Diario de León

Hacia el estado sin alarma

La economía leonesa busca normalidad

Empresarios y autónomos admiten que hasta 2022 no se acercarán a las cifras anteriores a la crisis, pero avistan desde el final del estado de alarma el horizonte para la recuperación

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León

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El cartel sólo cumplía la mitad de la promesa. Hasta ayer, la tienda «24/7 Siempre Abierto» se había quedado en una verdad a medias. A la puerta de la estación del AVE, en un recodo a apenas un centenar de pasos de la terminal del bus, el negocio servía la metáfora de la economía leonesa: un escaparate repleto de posibilidades, con los productos de León como gancho, al que el estado de alarma privaba de la parte sustancial de su clientela. Ahora, sin toque de queda ni confinamiento perimetral, el establecimiento encara el mismo horizonte empresarial al que se enfrentan todos los sectores: la senda de una normalidad que no tiene nada que ver aún con la verdadera, como apuntan empresarios y autónomos. Para acercarse a las cifras de 2019 tendrán que esperar como mínimo a 2022, auguran, convencidos de que no todos llegarán allí.

El augurio lo desafía el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de León. Javier Vega defiende su «obligación de no tener duda de que la economía se basa en tendencias y la de León se va a ser más hacia 2019 que hacia 2020», pese a que «el 2021 no va a ser el año del despega, ni de la vuelta a la normalidad». El pronóstico lo apoya en el «optimismo, ventas e inercia», aunque advierte de que «lo único» que necesitan pasa por que «dejen de prohibir cosas» y apelen a su «responsabilidad». «No podemos juzgar la pandemia de mayo de 2021 con los mismos criterios de mayo de 2020: es un error de bulto», insiste, tras razonar que «no tiene sentido que cada comunidad campe a sus anchas y que la culpa se le asigne solamente a la hostelería y al comercio». «Se debe de invertir en optimismo y en pensar que somos capaces. No pinta mal si sabemos estar unidos, si nos respetamos, si la política lucha por los empresarios y no entre ellos, si tenemos unas obligaciones y las cumplimos», arenga.

El discurso se pone en duda a primera hora de la mañana en el alto de la carretera Asturias. Por delante de la gasolinera de José Antonio Janeiro, la esperanza de réditos asociados a la apertura del confinamiento perimetral con el Principado la desmienten las isobaras. Camino de cruzar la raya no hay más que un débil goteo de vehículos desde la apertura «a las seis de la mañana», aunque «algo se empieza a mover», como afina el propietario del negocio, en el que la recaudación «ha caído más de un 50%» desde que se cerró el tráfico con el otro lado del Pajares, «ya en octubre». «Creo que habrá algo más porque la gente tiene que vivir, pero aún tiene miedo y no se va a mover igual», vaticina, mientras mira al cartelón de los precios para conceder que aún no ha aplicado el aumento de los costes, pero las petroleras van a «subir el precio de los combustibles una burrada». «Parece que estaban esperando y además el Gobierno repercute. Todo es una cadena que va sobre el más débil. A ver de qué va a vivir la gente. Más si cabe aquí», lanza.

Mendoza, con sus hijos Enrique, Jesús y Álvaro, en su tienda de 24 horas; Almudena Gutiérrez, en Las Moreras; taxi frente a la estación de tren; y clientes ayer en la plaza Mayor. MARCIANO PÉREZ

Aquí, en León, uno de los mayores golpes lo acusan los bares, los restaurantes y los hoteles. Los tres se resumen en Las Moreras, el histórico negocio de la carretera de Caboalles, en Azadinos, donde Almudena Gutiérrez revela que ha decidido no jugársela. No se han «comprometido» para ningún banquete, pese a que antes sumaban «80 comuniones y 25 bodas», entre primavera y verano. Sin estos eventos, se le ha ido «un 50% de la facturación», a pesar de que en el alquiler de las habitaciones han tenido «suerte con los trabajadores de una contrata de las obras del tren». «Va a ser un verano de mentira para nosotros. No creo que nos llegue la normalidad hasta el próximo», expone.

