«Controlar la productividad de los funcionarios sería muy sano»

Gemma Villarroel protagonizó ayer la tertulia El Filandón organizada cada miércoles por Diario de León y la 8 León, con participación de Joaquín S. Torne, director del decano de la prensa leonesa, Germán Gavela, jefe de Informativos de La 8, y Roberto Núñez, moderador del programa.

UN NUEVO ROL. Cree que su cargo es un gran reto que desarrollará «con responsabilidad. Quiero que se note, es un salto importante pero espero poder aportar».

MUCHOS CARGOS. Concejal, diputada y ahora coordinadora de Ciudadanos en Castilla y León, asegura que no los acumula por voluntad propia. «Yo no me he inventado las normas». Se le cuestionó, en cualquier caso, que la diputada de su partido sea una concejala de un ayuntamiento sobre el que la Diputación no tiene competencias. «Un presidente del Gobierno ¿no puede ser presidente de su partido?». Tampoco cree que las dimisiones que generó en la provincia su nombramiento se deban achacar directamente a ese factor. «En Ciudadanos, la puerta está abierta para entrar y para salir. Quien no se sienta representado, tiene todo el derecho del mundo a irse». El trasfondo real es otro: «Nuestro partido tiene una forma diferente de hacer política. No se puede seguir anclados en el siglo pasado. No nos imaginamos elegir cargos sin apoyos».

DOS CARAS DE CIUDADANOS. No piensa Villarroel que haya bicefalia en su partido:. «Soy sincera, digo lo que pienso. Apoyo las políticas de Igea y de las consejerías de Cs. Estoy muy orgullosa de Paco y él sabe que tiene mi apoyo. Está emprendiendo reformas muy profundas y muy criticadas antes de nacer. No quiero que se sienta apartado».

CONTROL DE FUNCIONARIOS. Los funcionarios pasan por una oposición en la vida. Los políticos por una cada cuatro años. Los trabajadores de la empresa privada se someten casi a una oposición diaria. «Hay herramientas para controlar a los funcionarios sin despedirlos. Pero sería sano controlar su productividad». Hay que exigir resultados a los políticos por su salario. Se deberían presentar iniciativas. Hay políticos que no están bien pagados. «El presidente del Gobierno, por ejemplo». Pidió evitar la demagogia «de lo que algunos ganan de por vida por cuatro años de trabajo. No sé estás en política por dinero porque la empresa privada paga mejor que la pública». A Villarroel no le marca nadie los objetivos, «me los pongo yo mensualmente», pero asegura que los políticos son muy cobardes «y quieren vivir aferrados al sillón. Yo no. No sé si limitaré mi vida política a ocho años, pero sé que no voy a vivir de esto».

¿ALCALDESA O PRESIDENTA? No sabe si será candidata a presidir la Junta o a regir el Ayuntamiento. «Ni siquiera sé lo que voy a comer mañana» Lo valorará «en su momento, todos tenemos nuestras vidas personales». Con una situación de pandemia no se puede hacer nunca planes de futuro. «Ni una buena gestión, siempre habrá quien critique cómo se está llevando el tema». En las líneas rojas están las competencias: «Ahí no deben de meterse los partidos»

APOYO A VERÓNICA CASADO. Defendió la gestión de la consejera de Sanidad «porque lo está haciendo bien» y no porque Igea sea uno de sus supervisores de confianza. «Ella es una persona que sabe hacer gestión y él es un buen médico que sabe de lo que habla». Es injusto «cargar contra cualquiera de los dos». Se le explicó que en la calle, la sensación que da es que quien lleva el peso de la gestión es el vicepresidente de la Junta: «No comparto ese criterio».

CRITERIO ÚNICO . «Nos gustaría un criterio más unificado. Cada comunidad tiene su hoja de ruta», se quejó. Y opinó también de forma muy tibia sobre labor de Ana Carlota Amigo: «Los presupuestos se van derivando hacia Sanidad y lo que sucede con Empleo es que se queda sin recursos apenas, como sucede en otras consejerías».

APOYO DE ARRIMADAS. Cuestionada por el apoyo de Arrimadas a los presupuestos, justificó el papel de su mentora: «En el centro no das gusto a nadie». Y rechazó que ese apoyo sea un crédito a los nacionalistas y a Podemos: «El papel más cobarde es el de Pablo Casado por no ser creíble. Los populistas y los nacionalistas no nos van a llevar a ningún sitio».