El controvertido político y empresario

El controvertido político Miguel Pérez Villar, condenado por el Tribunal Supremo a ocho años de inhabilitación por prevaricación en 1995 por el caso de la minería, falleció ayer en Madrid a los 76 años y será enterrado hoy en su localidad natal, Toro (Zamora). Hubo un tiempo en que su apellido abría puertas en Castilla y León, en aquellos días en los que José María Aznar empezaba a escalar peldaños políticos. Fue todopoderoso vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda de la Junta «porque era extraordinariamente proactivo y tenía mentalidad de emprendedor». El problema es que, como otros de los principales colaboradores y amigos de juventud de Aznar, Pérez Villar tuvo problemas con la justicia.

Había dirigido un despacho de asesoramiento fiscal y laboral en León, entre cuyos clientes figuraban diversos empresarios y sociedades mineras. Cuando en 1987 fue designado consejero de Economía, dejó a su mujer, Rosa Carballo, al frente del despacho. Entre 1988 y 1989 sus clientes consiguieron subvenciones de 550 millones de pesetas. Tras ser sentenciado por el escándalo manifestó tener la conciencia tranquila. «No me he llevado ni una sola peseta. Volvería a actuar como lo hice», señaló a los medios. Su condena le apartó del panorama político, pero antes del fallo y con el proceso judicial en marcha fue nombrado senador por CyL durante dos años (1991-93) en los que ocupó el puesto de vocal en las comisiones de Economía y Hacienda y de Industria y Energía.

Su separación del Gobierno autonómico no le sentó bien y le llevó a protagonizar un enfrentamiento público con su sucesor en el cargo, Fernando Becquer. No obstante, además del Senado, logró la explotación de una ITV en León.

Pérez Villar había impulsado el parque tecnológico de Boecillo en Valladolid, pero también facilitó la llegada de empresas que resultaron un fiasco como Cristaloir, una industria de carácter público en la que el Gobierno autonómico invirtió más de 6.000 millones de pesetas que se puso luego a la venta por 100 millones. Dejó tras su paso como alto cargo del Gobierno de la Comunidad una profunda estela de su peculiar gestión. El generoso reparto de los dineros públicos llevó asimismo a Pérez Villar a utilizar fondos de los presupuestos destinados a inversiones para subvencionar cursos de formación de la patronal del carbón de León y Palencia. Concedió 50 millones de pesetas para impartir siete cursos de formación de 200 vigilantes mineros. Lo curioso es que esos mismos cursos de vigilantes los realizaban ya directamente las empresas dentro de unos planes integrales de seguridad, que la Junta promocionaba con dos millones de pesetas.

Pérez Villar fue presuntamente el personaje citado en las cintas del caso Naseiro, sobre financiación irregular del PP, al que llamaban «el de Economía, ese de Castilla y León». También fue polémica su relación como apoderado del exconsejero con el Banco Cantábrico, ya que, según denunció la oposición socialista en marzo de 1990, la Junta tenía paralizados 1.000 millones de pesetas desde noviembre de 1988 en esa entidad bancaria.

Tras su paso por la política regresó al sector privado y estuvo vinculado a diferentes actividades empresariales. La consejera delegada de Teleno, Eva González, dimitió en 2007 por discrepancias con él, que se había convertido en presidente de la compañía.