El problema es que además «llueve sobre mojado», como ironiza el presidente de la Asociación Provincial de Hosteleros, a la vista de que el toque de queda se estrena con aguacero y, en la capital leonesa, están cerrados los interiores de los locales. Martín Méndez ve con «esperanza» que a partir de ahora «con este horario se podrán dar cenas, trabajar y rentabilizar algo negocio». «El miedo de cada uno va a estar ahí, pero la vacunación avanza y estamos al final del túnel. Sólo podemos ir a mejor», se anima, a pesar de que recuerda que ya se cuentan «más de un 30% de cierres» y que «las consecuencias todavía no se han notado». «Cuando haya que pagar los Icos y se acaben las ventajas y los Ertes, no habrá negocios para aguantar los números de personal y créditos. Estos meses se dará un primer boom de gasto pero después vendrá una temporada complicada y muchos no llegarán a la nueva normalidad», explica.

El avance de la esquela lo suscribe también la presidenta de Autónomos Unidos Para Actuar (Aupa). Camino Delgado sentencia que «León está muerto totalmente» y resume que «en el ánimo en general cunde el pesimismo». «No se ve movimiento de gente y las ayudas ni llegan, ni son reales, con tanta letra pequeña, como publicitan las administraciones», critica, sin dar tiempo para reseñar que están «pagando los atrasos de 2020 y ahora llegarán los siguientes y quizá sigan con el aumento del IVA». «Eso no son ayudas. Intentamos que se invierta en los autónomos. Es más fácil que nos descuenten el IBI y los impuestos porque estamos trabajando, si llega, como mucho al 40%», calcula la portavoz del colectivo que aúna a representantes de diferentes sectores.

Entre ellos se cuentan las agencias de viajes. El presidente de la patronal que las agrupa, Jerónimo Fernández, admite que «la movilidad es buena», pero en su caso «hasta que la vacunación no esté avanzada va a costar bastante». En estas condiciones, dan por «bueno facturar un 20% de lo que se hizo en 2019», después de que en 2020 no llegaran «ni a un 5%», por lo que reclaman «ayudas en la cuantía respecto a las pérdidas, no a todos por igual». El pronóstico se apoya por ahora en poco más que «los destinos por los que preguntan los clientes, como Punta Cana y Riviera Maya, que serán fuertes, o Maldivas, donde va a haber un vuelo directo desde Madrid si no afecta a la cepa india», y sobre todo en «las costas y las islas, aprovechando los vuelos desde León». «Hemos pedido al consorcio que nos dejen unas plazas a un precio competitivo para poder atraer a la gente aquí. El vuelo no sólo debe ser de ida, sino traer gente de Baleares, de Canarias o de París», expone el portavoz del sector, quien defiende que la provincia «se puede posicionar como destino importante de interior porque cumple con las condiciones que va a exigir el viajero: naturaleza y seguridad». «Para los extranjeros todavía lo veo complicado», analiza.

Los pronósticos quedan lejos a la puerta de la estación de autobuses, donde la camarera de la cafetería, Socorro Jáñez, avisa de que por ahora «no han subido las frecuencias y siguen los mismos horarios» a pesar de la apertura de fronteras. No hay variaciones al alza tampoco entre los taxistas, como confirma Alejandro Palomo, quien incide en que en la madrugada del domingo, pese al final del toque de queda, eran «12, cuando antes, un día como ese, había 100».

Frente a la cristalera de la terminal del tren para uno. Al otro lado, desde la tienda 24/7 Siempre Abierto, Enrique Mendoza mira los andenes. «Vienen pocos trenes y vacíos. Pero cuando alguno trae más, se nota porque llegan, compran productos de León y detrás de cada trozo de cecina, de una botella de vino, hay un impacto para los leoneses», describe desde detrás del mostrador del negocio que ha montado con sus tres hijos estudiantes para «intentar que no se vayan». «Va a mejorar la situación. No es optimismo, sino realismo: hay un estado de ánimo de la gente que quiere salir y moverse», confía ahora que León vuelve a abrir 24 horas.

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