El anillo de circunvalación que va a permitir a León recuperar el norte

Las prospecciones sobre el terreno se rematan siempre con un tapón; éstas, que se han emprendido en el trazado de la Ronda Norte vienen a quitarlo; a soltar el torniquete que durante cuatro décadas ha frenado todos los proyectos para levantar el anillo de circunvalación que completa el perímetro exterior de la circulación en torno a la capital leonesa.

De repente, la acción. La ronda pendiente de León viene a devolver a la ciudad una visión integradora del alfoz y del territorio que le rodea por el flanco norte y noroeste, convertido ahora en una secuencia interminable de terreno rústico y campo abierto entre núcleos de población aislados y con elementos de comunicación que no son los propios de este siglo XXI, y parecen anclados en aquellos modelos de carreteras que unían por segmentos las pequeñas localidades que eran antes de la eclosión urbanística y residencial.

La Ronda Norte de León es una deuda histórica de la administración central con la ciudad y, por ende, con la parte del territorio provincial que requiere y está dispuesto a compartir la mejora de las comunicaciones y los conceptos de movilidad.

San Andrés del Rabanedo, Sariegos, Cuadros, por extensión, Valverde de la Virgen, o los linderos que se comparten con Garrafe de Torío y Villaquilambre, son los municipios del contorno de la ciudad que más se beneficiarían con el impulso de este tramo de circunvalación, que esta misma semana ha visto el primer gesto que lleva a pensar que el Gobierno no va , esta vez, de farol con el trecho por el que cojea de forma ostensible la circunvalación de León.

La Ronda Norte lleva un dibujo acomodado a la dispersión actual y a la tendencias de crecimiento que ofrece todo ese territorio descrito al norte de la ciudad, también al oeste, con pueblos que han roto el cascarón de meros asentamientos rústicos y organizados en torno a la agricultura de la subsistencia y hoy ofrecen un tamiz de hileras residenciales que requieren de algo más de que de vías de doble sentido de la circulación para sus accesos.

Una Ronda Norte para acordonar con una plataforma de alta capacidad todo el tráfico que penetra hacia León, desde la carretera de Asturias, el tramo de la N-630 que solo encuentra auxilio por la LE-20, hacia la absorbente N-120, en el otro extremo del callejero.

La Ronda Norte pendiente en León es la única estructura posible capacitada para invertir la maraña y la congestión de tráfico que condiciona la expansión urbanística de esa parte de León a la que las carreteras rudimentarias han privado del crecimiento exponencial que pudieron experimentar espacios de la ribera del Torío, auxiliados por la Ronda Este. Las catas de esta semana han devuelto la esperanza.