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NUEVAS TENDENCIAS LABORALES

El coworking que quiere conquistar León

Una característica de los espacios de coworking es la estructura diáfana. MARCIANO PÉREZ

Una característica de los espacios de coworking es la estructura diáfana. MARCIANO PÉREZ

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Internet ha transformado el mundo, a todos los niveles. Y la sociedad, camaleónica, ha sabido adaptarse perfectamente a este nuevo paradigma. Uno de los grande sectores afectados, o beneficiados, por este cambio, es el del empleo. Oficios que antes se hacían desde casa, o desde una oficina, hoy se pueden desarrollar en el starbucks con un portátil mientras te tomas un café. Este abanico de posibilidades ha ido ampliándose dando lugar a iniciativas como el coworking: el trabajo colaborativo.  

España es el segundo país a nivel mundial en coworking, detrás de Estados Unidos y Alemania. «Sin embargo casi toda esta actividad se concentra en las grandes capitales: Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza… Particularmente en León es una forma de trabajar diferente, nueva, y que aún no ha conseguido ganar todos los adeptos que podría». Así lo explica Miguel Ángel, que junto a su socio lleva seis años con Via Factum, una de las empresas de trabajo colaborativo en León, que actualmente cuenta con seis usuarios. Pero, ¿qué es concretamente el coworking? «Lo más importante es la interacción entre usuarios. Al ser un espacio diáfano se presta mucho a interactuar y a que surjan sinergias, contactos e incluso proyectos en común», explica el encargado. Se trata de una forma de trabajo que permite a autónomos, emprendedores, y pymes de diferentes disciplinas y sectores compartir un mismo espacio, que suele ser abierto, en el que pueden desarrollar sus carreras profesionales y, a la vez, retroalimentarse.  

Sin embargo este método de trabajo no acaba de despegar en León. Aunque en los últimos años han proliferado los espacios de coworking en la ciudad, es complicado llenarlos. «Yo creo que a León le va a costar. Sí que va a ir a más, de hecho se están creando más sitios, pero de ahí a que se llenen y sean totalmente rentables lo veo más complicado», explica Eloy Rojo, encargado de Coworking en León. En el suyo hay nueve usuarios, y a mayores tiene un Centro de negocios con despachos privados que utilizan siete personas. Uno de los problemas es la «actitud» de los leoneses hacia el trabajo colaborativo, ya que muchos no quieren sentarse juntos, ni verse, o tan si quiera «oírse respirar». La mayoría de usuarios de este centro «vienen de empresas que están reformando sus oficinas, u otras externas que tienen sede fuera de España y necesitan un puesto para que alguien trabaje desde aquí, pero también hay emprendedores», asegura Eloy. Sus usuarios rondan los 26 y 43 años. Los de Via Factum, oscilan entre los 25 y 50, y la mayoría son gente que ya «factura o tiene una experiencia profesional», cuenta Miguel Ángel, que lamenta que no haya más gente joven y «recién licenciados» ya que «al final está destinado a ellos».  

Otra característica del coworking es la gran variedad de disciplinas que abarca. En Espacio San Martín, por ejemplo, hay un grupo que se dedica al marketing digital y que, tras cinco meses, están pensando en trasladarse a una oficina por el volumen de negocio que han logrado generar. En el resto, los usuarios van desde programadores, fotógrafos, diseñadores web, informáticos, asesores fiscales, y desarrolladores de aplicaciones hasta una mujer que dirige la Unión Leonesa de Cooperativas.

Así es la sala de mesas en la que distintos profesionales trabajan en LeHUB León. MARCIANO PÉREZ.

TIRADO DE PRECIO  

Las características y el coste de los espacios coworking son similares. Por una cuota mensual ofrecen internet, luz, calefacción; una zona para comer con microondas, horno, frigorífico; lavabos; impresora y escáner…  

Algunos como el que regenta Eloy tienen, a mayores, disponibilidad 24 horas con una tarjeta de acceso, recepcionista y servicio de domiciliación fiscal para poder recibir paquetería. Y los precios —una media realizada a partir de las seis empresas con las que Diario de León ha contactado— oscilan desde 70 euros un alquiler mensual de media jornada hasta 160 la disponibilidad absoluta.  

Esta es otra de las grandes ventajas del coworking, según afirma Carlos García-Aliende, usuario de LeHUB León. «En primer lugar es mucho más barato que alquilar un sitio entero, porque en el fondo sólo necesitamos una mesa y un ordenador para nuestro trabajo, que no es de cara al público. Y además que aquí pagas la cuota y te olvidas de la luz, el agua, el internet… Por otra parte es mucho más cómodo y flexible. Nosotros no tenemos ninguna obligación de permanencia y si mañana nos quisiéramos ir, nos levantamos y nos vamos», asegura. Él lleva desde enero de 2018 junto a su socio, con quien tiene una empresa de publicidad y marketing. Carlos es, además, positivo con respecto al futuro de estos espacios en León. «Sí que es cierto que en el día a día cada uno va a lo suyo. Pero aquí nos llevamos todos muy bien y mi socio y yo hemos colaborado con la mayoría, desde un chico que hacía páginas web hasta Stephan que sigue aquí y es programador informático».  

La única desventaja que observa éste joven emprendedor es a la hora recibir clientes, a quiénes «les resulta un poco extraño» entrar a estos lugares o que «les quieran atender y la sala de reuniones esté ocupada». Aún con ello, Carlos prefiere el trabajo colaborativo. «He estado trabajando muchos años en casa y me volvía loco. Esto es mucho mejor», confirma.

Zona de cafetería en Coworking en León, un sitio en el que comer e intercambiar ideas. MARCIANO PÉREZ.

COWORKING ESPECIALIZADOS  

En León hay dos coworking diferenciados porque se han especializado en una disciplina concreta. Es el caso de Espacio Abierto Formación y Coworking. Su encargada, Patricia Rodríguez, hace hincapié en que «no es al uso, es educativo». «Tampoco es sólo un alquiler de aulas sino que tenemos sinergias con distintos profesionales, compartimos contenidos y objetivos educativos», afirma. Actualmente lo utilizan tres personas pero existe un movimiento mayor a medio plazo. «Mucha gente viene con el concepto de puro alquiler y con el tiempo se van dando cuenta de que salen proyectos en común. Llevamos menos de dos años y el inicio fue complicado, pero ahora lo vemos mucho mejor, en educación hay un mayor interés por cooperar. Con las TIC, las nuevas tecnologías y las novedades pedagógicas la gente joven está más en esa onda de trabajo colaborativo», explica Patricia.  

El segundo es el coworking sanitario Miralta, que María de Lera abrió hace un año y medio.  

«Es diferente de la idea conceptual de coworking, porque al ser de tipo sanitario va por despachos individuales, y cada consulta está adaptada a los requisitos de sanidad». En estos despachos hay seis personas, desde psicólogos y enfermeras hasta pediatras, médicos familiares o especialistas en medicina estética. Para María una de las ventajas por la que los clientes de su sector lo prefieren es «no tener que hacer la obra cuando alquilas un local», y habla del fenómeno del trabajo colaborativo como «una necesidad de la sociedad» al agruparse para «abaratar costes». «Nos ha costado darnos a conocer, pero una vez logrado la acogida ha sido buena», concluye.

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