Diario de León

El crimen de La Sal

El acusado llevaba en los bolsillos un ‘pendrive’ que pertenecía al asesinado

La novia del procesado no sabe dónde estuvo la noche del crimen: «Nunca se lo pregunté»

El acusado, a su llegada ayer a la Audiencia Provincial. M.A.Z.

El acusado, a su llegada ayer a la Audiencia Provincial. M.A.Z.

León

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El principal testigo de la segunda jornada del juicio por el crimen del barrio de La Sal reconoció un pendrive hallado en posesión del sospechoso, en el que había dos películas ( Fargo y El último lobo ) que había grabado para su amigo antes de que fuera asesinado: «Era exactamente igual que el que yo le di». Era de color rojo y negro «pero recuerdo ese porque tengo otros de otras marcas».

La defensa del investigado sostiene que en la memoria USB había otros contenidos que no tenían nada que ver con el fallecido, como películas en inglés y la serie House of cards o las películas Everest y Sicarios . «Yo esas no se las grabé», afirmó el testigo. La fiscal solicitó que se le mostrara el objeto al testigo: «Es esté el que yo le di. Hay muchos modelos y es justamente el que le di yo. Es este pincho», aseguró sin dudarlo.

Fue el punto más interesante de la mañana, en el que también estaban citadas la aún esposa del procesado y la actual pareja del investigado. La primera se negó a declarar. La segunda se contradijo con su testimonio en la instrucción. Finalmente ratificó que el viernes por la noche el acusado se había ido y no había vuelto a casa. El sospechoso hizo gestos ostensibles de desaprobación con la cabeza.

Peculiaridad

Casi todos los testigos identifican la complexión del investigado, pero ninguno le vio la cara

«Me afecta mucho este tema y he preferido no saber dónde estuvo aquella noche. Nunca se lo he preguntado», dijo ella. Aseguró que el móvil que apareció en la zona del crimen era de su propiedad aunque lo usaba él pero que se lo habían robado un mes antes en el Hospital, una versión nueva que no se había conocido hasta ayer. La filosofía de los demás testimonios se repitió con casi todos los testigos: identificaron al acusado como la persona a la que vieron huir de la zona del crimen pero no pudieron garantizar que fuera él al no verle bien la cara porque era de noche y a todos les llamó la atención que vistiera un plumífero en pleno mes de agosto. Cuando una vecina testigo de los hechos aseguró que al autor del crimen se le había caído algo al marcharse, el procesado asintió con la cabeza inconscientemente. «Por el aspecto, creo que era él».

La enfermera que atendió a la víctima aseguró que de la zona de los hechos vio huir a una persona vestida con ropas muy similares a las que llevaba el acusado cuando fue detenido. No lo reconoció en persona «porque no le vi la cara».

Una nutrida nómina de agentes del Cuerpo Nacional de Policía de San Andrés del Rabanedo pasó por la sala. Hoy se celebra la penúltima jornada.

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