Diario de León

Juan Pablo Álvarez Alonso | Delegado de la Aemet en León

Vídeo | «Ahora mismo las predicciones a tres días son infalibles, lo tenía más complicado Mariano Medina»

La meteorología está en el primer escalón de la información estos días, en virtud de los fenómenos atmosféricos que han caracterizado al mes de enero. El responsable de la agencia que elabora las predicciones para la comunidad autónoma repasa los principales aspectos de actualidad en esta materia y advierte del riesgo principal, que no está en la climatología «sino en el incremento de la acidez de los mares», destacó anoche.

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Juan Pablo Álvarez Alonso, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Castilla y León, considera que la evolución de la tecnología permite a la predicción del tiempo tener resultados «casi infalibles a tres días». Llamó la atención sobre las consecuencias del cambio climático «que van más allá de los pequeños episodios que estamos viviendo estos días» y significó el carácter vocacional de su profesión.

Álvarez protagonizó anoche El Filandón, el espacio organizado por Diario de León y La 8 en León y El Bierzo, con la participación de Joaquín S. Torné, director del periódico, Marisa Vázquez, directora de La 8 Bierzo, y Roberto Núñez, redactor de La 8 León como moderador.

—¿La sociedad está poniendo más el foco en la información meteorológica últimamente o es una cuestión puntual?

—Siempre el tiempo ha sido un tema recurrente. Ahora con todos los medios que hay, se ha vuelto una cuestión de interés general, por la difusión que se le da a través de Internet. Hace años era menos destacado ese interés. Éramos desconocidos.

—¿Qué le sugiere el nombre de Greta Thumberg?

—El cambio climático es digno de estudio, y todo lo que vaya en ese camino es positivo. Pero a esta persona en concreto no la sigo. Es más, cambio el canal de la televisión cuando sale porque lo que dice no me interesa. Cuando empezó el cambio climático, coincidió con una década muy fría con lo que la gente no lo asoció al calentamiento y la tarea de concienciación tardó más en extenderse por ese motivo. A partir de ahí hubo muchos estudios y me quedo con eso. Con eso sí, con lo que dice ella, por supuesto que no.

«Cuando empezó el cambio climático, coincidió con una década muy fría, con lo que la gente no lo asoció al calentamiento, y la tarea de concienciación tardó más en extenderse por ese motivo. A partir de ahí hubo muchos estudios y cambió el tema»

—La mano del hombre está incidiendo en el tiempo. ,¿En León y Ponferrada también se notan los efectos de esa interacción?

—Es una cosa más global, esto que me planteáis es muy local. Antes se pensaba que lo que pasaba en España no afectaba más allá del Ecuador. Luego se ha visto que hay cosas que están llegando incluso al Polo Norte. No es asunto de León o de Ponferrada, sino del mundo. Hoy (por ayer) hemos tenido una secuela del efecto invernadero, con este pequeño temporal de viento y lluvia y es la prueba más evidente. El peor efecto invernadero es el CO2.

—¿Un ejemplo es la boina de la contaminación de Madrid?

—Exacto, por la inversión térmica que se ha generado después de Filomena. Las temperaturas más bajas estaban siempre en las zonas altas. Ahora estamos hablando de una inversión de la situación, que es lo que ha ocurrido en Madrid.

«Antes se pensaba que lo que pasaba en España no afectaba más allá del Ecuador. Luego se ha visto que hay efectos del cambio climático que están llegando incluso al Polo Norte. No es un asunto que se aprecie en León o en Ponferrada, sino del mundo»

—En la lucha contra el covid está la diatriba entre la salud y la economía y qué es lo que hay que proteger primero. ¿Con el carbón ocurre lo mismo?

—Lo que yo diga no es importante. Yo personalmente prefiero evitar el CO2, los mares lo están absorbiendo y se están volviendo más ácidos. Pero es muy cómodo decir que los coches tienen que ser eléctricos. Soy asturiano y en mi tierra han cerrado muchas minas. Sin embargo, en el caso del niño Julen, cuando nadie sabía qué hacer en Totalán, mandaron a los mineros.

—Algo está cambiando cuando llevamos siete borrascas extremas...

