Diario de León

La universidad de la vida

«Ella es como una segunda madre para mí»

Nila y el universitario Iker son compañeros de piso y, aunque nacieron con 60 años de diferencia, para ellos todo son ventajas en su convivencia

Nila tiene 76 años e Iker 19; para ellos compartir piso no supone un problema. RAMIRO

Nila tiene 76 años e Iker 19; para ellos compartir piso no supone un problema. RAMIRO

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León

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Desde hace dos años, Nila e Iker viven juntos. Para ellos, de 76 y 19 años respectivamente, la edad no es un problema. Al contrario. Cada uno encuentra en el otro algo que necesitaba y en ese apoyo mutuo, en la ayuda y en la compañía, sobre todo en la compañía, se basa esta relación intergeneracional. Petronila Aller, a la que todos conocen por Nila, se apuntó al programa de convivencia intergeneracional con el que cuenta la Universidad de León e Iker González es el segundo joven que acoge en su casa. Hace cuatro cursos convivió con otra estudiante y ahora, con el joven navarro estudiante de Ingeniería Aeroespacial también está «muy a gusto», todo son palabras bonitas para el universitario que, a pesar de la complejidad de su carrera y de las dificultades que ha añadido la pandemia del coronavirus «está sacando todo curso por año», como comenta con mucho orgullo Nila.

Hoy se celebra el Día Europeo de la Solidaridad y Cooperación entre Generaciones, del que Nila e Iker son claros exponentes desde que participan en el Programa de acercamiento intergeneracional entre personas mayores y estudiantes universitarios que promueve la Junta de Castilla y León a través de sus universidades públicas, entre ellas las de León, que lo desarrolla desde 2006. «La convivencia y la compañía son los ejes fundamentales del programa», explica la técnico de la institución académica leonesa responsable del programa, Beatriz Abella, donde se buscan perfiles que puedan encajar y se realizan las gestiones burocráticas, además de las presentaciones correspondientes.

Protección y cuidado

«No soy su madre y no es su casa, pero cuando le pido algo le falta tiempo para venir a ayudarme»

«La comida está muy buena, muy buena, no me puedo quejar», explica Iker a medio camino entre el plato de judías («una especie de fabada», según indica Nila) y una croquetas de jamón y huevo. Para compensar, mañana sobre la mesa habrá brócoli. Es a la hora de comer o después, ya por la noche en el salón, cuando esta familia comparte lo que tienen previsto hacer o lo que les ha ocurrido en el día. «El se pasa muchas horas en su habitación, estudiando y con las clases online que han empezado con la pandemia», explica Nila, para añadir: «Él tiene que estudiar. Dedica muchas horas y yo no le molesto, tiene que aprobar, que ahora la cosa está muy complicada y él está muy implicado en sus estudios».

Que Nila prepare la comida para los dos no forma parte del acuerdo general que marca el programa, pero ellos lo han establecido así y ese también es uno de los principios, que las dos partes acuerden cómo es su convivencia para que ésta sea más sólida y agradable. «Ella me suele pedir ayuda para hacer comprar por internet, pero poco más, porque es muy activa y sabe hacer prácticamente de todo», señala Iker, para que Nila explique que siempre tiene algún «problemilla» para adquirir las entradas del Auditorio por el teléfono.

Esta pequeña familia surgida del programa intergeneracional explica que lo más importante para ambos es la compañía. «En otro piso estaría más solo, con gente de mi edad sería diferente. Tengo amigos que dicen que es pero convivir con otros estudiantes. Aquí estoy más arropado. Nila es como una segunda madre para mí, se preocupa mucho y me cuida», reconoce el futuro ingeniero aeroespacial, cuya madre de verdad tiene contacto periódico también con su ‘madre de acogida’ leonesa y que ambas se caen muy bien.

«Estoy muy orgullosa de él. No es mi hijo, no soy su madre, pero siento que hay que protegerle y cuidarle y cuando yo le pide algo le falta tiempo para venir a ayudarme», responde Nila, quien añade que a pesar de que Iker viva en su casa puede seguir haciendo todo lo que ha hecho siempre.

La responsable del programa en la Universidad de León, explica que el programa, además de contar con el plan del alojamiento compartido, realiza varias actividades para los mayores centradas en el envejecimiento activo y otras de intercambio cultural o para la vida independiente, que actualmente están muy condicionadas por la pandemia, aunque las que se pueden se realizan online . Una de las actividades a las que también acude Nila son las de educación física, que imparten alumnos de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte todos los martes a las 17.00 horas, al que acuden entre León y Ponferrada casi 80 mayores. «Lo importante es la compañía, la convivencia y sólo con una persona contenta en su casa, el programa ya vale la pena», dice Beatriz Abella.

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