El Ejército de Tierra solicita que el Grosa continúe en León al menos dos años más

Al menos dos años más. Esta es la posibilidad que se baraja para que la unidad de drones dedicados a la Inteligencia continúe en León después de que este verano saltara la alarma de que el Ejército de Tierra estudiaba la posibilidad de trasladar a este puntero grupo militar a la base de helicópteros de Agoncillo, en La Rioja. Una decisión que sentó como un jarro de agua fría a la sociedad leonesa ante la posibilidad de la pérdida de una de las unidades más destacadas a nivel nacional del Ejército de Tierra: el Grupo de Obtención por Sistemas Aéreos, conocido por sus siglas, el Grosa, y, a su vez, uno de los puntales del polo aeronáutico leonés.

Desde León ya se han iniciado los trámites para renovar el convenio entre el Ejército de Tierra con el de Aire para que la unidad pueda utilizar uno de los hangares del Aeródromo Militar de León, en la Academia Básica del Aire. El convenio actual finalizará el próximo mes de septiembre, tras dos años en vigor y según ha podido conocer este periódico, el protocolo entre los dos cuerpos militares requiere adelantar ya este proceso que si recibe el visto bueno de las altas cúpulas de los dos ejércitos en Madrid se alargaría hasta septiembre de 2023. El convenio no implica contraprestación económica, ya que forma parte de las relaciones entre Tierra y Aire.

El Grosa llegó a León en 2015, a pesar de que su mando directo está en el Regimiento de Inteligencia, con base en Valencia. Desde el principio se destacó la alta capacidad operativa de la unidad, la primera a nivel nacional en la que el uso de los RPAS —como se conoce militarmente a los drones— se destinaba a obtener información para el apoyo de las operaciones de la tropa. Uno de los principales motivos por los que Defensa escogió León para instalar el Grosa, a pesar de la distancia física con su regimiento de mando, fue el alto potencial de León para las operaciones con los RPAS: la poca saturación del espacio aéreo y la posibilidad de segregarlo, es decir, acotar un espacio para que los drones puedan realizar sus vuelos sin entorpecer otras operaciones.

Al depender de Tierra, la unidad se encuentra ubicada físicamente en la Base Conde de Gazola, pero la exigencia de su vehículo tripulado remotamente, el Searcher, de contar con una pista asfaltada para las operaciones de despegue y aterrizaje, hizo necesario el convenio con el Ejército del Aire, ante la proximidad del Aeródromo Militar de León y la Academia Básica del Aire. De hecho, recientemente se ha preparado y asfaltado una vía para que el Searcher pueda salir del hangar e incorporarse a la pista de vuelo del aeropuerto.

Sobre la mesa

A pesar de que Defensa aún no ha tomado una decisión final sobre si el Grosa será trasladado a Agoncillo, en La Rioja, si se prorroga el acuerdo entre los dos ejércitos los integrantes de la unidad podrán continuar al menos otros dos años más en la capital leonesa, donde muchos de sus 150 integrantes ya se han asentado.

El Grosa es una unidad altamente especializada y con grandes capacidades, puestas a prueba incluso en operaciones internacionales. Desde Defensa se precisó ya en el mes de julio que el posible traslado a la base de helicópteros de la localidad riojana se debía a cuestiones «operativas» del Ejército de Tierra, que precisamente ha sufrido una reorganización que se ha hecho efectiva el pasado mes de enero. Siempre ha insistido en que, a pesar de que «la decisión no está tomada» la posibilidad sí estaba «en estudio» y, de hecho, miembros de Tierra se han desplazado hasta La Rioja para estudiar las infraestructuras con las que contarían en Agoncillo.

Colaboración

Además de todos las cuestiones técnicas de las que dispone León para seguir acogiendo a la unidad del Grosa, los soldados cuentan a su vez con el respaldo de la Universidad de León, donde ya han realizado acuerdos para mejorar las capacidades de ambos, ya que las relaciones se llevan a cabo con los departamentos vinculados a las titulaciones de Aeronáutica.