Diario de León

Un condenado por agresión sexual no se presenta a cumplir sus 14 años de pena

El Tribunal Supremo acababa de inadmitir el recurso de casación que había presentado

León

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Un varón leonés condenado en el año 2020 a penas que suman catorce años de prisión por violar y agredir a su pareja se sustrajo a la acción de la justicia y tras tener conocimiento de que no ha sido admitido su recurso ante el Tribunal Supremo contra la sentencia de la Audiencia Provincial que lo consideraba culpable de los hechos, ha desaparecido y no se ha presentado a cumplir la pena. Tenía que haber ingresado en Villahierro esta semana pero pasada la medianoche del día fijado, no se perdió constancia de su paradero.

La sentencia de la Sección Tercera del Palacio de Justicia de León consideraba al sospechoso autor de un episodio de violación, otro de maltrato habitual, otro de amenazas y un cuarto de malos tratos en el marco de la violencia de género, por sendos supuestos de violencia machista que la sentencia detallaba como prolongados en el tiempo y muy agresivos.

El prestigioso magistrado del Tribunal Supremo Andrés Martínez Arrieta es el ponente que inadmite el recurso de casación elevado al Alto Tribunal. Rechaza las tesis del condenado según las cuales las relaciones sexuales fueron consentidas. El procesado no discute la existencia de maltrato habitual. «La sala de apelación razonó que la víctima no solo manifestó su oposición a la agresión sexual sino que se resignó a padecerla», ratifica el Supremo.

La víctima había denunciado al acusado en 2017 pero la retiró por afecto hacia él. Sin embargo, el día 10 de marzo de 2019, sobre las 05.00 de la mañana, cuando ella llegó al domicilio, el procesado la estaba esperando, y en cuanto accedió al mismo se dirigió a ella diciendo: «Tienes que dejar de trabajar allí, dame el móvil». Al observar que no se lo daba, la sujetó fuertemente por la cazadora y se la rompió, y cuando intentó zafarse para huir del lugar por la ventana baja de la cocina, el acusado agarró a la madre de su hija por el cabello y la arrastró, por la superficie de cemento, hasta el salón, donde cogió un cuchillo y acercándoselo al cuello, con intención de intimidarla, la dijo: «Mejor no te voy a matar, porque de esta forma vas a dejar de sufrir y quiero matar a la niña».

A continuación, el acusado pidió perdón, pero, cuando ella le dijo que la dejara marchar, la dijo en tono autoritario que subiera para la habitación, lo que ella hizo, al verse imposibilitada de huir. El acusado en ese momento subió con ella hasta una de las habitaciones de la planta superior de la casa, donde la conminó a que se quitara la ropa.

A pesar de que la mujer le dijo explícitamente que no deseaba mantener relaciones sexuales, haciendo caso omiso de sus protestas y tras ponerse un preservativo, le retiró la ropa interior y colocándose encima de ella, la violó. El Supremo inadmitió su recurso.

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