El centro para experimentar con animales de la ULE abrirá en enero con lista de espera

El animalario o centro de experimentación con animales de granja de alta seguridad que la Universidad de León está ultimando en las instalaciones que el centro académico tiene en la calle La Serna estará concluido a finales de enero o principios de febrero para dar respuesta a la alta demanda de investigaciones, ya sean de los propios docentes universitarios como del sector biofarmacéutico, tanto a nivel local como nacional. El rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, precisa que ya son varias las solicitudes que se han presentado para utilizar estas modernas instalaciones, llegadas desde León, a través de laboratorios Syva, como del Centro Superior de Investigaciones Científicas, con un proyecto vinculado a Pamplona y Madrid, y la propia Junta de Castilla y León.

 

«Un centro de estas características y bien gestionado no tendrá problemas para estar ocupado siempre, hay más demanda que servicios», explica Marín, en relación a que se trata de un animalario con capacidad para 3 unidades —animales en función de su tamaño— de muy alta seguridad, a los que se sumarían otras cinco unidades de alta seguridad. A todo ello Marín añade que en España no hay actualmente muchos centros de estas características, con instalaciones similares en Barcelona y Bilbao y un centro pequeño en Madrid, además del dependiente del Estado, también en la capital española, ya de más alto nivel de seguridad, que llegaría al P4, mientras que el de León sería de P3, aunque con posibilidad de dar el salto al máximo nivel. Además, existe otro centro en Zaragoza especializado en investigaciones de la encefalopatía espongiforme bovina, conocida popularmente como la enfermedad de las vacas locas.

Ligado a la Facultad de Veterinaria, el centro de experimentación ofrece la posibilidad de abordar investigaciones vinculadas a las vacunas y de complejas enfermedades o en el control de infecciones debido a los altos niveles de seguridad que ofrece el edificio. Marín concreta, de hecho, que una de las primeras investigaciones que se llevarán a cabo en el animalario está relacionada con experimentos de patógenos para la elaboración de vacunas y cuyos resultados «tendrán una aplicación muy práctica y directa».

El edificio está preparado para trabajar con animales de granja, principalmente rumiantes y porcino, que se organizarán en función del tamaño y también de las enfermedades que contraigan en los diferentes módulos con los que cuentan las instalaciones, que comenzaron a construirse en 1994 ante la demanda ya entonces del sector biofarmacéutico ubicado en el entorno de la capital leonesa. De hecho, aunque la Universidad cobre a las empresas por el uso de las instalaciones, está previsto que el coste sirva para cubrir gastos, ya que la mayoría de ellas colaboran directamente con la institución académica en el desarrollo de investigaciones.