Diario de León

El retiro de medio siglo de memoria

Carmina: se jubila en León la funcionaria con más años cotizados en España

La histórica secretaria de Alcaldía de León se retira tras 48 años, 7 meses y 4 días como la funcionaria de España con más tiempo cotizado y con una carrera en la que asistió a los hitos más relevantes con cinco alcaldes 

Carmen García Estrada, la funcionaria con más años cotizados en toda España. MIGUEL

Carmen García Estrada, la funcionaria con más años cotizados en toda España. MIGUEL

León

Creado:

Actualizado:

Su primer día era viernes. Se casaban cinco trabajadores, cuatro de ellos entre sí, y había un vino español para celebrarlo. No dejó de ser fiesta desde entonces. Cuarenta y ocho años, siete meses y cuatro días más tarde, Carmen García Estrada , Carmina (Modino, 1953) sale por la puerta que cruzó el 2 de noviembre de 1973 como la funcionaria con más tiempo cotizado de España hasta ahora, según le han reconocido en la Seguridad Social . «Y otros casi tres años que estuve en Establecimientos Seijo, un negocio que distribuía butano y estaba en Gran Vía de San Marcos, entonces General Sanjurjo. Suman en total 52 años y 75 días», aquilata, con la hoja de servicios blasonada por el hito de haberse adelantado como la primera secretaria de Alcaldía de una capital de provincia española, asistido a cinco alcaldes y jubilado sin traicionar el juramento que ata a los secretarios a la lealtad de guardar los secretos. 

Hubiera hecho «Derecho o alguna otra carrera de Letras», pero cuando tenía 16 años su padre sufrió un accidente muy grave y pensaron que no podría volver a trabajar. «Había que encontrar un empleo», resuelve Carmina. Lo hizo. Empezó en la empresa de reparto de butano y, casi cuatro años después, en noviembre de 1973, aprobó las pruebas para auxiliar administrativo del Ayuntamiento de León . No se marchó más. Nueve meses más tarde, el día del Carmen de 1974, asentó la plaza como número uno de la oposición . «La saqué todavía con Franco. Como me quedó esa pena de no haber podido ser universitaria, me empeñé tanto que tuve la mejor nota. Después he pensado muchas veces que he tenido un trabajo que me ha llenado de satisfacciones y en el que me he sentido útil. Me importa ya un pimiento no haber tenido carrera universitaria», zanja.

En el Ayuntamiento de León empezó en el negociado de Fomento, lo que ahora es Vías y Obras, y al poco pasó a la Secretaría General. Ha estado también «en  la Asesoría Jurídica con el padre de Zapatero, en Medio Ambiente y, en el pacto cívico, se recorrió casi toda la administración, cuando la cambiaron ocho veces de sitio en dos meses. Entre medias, Carmina fue la secretaria de Alcaldía de cinco regidores : Juan Morano, Luis Diego Polo, Mario Amilivia, Emilio Gutiérrez, apenas un mes, y Antonio Silván. «El tiempo que he estado con ellos fue porque me eligieron, no porque tuviera afiliación política», explica. Cuando se le pregunta si hubiera aceptado el cargo con los alcaldes de izquierdas que han pasado, duda. «Seguramente, sí. Pero el hecho de que hubiera sido secretaria de alcaldes de derechas me puso la etiqueta», cede.

Sin afiliación
Sacó la oposición con el número uno y después Morano la reclamó «pese a que no le había votado» 

Esa marca la cita todavía hoy como la secretaria de Morano. El histórico alcalde se empeñó en que pasara a su lado pese a que no la conocía «de nada y sabiendo que no le había votado». «Fue lo primero que le dije. En mi ignorancia, he tenido siempre un sentido de la lealtad grandísimo. Cuando Juan Morano me pidió que fuera a trabajar con él, se lo espeté. ‘Y a mí qué cojones me importa quién me vote, lo que quiero es gente efectiva’, me contestó. Lloré, le rogué, le supliqué, le dije que estaba muy a gusto donde estaba y me repitió que quien quería estar a gusto era él. Al final, quien estuve infinitamente a gusto fui yo», rememora.

A Morano siempre le tuvo «un respeto tremendo», pero terminó por convertirse en su «amigo, sobre todo cuando dejó de ser alcalde». «Hasta entonces siempre me llamaba Carmen, aunque todo el mundo me dice Carmina . El día que lo dejó, empezó a llamarme Carmina», apostilla con «miles de recuerdos» de un regidor que era «un compañero de trabajo, pendiente de todos los empleados, a nivel laboral y personal». 

