El cierre del centro médico acelera la situación ‘ni-ni’ de Renfe en León

El comité de empresa de Renfe en León planta cara al imparable vaciado de contenido que compromete el futuro del enclave ferroviario leonés. Desmantelar, suprimir o abandonar son los verbos más conjugados por la compañía en su base de León; a los que, ahora, se añade el de cerrar. Cierra el centro médico que la empresa tiene en la capital leonesa y el personal es desviado desde esta semana a Valladolid, para someterse a los reconocimientos de salud que de forma temporal chequean a toda la plantilla. Según desvela el propio comité sindical, en la capital castellana Renfe sí dispone de personal propio contratado para atenderlo, «a diferencia del de León, que no lo tiene», lo que parece ser la causa de la suspensión dictaminada por la Junta días atrás.

El servicio de atención médica de Renfe en León toma el mismo destino que otras prestaciones y estructuras de la compañía en la capital leonesa, que se han abandonado y debilitado hasta trasvasar el núcleo de su función y actividad a la ciudad castellana, en un ejercicio de centralización que ya colma la paciencia de los representantes sindicales de la compañía ferroviaria en la capital leonesa. Por esta determinación, alrededor de doscientos trabajadores de Renfe vinculados a la base de León tienen que trasladarse a Valladolid para pasar la revisión médica. El ciclo supone salir de casa con tiempo para llegar a la hora de la cita del reconocimiento; a ciento cincuenta kilómetros, tomar un tren, hasta la estación de Valladolid; luego, un taxi, para llegar a las dependencias de la empresa ferroviaria en Fuente de la Mora, localizadas en el extrarradio de aquella ciudad. «En un punto en el que no hay más recurso que el café de máquina para aliviar la vigilia», relató ayer sin poder evitar el tono sarcástico personal de la compañía afectado por este desvío. «Esto, en ayunas, desde las seis de la mañana, hasta superar todo el proceso analítico». Se evitaría ese circo de traslado, según matiza el comité de empresa, con que se proceda a la contratación de personal propio de enfermería, cuestión por la que la Junta ordenó el cierre del botiquín ferroviario localizado en los talleres de La Sal.

El comité de empresa localiza el movimiento en la cadena de abandono del enclave ferroviario leonés, que define con un relato gráfico. «León está a la cola del tren; ni talleres centrales donde se realizan las tareas de mantenimiento de primer nivel, ni trenes Avant, que en vez de llegar a León, finalizan su recorrido en Valladolid, y privan a los usuarios leoneses de las tarifas populares de la alta velocidad, el bono Avant; ni servicio médico propio. ¿Cuál será lo próximo?» avanza, retórico, el comité que representa a la plantilla de Renfe en León, en espera de más noticias negativas para este enclave,

La secuencia de pérdidas con la que se adelgaza el músculo laboral y de actividad vinculada a Renfe en León en favor de la capital castellana, eleva la suspicacia de los empleados leoneses: «Podría pensarse que es fruto de la casualidad, pero cuando el cierre supone una vez más desvío inmediato de cargas de trabajo, surge la sospecha de la mano negra y los interese concretos con los que se toman estas decisiones».

El centro médico de León llevaba a cabo diariamente numerosos reconocimientos médicos a trabajadores de la propia empresa, frecuentemente también de otras provincias, así como a los de otras empresas ferroviarias y personal externo, y, proporcionalmente era uno de los de mayor volumen de trabajo a nivel nacional.

El Grupo Municipal de UPL en el Ayuntamiento de León se sumó a la denuncia del comité de Renfe, que «supone el desmantelamiento de puestos de trabajo y servicios y centralizar servicios en Valladolid». Y pide al PSOE leonés que evite este nuevo golpe a León.