El Ayuntamiento retira en menos de 48 horas los bolardos tras la polémica

Dos días. Un par de jornadas apenas han durado los bolardos colocados por el Ayuntamiento de León para la separación de los ciclocarriles en los que tienen preferencia los patinetes las bicicletas y el transporte público. Este tiempo, ha sido más que suficiente para comprobar que no funcionan y que creaban más problemas que los que intentaban solucionar, como reconoció ayer el alcalde, José Antonio Diez, quien anunció que había dado orden a los trabajadores para que quitaran de la calzada estos elementos. El coste entra dentro del contrato de mantenimiento y señalización, que supone una factura de 300.000 euros anuales, como apuntó el regidor, quien insistió en que no sabe cuánto dinero ha supuesto. «Algún coste tendrá, pero será un coste mínimo, no creo que sean 50.000 euros», reseñó el dirigente socialista.

Diez expuso que «se había optado como prueba de funcionamiento» por estos elementos, pero que ya el miércoles «por la mañana» cuando los vio colocados se dio cuenta de que «no tenía mucho sentido». «Se había hablado de que había que buscar algún sistema, pero no es lo más adecuado», concedió el alcalde.

La marcha atrás no evitó que en apenas dos días el sistema acumulara decenas de críticas de los ciudadanos. En algunas zonas, como la avenida de Palencia, los bolardos no duraron ni siquiera media hora. Los pivotes aparecieron en el suelo después de que algunos conductores que no habían advertido su presencia colisionaran con ellos al intentar cambiar de carril. A estas quejas se sumaron los grupos políticos. Si el jueves fue el PP el que levantó la voz para reclamar su eliminación por considerarlos una ocurrencia, ayer la UPL se añadió a la lista de las formaciones que planteaban la supresión de estos elementos.

Los leonesistas afearon que el equipo de gobierno adoptara la medida «sin consultar al resto de grupos» y advirtieron de que «constituyen un peligro grave para la circulación viaria y la seguridad de los vehículos, motociclistas y ciclistas». «Los carriles, si bien tienen la anchura reglamentaria, no son lo suficientemente anchos teniendo en cuenta los giros que en esa zona se realizan, como de hecho ha quedado demostrado que tras pocos días de su instalación ya hay uno de ellos que ha sido arrancado al haber sido golpeado por algún vehículo», relataron.

Sobre las críticas volvió el PP. Los populares insistieron en que «Diez tiene que explicar cuánto ha costado el capricho de sembrar la ciudad de bolardos y quitarlos al día siguiente». Tras reunirse con los representantes de la asociación provincial de autoescuelas, el portavoz y viceportavoz del grupo, Antonio Silván y Fernando Salguero, incidieron en «el caos que ha supuesto para el tráfico de la ciudad el plan de movilidad impulsado por Diez. «Es una iniciativa chapucera, con prisas y falta de planeamiento que ha convertido León en una carrera de obstáculos en la que sortear los bolardos verdes, acertar cuál es el carril adecuado y buscar la manera de tomar un simple desvío se ha convertido en un auténtico reto para los conductores», señalaron.