Diario de León

Carreteras

La León-Benavente restablece los 120 por hora tras un año y medio.

El radar del kilómetro 160 de la A-66; uno de los más activos de España, con 15.252 multas en un año, ante el fresado del firme de la León-Benavente. MARCIANO PÉREZ.

El radar del kilómetro 160 de la A-66; uno de los más activos de España, con 15.252 multas en un año, ante el fresado del firme de la León-Benavente. MARCIANO PÉREZ.

León

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En medio del fragor de las obras, la León-Benavente encuentra ya indicios de normalidad para la circulación; la primera, que el Ministerio de Fomento le ha devuelto a la condición de autovía el límite de velocidad máxima permitida, amputada hace año y medio por resultar la única medida eficiente para salvaguardar la seguridad de los usuarios de la secuencia continua de grietas y baches que jalonaban el tramo leonés de la ruta de la plata. Rebajar la velocidad máxima permitida de 120 a 100 por hora encabezó el elenco de respuestas paliativas al estado crónico de un firme que sólo ha encontrado salida cuando el bisturí de la reforma se ha extendido por la plataforma izquierda de la autovía.  

La reposición de la capa de rodadura se acompaña también del restablecimiento de la velocidad máxima, tal y como ya se puede observar en tramos en los que la reparación y sustitución del firme ya está ejecutada; así, en el encabezamiento del vial, entre los enlaces con la carretera de Ribaseca y los entronques de la A-66 con la AP-66, la LE-30 o la León-Astorga, está en vigor el nuevo ordenamiento, por donde en el último año y medio se obligaba a circular a una velocidad máxima de cien por hora, también ante los postes de radar que controlan el paso por el punto kilométrico 146 del vial.  

Hace ya un año que se iniciaron las obras para sustituir el firme de la autovía vital para encauzar la conexión de León y Asturias con el centro de la península; la intervención, adjudicada en poco más de seis millones y medio de euros, está dirigida a rehabilitar toda la plataforma izquierda del vial, a lo largo del territorio leonés, hasta el límite de provincia; 53 kilómetros que se convirtieron este trazado en un suplicio para los más de veinte mil usuarios del trayecto. Con un avance irregular, con un paréntesis de cerca de medio año en el periodo invernal, marcado esta vez por una situación climatológica que no justificó la paralización de las obras, la ejecución se retomó en abril; y, desde entonces, los avances son más que satisfactorios. Al trecho a rehabilitar le restan una veintena de kilómetros para concluir la intervención en esa plataforma izquierda. Para facilitar el trabajo de los operarios, que se desenvuelve con máquinas fresadoras para retirar la capa de asfalto dañada que sustenta el firme repisado, y el trasiego incesante de camiones para retirar el material defectuoso y la reposición con nuevo aglomerado, se habilitan tramos alternativos de circulación pro la plataforma derecha, convertida puntualmente en una vía de doble sentido. En ese trance le ha sobrevenido el aluvión de tráfico de la operación salida de agosto, agitada en este vial por la afluencia de tráfico con destino al norte de Portugal, que tiene la A-231 y esta A-66 como zona de paso habitual para alcanzar la autovía de las Rías Bajas. El trazado figurado de la León-Bragança que no termina de salir de los cajones de la administración, del concepto de idea.

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