Diario de León

«León tiene para Europa el atractivo de que sus fondos tienen que favorecer una transición justa; porque cohesión es inclusión social y territorial»

Recibe a Diario de León en su exclusivo despacho madrileño en las tensas horas en las que desbloqueó ‘in extremis’ la ampliación de los Erte gracias a sus conversaciones con Sánchez. No tiene dudas de que es el momento de territorios como León bajo el aliento del ‘Plan Marshall’ que lanzará Europa.

Garamendi

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El presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de España, Antonio Garamendi (Getxo, 1958), se expresa sin eufemismos. Que una empresa traslade su sede social a la comunidad vecina es «ruptura de unidad de mercado»; la maraña burocrática que envuelve a los empresarios es como un « Vuelva usted mañana , de Larra», y el agravio que viven actualmente las cuencas mineras en su proceso de desmantelamiento «es un problema claro de cohesión». Mesurado, contenido, Garamendi Lecanda radiografía la actualidad de principio a fin y lanza un mensaje para los empresarios e instituciones de León: «No podemos perder la oportunidad de esta lluvia de millones, es impresionante lo que va a venir de Europa; es que si lo pasas a pesetas no te salen los ceros». No se olvida del comercio tradicional y el duro golpe que ha sufrido con la pandemia: «Es una parte de la vida social de una ciudad».

—¿Qué espera de los políticos?

—Espero lo que todos los españoles y es que sean responsables en su área. Estamos en una situación de país en la que pediría a cada administración que ponga un objetivo común. Pido lo que los demás; los empresarios también somos ciudadanos.

—Ciudadanos que son una parte esencial de la recuperación...

—En ese sentido, lo que pedimos es que se nos escuche. Trabamos en tres líneas: independencia, no somos partidistas; el segundo planteamiento es trabajar con sentido de Estado, y siempre trabajamos con lealtad institucional, que es lo que genera estabilidad. Jugando con estos aspectos lo que planteo simplemente es «escúchennos». Y lo vamos a hacer con independencia y lealtad institucional porque queremos a este país.

—¿Se ha sentido traicionado por el Gobierno por su apoyo explícito a Conpymes, digamos que un lobby empresarial alternativo a CEOE y que competirá cara a cara en representatividad?

—Le dais demasiada importancia a algo que no la tiene. En CEOE están las grandes empresas, las medianas, las pequeñas y los autónomos de este país. Aquí están todos los territorios y todos los sectores. Protagonistas hay muchos, pero esta es la casa de todos los empresarios del país.

—Con los Erte parece que las cosas se arreglan siempre la última hora del último día. ¿Hay presiones intolerables?

—De los Erte podíamos haber estado hablando ya hace un mes, no tiene sentido que nos traigan los papeles el último día y a última hora. Incluso estamos hablando un día por la noche; no tiene sentido porque esto es tan sencillo como sentarse a negociar en una mesa. Diferimos profundamente del análisis del Gobierno porque pensamos que hay que ayudar al que está pasándolo mal, no sólo a quien se activa. Luego ese planteamiento de que el que no abre es porque no quiere... Se ha demostrado ampliamente que la gente quiere abrir y la realidad en España es que a principio de la pandemia había tres millones y medio de personas en Erte y ahora hay 600.000. ¿Y eso es porque se ha inventado alguien una fórmula en un laboratorio o porque la gente quiere trabajar? Va a haber una salida masiva de los ertes porque afortunadamente habrá más activación. Y si alguien lo hace mal, que alguno habrá, existe una Inspección de Trabajo; que vayan y lo revisen. Pensar que la gente se plantea no abrir, bueno… La gente quiere abrir y pagar las cosas.

—Parece que se ha criminalizado a ciertos sectores de la hostelería y otros como las actividades extraescolares, que cuando quieran abrir habrán pasado un año y medio o más desde que cerraron por primera vez. ¿En esto no tiene algo que ver que las ayudas directas vayan a llegar tarde para muchos? De hecho, siguen sin llegar.

