Diario de León

TECNOLOGÍA

El cerebro informático de León

 El Centro de Supercomputación cumple diez años desde su inauguración en León inmerso en el proyecto ‘Open Caile’ que permitirá generar un repositorio de datos para los investigadores

El director del Centro de Supercomputación de León, Vicente Matellán. CARLOS S. CAMPILLO

El director del Centro de Supercomputación de León, Vicente Matellán. CARLOS S. CAMPILLO

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MIRIAM BADIOLA | LEÓN
León

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Corría el 30 de octubre de 2009 cuando la flor denominada Caléndula adquiría un nuevo significado y daba nombre al superordenador del Centro de Supercomputación de Castilla y León, que se convertía en la segunda máquina más potente del país, una de las 15 con mayor capacidad de cálculo de Europa y se situaba el puesto 53 del top 500 del mundo.

Situado en el edificio Crai-Tic de la Universidad de León, y adscrito a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Caléndula nacía en 2009 con una potencia de cálculo de 29 teraflops, que es la unidad en la que se miden los billones de operaciones por segundo que es capaz de hacer la máquina, mientras que la previsión es que el año 2019, cuando se cumple su décimo aniversario, se cierre con unos 388 teraflops, lo que supone “haber multiplicado por bastante más de diez la potencia de cálculo”, pasando de 29 a 67 en 2013, a 137 en 2016, 227 en 2018 y finalmente 388 en 2018. En cuanto a su capacidad de almacenamiento, actualmente se sitúa en un petabyte, pero se prevé que termine el año alcanzando los dos.

A ello se suma una reducción del consumo eléctrico, permitiendo así obtener “diez veces más de potencia de cálculo con menos consumo eléctrico”, una de las preocupaciones de un centro con gran densidad de ordenadores que requerían disipar el calor generado, de manera que “se han ido haciendo actualizaciones tecnológicas cuando la economía lo ha ido permitiendo”.

El director del Centro de Director del Centro de Supercomputación, Vicente Matellán, se muestra satisfecho con la situación de lo que ahora se conoce como ‘Sacyle’ y cuyo público fundamental son los investigadores, “la parte que hace que la sociedad progrese”, de manera que “si se quiere tener futuro como ciudad, provincia o región es porque los investigadores sean muy competitivos”, por lo que “para la mayoría de ellos el Centro de Supercomputación es una herramienta que les permite estar o no estar”, lo que “supone directamente impacto social para ser competitivos”.

“Esto no es una cosa extraña, tiene una implicación directa y real, sobre todo para el mundo de la investigación que hace que existan empresas y nuevos trabajos en nuestra tierra que si no las tuviéramos acabaríamos teniendo que irnos todos. Por eso se necesitan infraestructuras que potencian la ciencia, porque tardar dos minutos menos en el AVE León-Valladolid no nos hace más competitivos pero tener una infraestructura como el Centro de Supercomputación sí nos hace competitivos”, considera.

Hitos

Para el director del Centro de Supercomputación, a lo largo de estos últimos diez años, “ha habido hitos diferentes y muy variados”. El primero de ellos, “sin ninguna duda”, fue la puesta en marcha. Tras él, “otro muy importante”, es la puesta en marcha de “otra de las grandes infraestructuras que gestiona la Fundación de Supercomputación, que es ‘RedCayle’, la red de comunicaciones que conecta todos los centros de investigación de Castilla y León.

‘RedCayle’ comenzó a fraguarse en 2014 aunque fue en 2018 cuando se finalizó la migración de todos los centros tanto públicos como privados que están conectados a ella, entre los que se encuentran todas las Universidades publicas y privadas, los centros de investigación y, desde este curso, todos los colegios de la Comunidad Autónoma a través del proyecto ‘Escuelas conectadas’, de manera que “se recoge a nivel regional todo el tráfico y se pasa a RedIris”.

