siglo XIII y sus dos catedrales, la Vieja y la Nueva. La cañada continúa hasta el puerto de La Serrana, desde donde se puede observar el paisaje del Parque Nacional y la Reserva de la Biosfera de Monfrague, los cuales atraviesa de norte a sur. Tras pasar por Torrejón el Rubio y la Aldea del Obispo, La Vizana llega al último destino de su

recorrido, Trujillo, localidad con un rico conjunto monumental. A pesar de que Trujillo es el punto final de la Cañada Real de La Vizana, desde aquí surgen nuevas rutas y cordeles hacia distintos puntos de Extremadura y Andalucía, como Badajoz, Sevilla o Sierra Morena.

Un recorrido de casi 600 kilómetros de libertad donde la naturaleza siempre está presente, pero también lo están ciudades como Astorga, Benavente, Zamora, Salamanca y Plasencia, cuyo patrimonio histórico no deja indiferente a nadie, sin dejar de lado a pueblos con tradición como Alija del Infantado, la Granja de Moreruela, Cubo del Vino o Aldeanueva del Camino. En definitiva, el mundo rural y el paisaje urbano aparcan sus diferencias y se complementan a lo largo de este recorrido.

[Reportaje publicado el 11 de agosto de 2015]

[Autor: Sergio López]

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