Diario de León

Dos casos abiertos en León

El diálogo en casa, básico para detectar

Los psicólogos destacan la importancia de hablar y escuchar al niño o al adolescente para que pueda verbalizar lo que le ocurre en el colegio.

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A. Calvo | León

Hablar, dialogar, preguntar y escuchar para mostrar apoyo e interés por el joven. Éste es uno de los puntos que destacan los psicólogos a la hora de que los padres puedan detectar si su hijo está siendo víctima de acoso escolar, «un maltrato físico o verbal entre iguales», como explica Mar Arias Sarmiento, psicóloga clínica y colaboradora de la Asociación Pavia. En León actualmente hay dos casos abiertos, en dos colegios distintos y con dos niñas de 11 años. Educación está investigando para tomar las medidas oportunas. «El crecimiento de los casos de acoso es exponencial porque cada vez las relaciones son más horizontales, lo que provoca que la tensión agresiva aumente», destaca Arias Sarmiento, en relación a la pérdida de la «figura de autoridad» y al hecho de que los niños «se crecen en exceso porque nadie les acota».

Los especialistas en esta materia resaltan la «dificultad» para detectar el acoso y remarcan que algunos de los signos son los «cambios» que demuestra el niño en su comportamiento y aunque cada caso es diferente, algunos de los rasgos más habituales son «evitar ir al colegio justificándolo con molestias psicosomáticas, absentismo, estar más tristes y aislados socialmente o mostrar enojo ante ligeras frustraciones. Generalmente, suelen ser menores con dificultades sociales para defender sus derechos», destaca el psicólogo de Cepteco, Miguel Ángel Cueto.

La edad en que se sufre mayor acoso escolar, según la psicóloga María Teresa Fernández Porrero, que también es directora de Prodevi, es en el periodo de 12 a 14 años, «debido en parte a la crisis de identidad que sufren los preadolescentes, que pueden tratar de compensar sus inseguridades y falta de autoestima mediante la adopción de una conducta agresiva y dominante frente a compañeros a los que perciben como más inseguros y débiles o que destacan por ser responsables, estudiosos».

El primer paso a dar, según los psicólogos es acudir al colegio «para intentar que la situación deje de producirse», como indica Arias Sarmiento, quien añade que «hay que hablar con las dos partes y si no funciona, porque no existen límites, tomar medidas más serias». Por su parte, Miguel Ángel Cueto apunta: «Lo mejor es que también se trabaje con los observadores, aquellos compañeros que no hacen nada cuando perciben el maltrato. Éste es nuestro gran reto, poder defender a la víctima de los acosadores ya que son más los que respetan que los que maltratan».

La familia del acosador también debe implicarse. Cueto precisa que los niños instigadores «tienden a comportarse de forma impulsiva ante la provocación, a usar el control y el miedo como eje de su manipulación hacia los demás». Además, los psicólogos consultados resaltan que suele buscar apoyos e ir tejiendo una red que cada vez va a más. «Los padres deben enseñar a los niños a ser asertivos, a defender sus derechos sin aplastar a los demás y a ser tolerantes, así no serán ni víctimas ni verdugos», apunta desde el Centro de Psicología Matía, Patricia Román.

«La diferencia es el motivo más habitual para que un niño sea acosado», especifica Mar Arias Sarmiento, quien incide en que puede ser tanto «por ser el más retraído o el más guapo». En caso de que sea necesario, recomiendan acudir a un experto para evitar secuelas.

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