—Las ayudas directas están ahí, en el BOE. Se ha trasladado a las comunidades autónomas la coordinación y hay un artículo o una norma que permite que las autoridades autonómicas interpreten y les da cierto margen para jugar ese partido. Pues yo creo que ahí las comunidades tienen que articular este decreto ya. Porque la norma está hecha pero las ayudas no llegan y es cuando se necesitan porque la gente es cuando tiene problemas. Porque en estos momentos no hay un problema de liquidez —no tengo dinero—, como pasó al principio de la crisis, sino de solvencia —no puedo devolvértelo—. Por lo tanto es un tema que está en manos de las comunidades autónomas y que realmente tienen que empezar a resolver, además con prontitud.

León tiene para Europa el atractivo de que sus fondos tienen que favorecer una transición justa; porque cohesión es inclusión social y territorial

—¿De qué va a depender ahora la competitividad de las empresas?

—De lo de siempre, de gestión. Es que hablamos como que hay un adanismo... Como que antes no existía nada y ahora viene todo nuevo. Vienen muchas cosas en un ciclo muy nuevo, pero en algo que ya teníamos. Es decir, la digitalización ya estaba encima de la mesa, lo que pasa es que ahora es evidente que es algo no sólo urgente sino imperativo: lo es especialmente para las pymes. El tema de la sostenibilidad era algo que lo teníamos todos claro, pero es verdad que ahora sale con más fuerza. El término globalización, que estamos hablando mucho de ella, afortunadamente España ya lo había hecho muy bien. Hemos pasado del 22% al 34% en la internacionalización de las empresas españolas. Ese fue el gran salto cualitativo de la anterior crisis. Hemos pasado de 50.000 a 150.000 las empresas que están internacionalizadas, y eso son pymes también. Ahora tenemos una gran ventaja que no teníamos antes de la pandemia y son esos fondos europeos donde estamos hablando de un segundo Plan Marshall —aunque para España va a ser el primero—. Tenemos que saber aprovechar ese espacio y ese tirón. Cambian los términos, porque hemos evolucionado, pero eran debates que ya teníamos en la mesa de esta casa.

—Las calles de mi ciudad están repletas de carteles de ‘Cerrado’ o ‘Se alquila’. Esto ha sido una situación irreversible para muchos.

—Creo que hay algo que es verdad. En todo proceso de cambio hay que saber subirse al carro y cambiar. El comercio tradicional va a tener que hacer un esfuerzo, y por eso es tan importante aprovechar ahora esos fondos, porque va a tener que saber trabajar ese espacio de digitalización en su gestión. Es verdad que están cambiando las cosas, pero el comercio tradicional va a tener que seguir jugando ese espacio tradicional con una línea de digitalización. No es que yo lo diga, es lo que plantean todos los técnicos y empresarios que conocen este sector. Es muy importante conservar el comercio local porque es parte de la vida social de una ciudad. Una ciudad con los locales cerrados sería una ciudad muy triste y una ciudad donde al final la gente quedaría encerrada en su casa.

—¿Qué piensa cada vez que se habla de derogar la reforma laboral?

—Ya no sé lo que pensar. Para empezar, la reforma laboral, que fue reforma, en realidad sería contrarreforma. La Unión Europea dice que fue una buena herramienta para superar la crisis anterior. La reforma laboral fue un gran activo; lo dice la OCDE, lo dice el BCE, lo dice el Banco de España, esto es lo que dicen todas las instituciones. Pero se ha presentado como un planteamiento ideológico y la realidad es que Europa no está pidiendo la reforma laboral, está pidiendo reformas, pero no esta reforma que nos plantean. Europa está diciendo que España tiene más contratación temporal que indefinida. Hay una dualidad en el mercado laboral. Voy a aclarar. En España, de cada cuatro personas que trabajan, tres tienen contratación indefinida. Significa que estamos en un 25 % de dualidad de temporalidad. Y ahora nos dicen cómo podemos mejorarla. Hemos hablado también de la posibilidad de dialogar sobre la contratación: rebajar los contratos, que hay muchos y ahí vamos a tener que trabajar, pero eso no es una reforma laboral. Por cierto, el Estado no tiene un 25% de temporalidad, tiene un 34% o 35%. Es decir, en España hay un millón de personas que tienen contratos temporales. El ministro de Administraciones Públicas acaba de decir que esta temporalidad debía ser de un máximo de tres años y que la gente se fuera sin una indemnización. O sea, lo digo por si nos piden unas cosas que luego a otros no se les pide.

—¿Cuál es su propuesta?