Un hito femenino 
Fue en 1980 la primera mujer secretaria de Alcaldía de una capital de provincia de España

A Morano lo rememora con su «capacidad de trabajo increíble». «Yo llegaba a las 8 de la mañana y ya no se podía entrar en el despacho del humo porque él hacía dos horas que había empezado. Le citaba visitas para un jueves a las once de la noche desde las cuatro de la tarde. Cuántas noches salí de San Marcelo a las 12», se pregunta, entrevelada por la luz de la vidriera que corona la escalinata de entrada del consistorio.

Por esos peldaños ha guiado la entrada de otros cuatro alcaldes. Cuando recapitula sus experiencias, Carmina evoca que con Luis Diego Polo «fue como trabajar con el director de una academia». «Aprendí muchísimo. Era un hombre tan pacífico, tan conciliador … Nunca se alteraba. Me costó adaptarme porque venía de Juan, que era un torrente. Era una persona buena. Perdimos la oportunidad de tener un gran alcalde. No le dieron tiempo porque sólo estuvo 14 meses», refiere. A Mario Amilivia le cita como a «un animal político» , con Emilio Gutiérrez incide en que «no hubo tiempo» y a Antonio Silván, «un buen alcalde que ha sido quien más se ha parecido por carisma a Juan» , le estará «eternamente agradecida» porque confiara en ella «cuando ya era un trasto viejo en el Ayuntamiento», le hiciera «sentir útil los últimos años de vida laboral» y le permitiera «desarrollar el trabajo» que le gustaba.

La funcionaria, en la escalera del consistorio de San Marcelo. MIGUEL

La funcionaria, en la escalera del consistorio de San Marcelo. MIGUEL

«Siempre que me han llamado de Alcaldía he tenido la sensación de que era mi oportunidad de ayudar a mucha gente porque desde ahí se puede. Al paisanín que a veces llega con un problema, pero la burocracia le machaca, llamas desde Alcaldía a una oficina y dices que el alcalde quiere que se le atienda, aunque el alcalde no lo sepa muchas veces», pone como ejemplo de un código profesional en el alude como referentes a Julio González, quien fuera «el secretario de la Alcaldía de toda la vida» cuando ella llegó, y Miguel Delgado, quien más sabía del Ayuntamiento porque su padre había sido conserje y él nació en el edificio, además del mejor compañero y el mejor funcionario que ha pasado por la casa». 

En esas tareas ha visto pasar por San Marcelo muchos personajes históricos. Entre ellos, A Carmina le llamó la atención «Tarradellas cuando vino a ver a Juan». «Físicamente era un gigantón, pero me pareció tan cordial con los currantes… También recuerdo a Fraga , que llegó una vez, salió a recibirle Morano y le dijo ‘alcalde, espera, que primero se saluda a los trabajadores», cuenta, sin olvidarse de que que cenó con Chanquete cuando toda España le lloraba por Verano Azul y conoció al Dúo Dinámico.

Las personalidades no tapan la letra pequeña de cientos de historias . «A mí se me prendió fuego un chico de Puente Castro en el despacho. Lo tuvimos que apagar echándole encima la alfombra del despacho del alcalde y el abrigo de visón de Mari Carmen Santos. Pude haber volado con él. Pedía trabajo porque su niño iba a hacer la Primera Comunión y no tenía para pagar los gastos. Estuvo muy grave», narra Carmina.

El catálogo de postales de 48 años, 7 meses y 4 días rescata también a «la señorina muy mayor que vivía en la calle Serranos y todos los años en Navidad nos llevaba 5 pesetas de Lotería para todos los funcionarios por lo bien que se la atendía» o a Palmira, que era una señora que vivía en el barrio de La Inmaculada».

«Entraba a los plenos y cuando estaban en minoría, levantaba la mano y decía: ‘don Juan, que tiene otro voto», revive, con esa memoria que guarda las fechas de los cumpleaños de muchos de los funcionarios y hasta de los concejales de la primera corporación». «A Salustiano López Contreras, que debe tener más de 90 años, le llamo todavía todos los 11 de noviembre», cita Carmina. 

Aunque si le reclamas un secreto de aquellos años, se extraña. «Lo que se oye en un despacho no se escucha. No recuerdo nada», se excusa como si hoy volviera a ser viernes.

tracking