El Ejército protege su pulmón verde con el saneo del 60% de los árboles

El extenso terreno con el que cuenta la base Conde de Gazola destinada al campo de maniobras y tiro, que supera las dos mil hectáreas, es un gran área verde integrada fundamentalmente por roble y pino. Este año, a través de acciones coordinadas con Tragsa, desde el Gobierno central, y Somacyl, a través del autonómico, esa gran zona forestal será saneada en un 60% a fin de prevenir incendios y, a su vez, para favorecer la regeneración de los árboles que se extienden por este gran pulmón verde ubicado a escasos kilómetros de la capital leonesa, en el municipio de San Andrés del Rabanedo.

Los trabajos con Tragsa se centrarán principalmente en las tareas indispensables para la prevención antiincendios. Así, la labor de los operarios de la empresa pública de Transformación Agraria se centrarán, como es habitual todos los años en los terrenos de Ferral, en el desbroce, consistente en la eliminación del matorral por medios mecánicos, y el posterior clareo en las masas de monte bajo de roble o rebollo. Finalmente, trabajos de poda en los pies remanentes para una mejor formación de las especies, «siempre llevando a cabo una evaluación del impacto ambiental y la gestión de residuos», como especifican desde la base militar. .

La relación entre el Ejército de Tierra en León y la Consejería de Medio Ambiente, con el general de brigada Luis Carlos Torcal y el consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones al frente, también ha propiciado un acuerdo para mejorar las masas arbóreas del campo de tiro y maniobras que se centrará en el clareo de los de robles y pinos de la zona para aumentar la vigorosidad de la especies actuales, trabajos que serán realizados por la Empresa Pública Somacyl. El acuerdo entre ambas partes verá la luz en breve y desde Conde de Gazola resaltan el compromiso del Ministerio de Defensa con el cuidado del medio ambiente.

Somacyl ya ha realizado un inventario mediante el muestreo manual de parcelas piloto dentro de la base militar. Una vez analizados los datos obtenidos, «quedó patente la urgente necesidad de clarear y depurar las masas tanto de rebollar como de pinar, respetando una densidad mínima para asegurar la permanencia de dichas masas, asegurando la permanencia de más de un 45% del robledal existente actualmente, y más de un 40% de la masa de pinar actual», como especifican las fuentes militares.

Los trabajos de las dos empresas públicas se llevarán a cabo, fundamentalmente, en los meses de verano y siempre y cuando la pandemia del coronavirus así lo permita. En el caso de Tragsa, el plazo de ejecución es de tres meses, que busca con su actuación concreta una ruptura horizontal y vertical del combustible arbóreo disminuyendo el riesgo de que se produzca un incendio forestal, o en el peor de los casos, si éste se produce dificultar su propagación, minimizando por lo tanto los daños en el entorno natural.