Diario de León

Tribunales

El crimen de Navatejera, paralizado a la espera de los resultados biológicos

La Audiencia reabrió el caso por tercera vez tras presentar la familia un nuevo informe

La familia de la fallecida, junto a su retrato. NORBERTO

La familia de la fallecida, junto a su retrato. NORBERTO

León

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El crimen de Navatejera, reabierto por tercera vez por la Audiencia Provincial de León a propuesta de la familia de la víctima, espera desde hace alrededor de un año por los resultados de una prueba biológica remitida al Instituto Nacional de Toxicología por la representación procesal de la fallecida, que asegura que entre las ropas de la joven había pelos de caballo que se intentan cotejar con los del negocio del sospechoso.

La Sección Tercera de la Audiencia había archivado por dos veces la causa, abierta en junio de 2005 , tras la muerte de Rocío Fernández Ameijeiras, una joven vecina de Trobajo del Camino, cuyo cuerpo apareció en un vertedero de Navatejera pocos días después de que sus padres denunciaran su desaparición.

Aquello fue en la primavera de 2005. Desde entonces, no ha habido forma de resolver el asunto en ningún sentido. Dos veces ha sido archivado el procedimiento por falta de autor conocido, y hasta tres se ha abierto la instrucción judicial a petición de la familia , que atribuye a un vecino de León los principales indicios, convencidos los padres de que la joven se había quedado embarazada de él y que alguien cercano a su persona, si no el mismo investigado, acabaron con la vida de la muchacha para no continuar con el embarazo.

Resolución
Las pruebas de ADN deberían determinar si el sospechoso tiene algo que ver con el caso

La víctima se fue de casa tras ser supuestamente citada por el acusado. Durante varios días sus padres no supieron nada de ella. Sólo recibieron mensajes de SMS en los que les pedía que no hicieran nada porque estaba en Madrid buscando trabajo. La Guardia Civil está segura de que esos mensajes se enviaron desde su móvil pero no desde su mano. Alguien trataba de ganar tiempo.

Lo consiguió, porque para cuando se presentó la denuncia y apareció el cuerpo, el grado de descomposición era tan avanzado que no se pudo concretar la causa de la muerte. Las primeras falanges de los dedos habían sido mutiladas y no se hallaron señales siquiera de una posible arma homicida.

En libertad

Por el testimonio de los padres respecto a las últimas horas, se determinó que la última persona que había estado con ella era el sospechoso. Se le atribuía una relación sentimental que él niega y fue detenido. El instructor inicial del caso no llegó siquiera a tomarle declaración y lo puso en libertad, para sorpresa de los investigadores de la Benemérita en León.

Uno de los miembros del Instituto Armado fue expedientado por haber sido sorprendido revelando datos de la investigación a la familia del sospechoso. No es el único punto extraño del caso. Una familia rumana aseguró a la Policía Local que conocían todos los detalles del crimen porque trabajaban para el padre del investigado. Cuando se les fue a tomar declaración, cambiaron de versión y rechazaron tener conocimiento de lo ocurrido en aquel asunto.

Así las cosas, 17 años después el asunto se mantiene en stand by y a la espera de conocer si una prueba biológica presentada por el letrado de la acusación particular, que encarna la representación de la familia, tiene validez a nivel judicial. Si es así, será necesario determinar cómo se recopilaron esos restos. Si no, las actuaciones se verán abocadas a un nuevo archivo provisional por falta de pruebas.

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