Diario de León

Cuando la sangre se impone a los papeles

Un matrimonio marroquí consiguió volver a reunirse después de siete años de lucha: «Ahora necesitamos recuperar el trabajo»

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La vida era dura pero apacible en el circo. «Me encantaba trabajar con los animales, pero cuando prohibieron llevarlos a Cataluña, se nos acabó el trabajo y tuve que buscarme la vida». Nabil es marroquí. Le costó siete años conseguir la reagrupación con su mujer, que prefiere ocultar bajo el anonimato su nombre y durante el encuentro con el periodista, cuida celosamente de su bebé de seis meses, una niña de ojazos inmensos y pelo ensortijado.

«Tuvimos que encontrarnos en Marruecos porque con mi situación no le dejaban venir a España. Nos casamos allí y ya luego desde aquí pedí los papeles», asegura orgulloso bajo la mirada atenta de María Rosa Castro Fonseca (CC OO): «Es una persona encantadora», dice ella de Nabil. «Es de los pocos casos de extranjeros que se afilian al sindicato y mantienen su vinculación después de que les hayas resuelto el problema. Normalmente se dan de baja».

«Llevo once años aquí, cuando empecé a trabajar solo quería conseguir los papeles para ella». Trabajaba de pastor, «una labor muy dura» pero hace «lo que haga falta para sacar adelante a mi familia», explica Nabil.

PROBLEMAS LEGALES

Viven en la ribera del Curueño: «En el mismo sitio en el que trabajábamos», pero se ha encontrado con el problema de que a la vuelta de su permiso de paternidad ha sido despedido: «Vivíamos en unas condiciones un poco complicadas, pasando frío en invierno y con muchos mosquitos en verano». Dos compatriotas suyos le han sustituido en el puesto.

«Nos descontaban dinero de la nómina para cobrarnos el alquiler de la vivienda», lamenta. Una constante cuando se trata de inmigración y derechos sociales. Quedan en Marruecos cuatro hermanas de ella y cinco hermanos de él. «Está muy complicado arreglar los papeles, es muy difícil». Ahora están tranquilos «o lo estaremos cuando encuentre trabajo. Ordeñador, lampista, agricultura... acepto lo que sea, solo busco un puesto de trabajo», afirma rotundo.

Cobra poco más de 650 euros de paro a pesar de que trabajaba muchas horas de más. Paga 220 euros de alquiler y tiene que comprar pellets para la calefacción. Y luego la luz y el agua. Esta semana tendrá que afrontar un litigio por los términos del despido que acaba de sufrir, tras completar su permiso de paternidad. Pisa terreno conocido. Ahí la ley es tajante. Más difícil era reagruparse y lo consiguieron.

tracking