Diario de León

Justicia

122 años de prisión para la etarra que ordenó el crimen del comandante Cortizo

La Audiencia Nacional sostiene que Anboto proporcionó el material y dio las instrucciones para el atentado cometido en León el 22 de diciembre de 1995

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Madrid
León

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24 años, 7 meses y dos días es el tiempo que ha transcurrido para tener una sentencia contra la persona que ordenó el asesinato del comandante Luciano Cortizo. La Audiencia Nacional ha condenado a 122 años de cárcel a la que fuera jefa de los comandos legales de ETA María Soledad Iparraguirre, alias Anboto, por dar la orden y suministrar los explosivos para el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo, cometido el 22 de diciembre de 1995 en León mediante la explosión de una bomba lapa adosada bajo el asiento de su vehículo.

En la sentencia, la Sección Primera de la Sala de lo Penal impone a Iparraguirre una pena de 30 años por un delito de asesinato terrorista contra un miembro de las Fuerzas Armadas, cuatro penas de 20 años por asesinato terrorista frustrado por cada uno de los heridos en el atentado —la hija del comandante que viajaba en el asiento del copiloto del coche y tres transeúntes—, así como otros 12 años por tenencia de explosivos. El tribunal establece también una indemnización para la mujer del fallecido de 300.000 euros y de 160.000 euros para cada uno de los hijos por el fallecimiento del comandante. Además, la hija que resultó herida deberá ser indemnizada con 92.100 euros por las lesiones causadas y con otros 250.000 por las secuelas.

Es la primera condena en España para la que fuera jefa de los comandos legales de la banda terrorista, después de que fuera entregada por Francia el otoño pasado. Tiene además otras once causas pendientes en la Audiencia Nacional.

Órdenes de la cúpula

Los jueces destacan en su sentencia la «especial perversidad y falta absoluta de respeto por la vida e integridad de las personas de la acción y de la afectación psíquica e intenso sufrimiento causado a las víctimas».

En su relato de hechos probados, la Sala relata cómo Iparraguirre, tras haber formado parte de diversos comandos, en el año 1993 pasó a desempeñar labores de responsabilidad dentro del aparato militar de la banda en Francia y en julio de 1994 pasó a ser responsable de los comandos legales , tarea que desempeñó hasta el año 1998, explican los magistrados en su sentencia.

Ejecutaron al comandante con "especial perversidad"

A partir de 1994, era Anboto la que transmitía a los comandos las órdenes concretas de ETA respecto de los objetivos contra los que había que atentar, daba instrucciones sobre la forma en la que debían perpetrarse las acciones, les facilitaba el material necesario —explosivos y armas— y les daba las instrucciones de fabricación y de su utilización, además de suministrarles los fondos necesarios para su actividad.

La resolución da por probado que una de las acciones señaladas por ETA y cuya orden de ejecución la transmitió Iparraguirre al miembro de la banda encargado de perpetrarla fue el asesinato del comandante Cortizo, entonces destinado en León. Según los magistrados, Anboto ordenó ejecutar la muerte de dicho militar a Sergio Polo, alias Lur, que en aquella época constituía él solo un comando legal de ETA.

Bomba lapa

Para llevar a cabo el atentado, dice la sentencia, la acusada entregó a Polo el material para la confección de artefactos explosivos, entre ellos los precisos para la fabricación de una bomba lapa, «dándole instrucciones precisas sobre la ejecución del atentado, fabricación, transporte y colocación del artefacto explosivo, tendentes a asegurar el resultado y evitar riesgos para el autor».

De acuerdo con las instrucciones recibidas, Polo —quien ya está condenado en firme por estos hechos— guardó los explosivos en un piso de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), fabricó la bomba lapa y se trasladó de San Sebastián a León, donde durante unos días vigiló a su objetivo.

Anboto entregó a Sergio Polo todo lo necesario para fabricarla

El miembro de ETA observó que la víctima utilizaba un vehículo para sus desplazamientos y en la noche del 21 al 22 de diciembre de 1995 colocó bajo el asiento del conductor una bomba lapa, «como le había ordenado Iparraguirre».

Al día siguiente, cuando el comandante y su hija se desplazaban en el vehículo, el artefacto explosionó, causando la muerte del militar, de 44 años, y heridas de gravedad a su hija, de 18, que se encontraba en el asiento del copiloto, además de heridas de diversa consideración a otros transeúntes.

La Sala analiza todas las pruebas practicadas durante el juicio y que permiten, en su opinión, fundamentar una «sólida prueba indiciaria» para concluir que la acusada, como responsable de los ‘comandos legales’, ordenó el atentado que acabó con la vida del comandante Cortizo.

La carta

Entre las pruebas examinadas, el tribunal subraya como incriminatoria la carta (comunicación orgánica) dirigida a Polo por Anboto intervenida en el piso de Pasajes en el que el primero se alojaba, explicándole las causas por las que en otro atentado anterior cometido en Salamanca el miembro de las fuerzas armadas contra el que se dirigió el ataque (el comandante Juan José Aliste) no resultó fallecido, achacándolo a la colocación del artefacto mediante imanes en los bajos del vehículo.

Para asegurar el resultado mortal del atentado enjuiciado, apunta la Sala, Anboto le explicó en su comunicación a Lur que el artefacto debía ser colocado dentro del coche, directamente bajo el asiento del conductor, «lo que efectivamente ejecutó materialmente Sergio Polo siguiendo las instrucciones de María Soledad Iparraguirre».

La etarra ordenó que el explosivo se colocara bajo el asiento

«Ese comunicado evidencia las funciones desplegadas por Anboto respecto de Lur, como responsable de los comandos legales, y que fue la acusada la que ordenó la comisión del atentado, facilitó los explosivos, instrucciones para su fabricación, transporte y colocación que asegurara el resultado de acabar con la vida de la víctima sin riesgo para el autor», explica la resolución.

Además de dicho documento, los magistrados tienen en cuenta para determinar la autoría de la acusada los vestigios y materiales intervenidos en el lugar del atentado, las declaraciones de miembros de ETA condenados en otras causas que la identificaron y describieron sus funciones como responsable de los comandos legales de ETA en la fecha de los hechos o los explosivos, la pistola, los materiales, los manuales de explosivos y los documentos falsos utilizados por Polo e intervenidos en el piso.

Más pruebas

La Sala hace referencia también a las periciales que evidencian la identidad de los explosivos recuperados en la vivienda de Polo con los empleados en los atentados de León y Salamanca y los utilizados habitualmente por ETA y a la pericial del bombín de la cerradura del vehículo de la víctima que evidencia que fue manipulado, lo que coincide con las instrucciones dadas por Anboto a Lur, dice la resolución, para asegurar el resultado, con la ocupación de un manual para la requisa de coches y los cursillos que declararon haber recibido para tal fin diversos miembros de la banda.

La cerradura del vehículo de Cortizo fue manipulada

«Tales indicios, acreditados por prueba directa, lleva razonablemente a la conclusión de que Sergio Polo ejecutó los hechos en la forma descrita en el ‘factum’ y que Iparraguirre fijó el objetivo, facilitó los explosivos y dio instrucciones para la fabricación y transporte de la bomba lapa y para su colocación en el interior del coche, bajo el asiento, para asegurar la muerte del objetivo sin riesgo para el autor», concluye la Sala.

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