Diario de León

un testamento que alarga el mecenazgo

Antonino deja un regalo millonario en León

El magnate de Coronita, filántropo y gran benefactor de La Virgen del Camino y Cerezales, incluye en su herencia a más de medio centenar de sobrinos y familiares. Los de la provincia reciben más de 200 millones.

Antonino Fernández, con familiares, en un corro de lucha leonesa en Riaño en 2006.

Antonino Fernández, con familiares, en un corro de lucha leonesa en Riaño en 2006.

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

pilar infiesta | la virgen

Sentía devoción por su extensa familia, que se convirtió en eje de su vida, junto con León, México, el Grupo Modelo, Dios y La Virgen del Camino. Y de todos ellos se acordó en su testamento, abierto esta misma semana. Antonino Fernández, el hombre hecho a sí mismo que pasó de humilde agricultor en Cerezales del Condado a Don; filántropo generoso que nunca olvidó sus orígenes, y alma de uno de los imperios cerveceros más grandes del mundo, decidió prolongar su estatus de benefactor de la provincia, tras su fallecimiento el pasado 31 de agosto.

Dejó instrucciones claras para ‘atender’ a más de medio centenar de herederos a ambos lados del Atlántico, como ya había hecho las últimas décadas.

Aunque nadie se atreve a poner cifras a su fortuna personal, sí ha trascendido que el apoyo económico para garantizar la labor educativa, cultural y social de su legado leonés continuará tanto para la Fundación Cerezales (2009), como para las instalaciones de los Padres Dominicos, la Basílica y la empresa Soltra, Solidaridad y Trabajo, en el municipio de Valverde.

El magnate, undécimo de 13 hermanos y último en fallecer, compartió setenta años con su mujer, Cinia González. No tuvieron hijos, pero sí decenas de sobrinos que han recibido ahora una lluvia de millones de dólares. Hombre religioso, austero y recto, la cuantía de las donaciones, todas ellas sobradamente generosas, varían según la cercanía de cada pariente y su ‘comportamiento’, según reconocen fuentes cercanas al indiano.

En conjunto, los familiares de la provincia han sido agraciados con más de 200 millones de euros, a los que el fisco dará un buen pellizco. La cita para conocer los designios del empresario se produjo en un despacho de Serrano, el «general bonito» de Isabel II que da nombre a la calle más lujosa e ilustre de Madrid. Fueron entrando por turnos horarios familiares de León, Argentina y México. La mayoría de ellos habían acudido días antes al emotivo funeral que se dispensó a don Antonino en La Virgen del Camino. Esa virgen que portaba en estampita y que siempre creyó que le había ayudado a sobrevivir a uno de los episodios más duros de su dilatada vida: su secuestro el 23 de septiembre de 1977 a manos del grupo armado Liga Comunista. Un trance que le dejó una cicatriz cosida a la piel por un disparo que le atravesó la femoral de la pierna derecha.

Millonario atípico, escasamente derrochador y discreto, le gustaba rodearse de sus parientes, aunque siempre ajeno a los focos. Por eso, pocos saben que más de un centenar de sus sobrinos y sus descendientes acudían al aeropuerto de León cada año para recibirle cuando aterrizaba para pasar varios meses en la provincia. Llegaba en un avión cortesía del banquero Emilio Botín, que también facilitaba el automóvil blindado y los guardaespaldas, y saludaba cariñoso a todos antes de ir a descansar a su magnífica suite del Parador de San Marcos.

El presidente honorífico del Grupo Modelo creó la famosa Coronita, la cerveza mexicana más conocida en el mundo, y tuvo un profundo interés por impulsar el desarrollo económico tanto de León como de tierras mexicanas con diversos proyectos altruistas. Fernández dejó su puesto en la policía municipal de León y se trasladó en 1949 a México junto a su esposa. Labró un camino exitoso como empresario en tierras americanas, que comenzó de forma sencilla en almacenes repletos de botellas y cajas y terminó en lo más alto de Modelo. «Hice de nada y de todo, hasta descargué camiones», confesaba. Su trayectoria se caracterizó por encargarse de innovaciones en la organización y el modelo productivo, abrir y adquirir plantas. Su visión permitió formar a una de las mejores generaciones de maestros cerveceros en México y en el mundo. En 1971 recibió el testigo del tío de su esposa, el también leonés Pablo Díez, en la dirección general y la presidencia del consejo de administración de la cervecera, cargos que ocupó hasta 1997 y 2005. Fernández fundó otras empresas involucradas con el proceso productivo de la compañía que encabezó como Cebadas y Maltas, la Nueva Fábrica Nacional de Vidrio y la Compañía Cervecera del Trópico, donde se produjeron las marcas León y Montejo. El empresario fue fundamental para iniciar en 1985 la proyección internacional de Modelo, con la exportación de bebidas a Japón, Nueva Zelanda, Australia y algunos países europeos. El fruto de su esfuerzo es innegable. La cerveza Corona está presente en 170 países y el 51% del grupo se vendió en 21.000 millones. El incansable trabajador, reconocido por su gestión empresarial y su labor humanitaria con la gran cruz de la orden de Isabel la Católica y la medalla de oro de León, supo tejer una malla económica consistente para sus innumerables familiares. Su mecenazgo continúa vivo y su generosidad queda patente en su testamento.

tracking