Centro de Supercomputación de Castilla y León ubicado en el campus universitario de Vegazana de León. En la imagen, el supercomputador ‘Caléndula’En la imagen, el supercomputador ‘Caléndula’. CARLOS S. CAMPILLO

Un tercer hito, que “es la tercera pata de servicios que proporciona la Fundación”, fue el incendio del Ayuntamiento de León en la avenida Ordoño II, ya que “ahí tenían su centro de procesamiento de datos y se quedaron sin ordenadores centrales”, de manera que “el Centro de Supercomputación se puso a su disposición, se actualizaron sus máquinas y en una semana estaban trabajando con todas ellas ya replicadas”. A partir de ahí se montó un servicio de ‘Cloud’ privada, mediante el que “se proporcionan servicios a administraciones como la Junta, Sacyl o el Ayuntamiento de León”.

Una herramienta que proporcionan a las administraciones, aunque “el fin fundamental de la Fundación es apoyar la investigación”, aunque también lo está “el promover las tecnologías informáticas en toda la sociedad”.

Proyectos de investigación

Diez años en los que se han podido llevar a cabo proyectos relacionados “prácticamente con todas las ramas de la ciencia”, ya que Caléndula es “una estructura que es un facilitador de la investigación”, de manera que en algunos casos “es un cero uno”, es decir, “que si no la tienes no la puedes hacer”.

Así, durante este tiempo ha trabajado desde ámbitos como la biología, “fundamentalmente en temas de genómica y metagenómica animal y vegetal”, como por ejemplo “estudios de simulación y propagación de las poblaciones de abutarda en Castilla y León”, hasta las ciencias básicas “como física o matemáticas o predicción meteorológica”, para lo que existe un grupo en la Universidad de León que hace caracterización de precipitación blanca con nieve o granizo y que “han trabajado en grupos muy diversos con Arabia Saudí para el tren de alta velocidad en las tormentas de arena o en tifones en el Caribe”.

En este preciso momento, según los datos aportados por Matellán, el grupo que más calcula en Caléndula es uno perteneciente a la Universidad de Burgos que se encarga del diseño de nuevos materiales como el grafeno o la captura de CO2, “para lo que son simulados en el ordenador desde el nivel subatómico hasta el nivel de fabricación industrial”.

Otro área de trabajo de Caléndula son las ciencias sociales, mediante la colaboración con un grupo de la Universidad de Salamanca que se dedica a la predicción de delitos de odio relacionados con raza y orientación sexual a base del análisis masivo de datos en redes sociales, “que permiten predecir delitos en toda Castilla y León”.

A estos proyectos, se suma también la colaboración en investigaciones. En este momento, el Centro de Supercomputación se encuentra inmerso en dos a nivel europeo. El primero de ellos es ‘Open IACS’ y está basado en el análisis de imágenes de satélite para mejorar la política de la PAC, “para decir cuánto ayudan los agricultores, por ejemplo, a capturar CO2”. El segundo es ‘Cross Forest’ y tiene que ver con la evolución de las poblaciones forestales, al permitirse hacer simulaciones.

Formación

El Centro de Supercomputación también desarrolla de manera continua cursos de formación, de forma que la pasada semana se finalizó uno sobre metagenómica básica y este mismo mes se desarrollará otro de metagenómica avanzada.

“Hacemos también mucho hincapié en difundir el uso de las tecnologías en las diferentes áreas en las edades preuniversitarias”, explica Matellán, para lo que se organizan visitas a lo largo de todo el curso de Institutos o Centros de Formación Profesional con estudiantes de todas las ramas.

Futuro

La Fundación de Supercomputación está adscrita a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, pero también colabora con otras, como con la de Economía por la parte de Minas y Materiales y en particular con la de Educación, a través de la Dirección General de Universidades e Investigación, con la que en estos momentos se ve inmersa en un proyecto para aumentar las capacidades de almacenamiento de datos de los grupos de investigación, ya que “empieza a ser un problema que los datos se guarden y no se pierdan”.

El proyecto, que se espera poner en marcha a primeros de 2020, se denominará ‘Open Caile’ y permitirá “generar un repositorio para los investigadores en el que se pueda guardar, preservar y consultar de manera abierta todos los datos de investigación”,

También de cara al futuro y tras diez años de vida, “que para el mundo de las TIC es mucho tiempo”, Matellán considera que el Centro “tiene que aspirar a un ‘Data Center’ nuevo”, para lo que “la junta debe programar la inversión”, ya que “será sustancial al necesitar cuanto menos doblar el existente, que en este momento está al cien por cien de su capacidad, lo que no permitirá crecer más”.

 
 
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