—Hay que trabajar mucho, pero no en una reforma laboral, sino en políticas activas de empleo. Hay que hablar de formación, de formación dual... Los trabajos que conocemos van a ir evolucionando también. Por eso la formación es clave. Eso es lo que nos está pidiendo Europa, no lo contrario. Yo ahí me quedo.

La Junta y la Diputación deben trabajar intensamente para buscar y ver cómo facilitar que a las empresas les interese instalarse en León

—Una de las cosas a las que las empresas se enfrentan cada día es a la cascada de regulaciones y normas para crearse y mantenerse. ¿Qué tal una administración más ágil?

—Eso es fundamental. Hoy acabo de ver por la televisión una de las máquinas que donó Amancio Ortega a la Comunidad Valenciana contra el cáncer que todavía no se ha puesto en funcionamiento porque faltan los papeles y los permisos de uno y de otro. Si a alguien le gusta pescar, y en León hay grandes ríos, hacen falta 17 licencias y permisos. Cuando se habla de las pymes, uno de los problemas que hay es cuando se instalan en la comunidad autónoma vecina. A eso se llama ruptura de la unidad de mercado y eso es uno de los temas que nosotros firmamos desde hace años con el Ministerio de Justicia y también con el de Economía, precisamente ver cómo se puede gestionar mejor ese famoso artículo de Larra Vuelva usted mañana .

—¿Sobran administraciones?

—Yo creo que sí que hay muchas competencias que se solapan. No entraría tanto en decir administraciones como en competencias. Así como las empresas hacemos gestiones y buscamos cómo ser más eficientes, el Estado debía buscar un gran pacto de cómo todas las administraciones podían ser más eficientes y gestionar mejor todas esas transferencias. Pero es cierto que en España ya no hablo de instituciones, pero organismos públicos, empresas públicas asociadas o consultores o asesores es algo que habría que mirar. Hay una maraña donde realmente habría que buscar más eficiencia. Sería un buen ejercicio.

—Una de las reformas estructurales que falta por abordar es la de las pensiones. ¿Es mejor pagar una pensión que una nómina?

—Es muy delicado el tema porque al Estado le viene bien, pero en salarios altos es un coste enorme para la empresa. Sabemos además que la incapacidad temporal por enfermedad es mucho más alta a partir de cierta edad, que es carísima, y piense que la empresa es la primera que lo paga. Y luego hay un dato, estamos hablando de la juventud y habrá que darle un espacio yo creo, que la gente joven tiene derecho a trabajar.

—Territorios como León ya están empezando a convivir sin el carbón. Y la economía está marcando un camino verde. ¿Por dónde debe ir la transformación económica de León?

—Lo primero es que tiene que haber una transición justa, que sea equilibrada, para también adecuar la tecnología a los avances. En los fondos europeos hay cuatro espacios muy importantes: la igualdad de género, la digitalización, se habla de sostenibilidad y se habla de cohesión. Y la cohesión es inclusión social y territorial. Ese es un punto muy importante, sobre todo para una zona minera como es el caso del norte de León. Además, posiblemente con el cierre de las centrales térmicas es la zona donde está realmente el problema. En los fondos tiene que haber un desarrollo por parte del Estado y por la comunidad autónoma específico para esta región. Porque es un problema claro de cohesión. Y ahí es donde habrá que ver qué espacios, qué nuevas tecnologías se pueden poner en marcha. El propio Gobierno de Castilla y León y la Diputación de León tienen que trabajar intensamente para buscar esos espacios y ver cómo se puede facilitar que a las empresas les interese instalarse en esas zonas. Eso lo digo con toda la claridad. Porque ahí las administraciones públicas tienen mucho que decir. Porque daría estabilidad para que las empresas que pueden ser multinacionales o españolas se instalen. Ayer mismo hubo un cambio en una inversión muy importante que se ha planteado en Guadalajara y que parecía que iba a ir al País Vasco. Y es porque Castilla-La Mancha ha trabajado en lo mejor línea para que esa inversión acabará allí cuando todo el mundo planteaba que ya estaba hecho lo del País Vasco. También los ayuntamientos van a tener que trabajar, porque oportunidades va a haber y las empresas van a buscar localizaciones. Eso está clarísimo. Y es verdad que estos espacios y localizaciones van a tener el atractivo de que los fondos europeos tienen que ir a este tipo de áreas por la cohesión territorial que es fundamental.

