Diario de León

La carretera más transitada de León se enfrenta a su invierno más largo con los coches de bote en bote

La circunvalación de León, la LE-20, presenta peores deficiencias que antes de acometer el reasfaltado 

León

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Los expedientes sin resolver bajo la capa de rodadura que cubre la ronda Este. Capa de rodadura de corta vida y extremo deterioro, según aprecian los usuarios que por número de treinta mil transitan por este tramo nacional que circunvala León cada día.

Y así, desde hace tres meses, cuando  las obras de remodelación del firme, de sustitución del firme dejaron los mismos defectos que justificaban las intervención, pero empeorados.

Desde entonces, los responsables de la Red de Carreteras del Estado, la demarcación territorial en la que está encajonada administrativamente la maraña de vías principales de la provincia de León, no han querido explicar las causas de este declive prematuro de un vial que estrenó a finales de verano el cambio de pelo.

Los vehículos van de bote en bote. Esa es la realidad desde entonces, que amenaza con una pesadilla en las puertas del invierno, tan dado en León a quemar la piel de asfalto aplicado con fórmulas que son más adecuadas a climas menos agresivos.

El caso que afecta a la LE-20 de León, con el cutis arrugado a pesar de aquel estirón que se aplicó a finales de verano, no deja de ser extraño por muchas veces que se ha visto repetido con el tiempo en otras carreteras leonesas.

Pero parece imposible si se toma al pie de la letra la teoría que inspiró el contrato  con el que se  resuelve la reparación, en una actuación coral que se extendía  por una decena de tramos de carretera del entorno de la capital leonesa, al que se le endosó una inversión de 13,4 millones de euros. 

Cuando la LE-20 clamaba por el auxilio urgente, con sus grietas y remendones descosidos en carne viva, los salpullidos saltaban a la vista. Hoy no se ven, pero permanecen. Así que el reasfaltado se puede comparar con  una operación de maquillaje bajo una alfombra.

La comparación contrasta con el espíritu del contrato, que se enmarcó dentro del programa de conservación y explotación de carreteras del Ministerio de Transportes «que permite mantener la vialidad en la red de carreteras del Estado para que sea accesible en adecuadas condiciones para todos los ciudadanos». 

Un nuevo modelo, presumió entonces el Ministerio al anunciar la operación de la que se iba a beneficiar la LE-20, de contrato de servicios «para la ejecución de operaciones que persigue ofrecer un servicio integral de movilidad al usuario, mejorar el estado de la carretera y la red y optimizar los recurso públicos». 

Tres meses después de ejecutar la reforma de los cinco kilómetros de la plataforma de circunvalación oeste de León, el estado que presenta el firma de la LE-20 y sus consecuencias para la circulación es igual o peor que antes de que la empresa adjudicataria metiera las máquinas de fresado y asfaltado.

Ninguna de las fuentes consultadas en la gestión de carreteras del Estado o su tutela inmediata en el Ministerio de Transportes han querido aclarar si la administración se planeta un nuevo presupuesto para volver a arreglar la  ronda este de la capital leonesa; o si pedirán explicaciones, al menos, o responsabilidades a la empresa que ejecutó la reforma del firme.

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