—Que haya más borrascas con nombre no significa que haya más borrascas. Las ciclogénesis explosivas ya se han olvidado, pero alarmaron mucho en su momento. La evolución actual es normal, en 1988 hubo un anticiclón muy persistente y parece que ahora todo lo achacamos al cambio climático. Cuanto más gas haya en la atmósfera, más calor se perderá. Si no fuera por el efecto invernadero natural, en una zona como León estaríamos a quince grados bajo cero. Eso no hay que olvidarlo.

—¿León debería de ser zona catastrófica todos los años?

—Que nieve en León es natural. Mi memoria recuerda las grandes nevadas que dejaban cerrados los pueblos del norte y había que hacer túneles para calentarse. La última fue en febrero de 2015 en Villlabino. Tuvo que ir la UME a rescatarlos.

Juan Pablo Álvarez, delegado de la Aemet en León. RAMIRO

—¿Tienen base científica las creencias populares sobre el tiempo y todas esas costumbres que se manejan alrededor de la meteorología? ¿El pueblo maneja el tiempo?

—Las Cabañuelas, por ejemplo, son como el horóscopo, no tienen razón científica. Hay más base en los refranes, aunque las cosas están cambiando. ‘Por los Santos nieve en los altos y por San Andrés en los pies’, se decía, pero este año las fechas no han cuadrado del todo. Ojalá se cumpla ‘Año de nieves, año de bienes’.

—¿Hasta qué punto saben los pastores más que los científicos?

—Desde que ya tenemos modelos de información y radares, los pronósticos a tres días son casi infalibles. Nos quedaremos sin trabajo pronto como sigamos al mismo ritmo, porque la tecnología es modernísima. El grado de acierto es muy notable.

«Que haya más borrascas con nombre no significa que haya más borrascas. Las ciclogénesis explosivas ya se han olvidado, pero alarmaron mucho en su momento. La evolución actual es normal, tiene que nevar en invierno y tiene que haber anticiclones»

—¿Los meteorólogos están muy expuestos a la opinión pública?

—Mariano Medina no tenía los medios que hay ahora. La oficina meteorológica estaba en Barajas y se hablaba con los pilotos de Iberia, por ejemplo, para saber de las corrientes de aire. Ahora las cosas han cambiado, recién llegado a mi nueva vivienda, una vecina me dijo que tenía que tener un problema serio de huesos, porque siempre acertaba con el tiempo.

«Llover, va a seguir lloviendo lo mismo pero más concentrado, y eso no es bueno. A esas cosas nos tendremos que enfrentar en el futuro. Habrá cada vez menos agua para algunos regadíos, como el maíz y mejores condiciones para pistachos y almendros»

—¿Deberían ser más importantes los meteorólogos en la lucha contra la despoblación?

—Nuestros avisos sirven para tomar medidas en Protección Civil y adoptar previsiones para las personas mayores o enfermas, por ejemplo. Siempre damos la mejor información a los servidores públicos.

—¿Cómo distinguimos sucesos del cambio climático y anomalías del tiempo?

—El aumento de las olas de calor o la frecuencia son cosas del cambio climático, las tormentas frecuentes no tanto la intensidad, la disminución de las olas de frío, las temperaturas de las noches tropicales... todo eso son cosas que se asocian al calentamiento. Lo demás son episodios aislados.

—Dicen los expertos que el mar crecerá 40 centímetros y las temperaturas 1,5 grados...

—Los líquidos se dilatan por las temperaturas y eso es lo que nos va a pasar con el mar. Habrá islas sepultadas, pero lo peor es el grado de acidez de los mares, que está aumentando.

—¿Es la meteorólogo una profesión que atrapa?

—Sí, pero la oposición es bastante dura. Hay plazas de observador que solamente necesitan el bachillerato. No hay una carrera específica, aunque las de Ciencias ayudan mucho a sacar la oposición.

—¿Cuántos líderes políticos cumplen los protocolos climáticos?

—Mi impresión es que son pocos. Y luego con lo de las ventas de la cuota de CO2 ya me pierdo. China sigue en ese proceso. Europa ha firmado un tratado de restricciones más duras que las del Protocolo de París.

—¿Debería endurecerse la legislación para luchar contra los atentados ecológicos?

—Cada vez que ocurre un incendio en un pequeño pueblo, los vecinos tienen ya localizado a un sospechoso. La culpa nos la echan a los meteorólogos porque así saben que pueden provocar un incendio para pastos, que luego va a llover y que se va a apagar con facilidad.

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