—Eso recuerda un poco a cómo los fondos mineros fueron gastados como partidas ordinarias y no extraordinarias.

—Ese es el riesgo del que estaremos pendientes. Por eso pensamos y decimos que es fundamental que la iniciativa privada participe en este problema porque donde se genera riqueza es donde se crean empresas, eso es una realidad. Nosotros estaremos vigilantes, pero puede ser un riesgo. Los ciudadanos también tendrán que estar pendientes. No podemos perder esa gran oportunidad que es esta lluvia de millones, es impresionante lo que va a venir. Es que si lo pasas a pesetas no te salen los ceros.

—¿Cree en los agravios territoriales, como le dijeron desde Pontevedra, donde le acusaron de no defender explícitamente el Corredor Atlántico frente al Mediterráneo?

—Ese fue un comentario que ya se ha retractado muchas veces. Para empezar, defendemos la unidad de España. Eso es lo primero dentro de lo que son los territorios que puede haber y la conectividad la defendemos en todos los sitios. Si el Corredor del Mediterráneo te dice que vayas porque tal... pues vas. Y, de hecho, en el Corredor Atlántico hemos tenido una conferencia hace muy poco con los presidentes autonómicos, estaba Mañueco, estaba Feijóo y allí estuve yo apoyando. Y no se olvide de una cosa, yo soy de Bilbao y sigo sin AVE a Bilbao. La conectividad vía tren va a ser importante, no sólo de personas sino la de mercancías. Porque la actividad económica es la que luego te genera ese espacio. Nosotros ahora estamos poniendo en valor el Camino de Santiago porque es Año Santo. Pero el Camino de Santiago como un aspecto que fue de unidad y de desarrollo económico: fue un desarrollo de éxito. Pasaremos por León a poner en valor esto, desde la cultura, desde la historia, desde el aspecto religioso y desde la economía. Es un proyecto que estamos haciendo para poner en valor el Camino de Santiago como camino de humanidad y marco económico. Y es un camino que recorre el noroeste, y allí reivindicaremos precisamente el desarrollo del noroeste.

—Hay una dependencia enorme del Banco Central Europeo, que está financiando la mitad de la deuda española. La otra mitad, los mercados. Pero esto tarde o temprano va a parar. ¿Se masca otra burbuja?

—Yo creo que no. Lo que dice es un dato muy importante y es que el BCE compra la mitad de la deuda española y la otra mitad los fondos. Los fondos siguen confiando en el país porque el BCE compra deuda. Por tanto estamos dopados. En estos momentos tenemos el 125 % de deuda y estamos viendo que los mercados están castigando a las empresas españolas cuando sus cuentas, sus activos, tienen poco que ver con el reflejo en bolsa. Lo digo porque es un tema importante. El BCE este año no y posiblemente el siguiente tampoco, pero en algún momento dirá ahora señores empecemos a hacer las cosas con orden. Europa lo que no va a aguantar es que nos estemos gastando el dinero de manera estructural, porque esto sería un problema. En eso nos preocupa que tengamos un planteamiento negativo del orden de 50.000 a 60.000 millones de euros al año negativos.

—Pero eso requerirá muy duros ajustes.

—Eso es lo que puede pasar. Cuando hoy en día se dice que aquí no hay recortes es cierto porque se está viviendo de los dineros de los países frugales. Y esos famosos países frugales dirán: «Oiga, a partir de ahora hay que mantener una línea de rigor presupuestario». Marcarnos unos presupuestos que estén muy por encima del realidad del país...

—¿Qué podría suponer una nueva ola?

—Afortunadamente creo que el efecto rebrote no será igual que en anteriores olas. Las vacunas han evolucionado mucho, están llegando tarde porque la compra de Europa no ha estado a la altura: en vez de en junio llegaremos a ese efecto de inmunidad en septiembre. No digo que pueda haber covid, pero no vamos a estar en la situación que hemos vivido.

—¿De quién ha aprendido todo lo que sabe?

—De todo el equipo y de escuchar. Hay una cosa muy importante cuando te toca liderar algo. El liderazgo es solitario, pero debes elegir a los mejores y coordindar eso. Mi éxito es buscar a los mejores.

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