Diario de León

El Filandón | Juan Francisco García Marín

VÍDEO | «La empleabilidad es buena, pero no cerca de casa. En León no hay suficiente tejido productivo»

Defensor de la enseñanza presencial a ultranza, el rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, destaca el esfuerzo realizado por las instituciones académicas para adaptarse a las condiciones que ha impreso la pandemia en la docencia. Apuesta por la especialización a través de los másteres y por potenciar los títulos vinculados al sector agroalimentario, la industria biofarmacéutica o las ingenierías.

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El rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, participó ayer en El Filandón, un debate en el que abordó, junto con el director de Diario de León, Joaquín S. Torné, el jefe de Informativos de La 8 León, Germán Gavela, su homólogo en La 8 Bierzo, Manuel Domínguez, y Roberto Núñez, como moderador, el futuro de los estudios superiores o cómo han afrontado las instituciones académicas la pandemia del coronavirus, además de los próximo retos.

—La especialización se está convirtiendo cada vez más en uno de los requisitos básicos para el triunfo. ¿Qué especialización se plantea la Universidad de León?

—Es necesario partir de un punto fundamental: las universidades públicas son generalistas. No sólo impartimos los títulos más demandados. Los grados dan una formación y después llega la especialización. No se trata de que la universidad atienda más a unas ramas que a otras. La especialización está en los másteres. Yo siempre he dicho que hay ámbitos a potenciar en León: agroalimentario, farmacéutico o las ingenierías. De hecho se está preparando un nuevo grado en Ingeniería de Datos e Inteligencia Artificial. Hay que seguir ampliando en este campo. Pero sin embargo, hay que tener en cuenta que títulos como Minas no tienen mucha matrícula, pero sí mucha empleabilidad. La minería va más allá del carbón, y hay que lograr que esto se entienda.

—¿Deba haber una conexión mayor entre la universidad y el territorio?

—Siempre tiene que haber una cierta orientación en ese sentido, pero a León, por ejemplo, vienen muchos alumnos de fuera y León no puede absorberlos a todos, se van a trabajar a otros sitios. La empleabilidad de la Universidad de León es de las más altas. No hay que pensar sólo en el entorno y en las especializaciones, también en la colaboración con empresas, como las tecnológicas o las bio para las prácticas. Otra cosa es que la universidad sí tiene que apostar por la investigación y la transferencia.

—¿Tienen las universidades privadas más facilidades para adaptarse a las demandas del mercado y sacar nuevos títulos?

—Es un hecho. No atienden a la demanda de las empresas que tienen alrededor, si no a la demanda de matrículas. Es más, preparan estudios de mercado para ello.

—¿Se trata de una competencia desleal?

—No todas las privadas, pero sí se permite y se toleran ciertas cosas que no ocurre con las públicas, como el nivel de profesorado o las instalaciones. Nosotros tenemos que invertir más. Hubo un tiempo en que llegaron a plantear que titulaciones como Fisioterapia o ingenierías fueran online , eso no puede ser.

—Estamos llegando ya a la última fase del curso académico. ¿Ha habido algún momento crítico?

—Creo que sí, hemos seguido el curso con la presencialidad. El momento crítico fue el 16 de marzo de 2020, cuando todo estaba cerrado y se tenía que seguir dando clase. El fin de semana anterior fue muy intenso para ver cómo nos adaptábamos en sólo 24 horas a la enseñanza online . Lo de los exámenes fue una polémica absurda. Si hubo enseñanza presencial, ¿por que los exámenes no? Habíamos estado controlando los casos e, incluso, estábamos por debajo de la media de la ciudad. ¿Por qué pasar a online ? Fue una discusión que a todas las universidades nos pareció fuera de lugar. Se continuó con exámenes presenciales y los casos fueron casi inexistentes.

—¿Qué consecuencias han tenido las clases ‘online’?

—Los problemas en las universidades de Castilla y León, no sólo en la de León, fueron sobre todo al principio. Cuando se pedían equipos para las clases online y no llegaban porque todo el mundo quería lo mismo. Pero el esfuerzo y la inversión dieron sus resultados. No es lo mismo que las clases presenciales, es verdad. En León han habido cuestiones esporádicas, no la generalidad. Estamos esperando volver a la presencialidad total.

—¿Pero usted cree que este nuevo modelo repercute en la formación de los alumnos?

—Por ejemplo, las prácticas en empresa y de los alumnos de Educación han continuado. Las prácticas de postgraduados, con la Fgulem, han bajado, pero no se han suprimido y estamos recuperando. Las de laboratorio se han mantenido y se han cambiado los modelos en las facultades para evitar la cercanía excesiva entre personas. El porcentaje que ha bajado entorno al 10%, pero las que se han hecho se han concentrado o cambiado el formato.

—Está hablando de instituciones, principalmente. ¿Y en empresas privadas?

—También se han seguido haciendo. Las estancias obligatorias puede que se hayan reducido, pero se recuperarán en años próximos. Este año, los de último curso han sido preferentes en la adjudicación de las plazas para no retrasar su titulación. Con lo de los exámenes presenciales todos los rectores recibimos unos tuits anónimos terribles porque íbamos a causar muchos muertos... Nosotros hablamos con representantes de alumnos, se aceptó y se decidió seguir adelante.

—En esta situación sanitaria, ¿la empresa privada ha sido más reticente a la hora de acoger alumnos en prácticas?

—La empresa privada ha respondido mejor de lo que esperábamos. El ministerio quiso suspender las prácticas y logramos una modificación, veíamos posibilidades. Un ejemplo es la feria virtual que se celebrará en mayo en la que participarán 50 empresas de León. Otras han dicho que no.

—¿Si la universidad y las prácticas funcionan también, cómo explica un porcentaje de paro juvenil del 40%?

—Pueden hacer prácticas y no acabar contratados. El problema es que en León no hay suficiente tejido empresarial. La empleabilidad es buena, pero no cerca de casa.

—Hace cinco años se marcó como objetivo rejuevenecer la plantilla.

—En la festividad de San Isidoro recordé que cuando llegue había 24 plazas de ayudantes, ahora hay 112. Se ha hecho un plan de estabilización para que puedan seguir aquí su carrera. Esto lo pueden hacer todas las universidades, pero hay que dedicar dinero.

—¿Qué objetivos de su mandato se van a retrasar?

—No se ha parado ni en León ni en Ponferrada. Es cierto que hay cosas que se han retrasado. La residencia es un ejemplo, pero la clínica de podología se inaugurará en septiembre.

—¿El nombramiento de catedráticos de los últimos años mejorará la calidad de la universidad?

—Cuando llegamos había 72 acreditados a catedráticos. Un tapón. Se ha hecho de tal forma que ahora tenemos más plazas de cátedra que profesores acreditados. No podíamos seguir perdiendo catedráticos, eso es un estímulo para la persona y repercute en la enseñanza y en la investigación.

—¿Hay que vender la investigación, que este año contará con 22 millones, para captar alumnado?

—Hay un plan desde hace años, pero es difícil. Los alumnos que vienen lo hacen a titulaciones muy demandadas, que hay pocas o a algunas que tienen cierta categoría. Hay que tener en cuenta que en el 30% de los alumnos de la Universidad de León son de fuera de Castilla y León y más del 50%, de fuera de la provincia de León.

Defensor de la enseñanza presencial a ultranza, el rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, destaca el esfuerzo realizado por las instituciones académicas para adaptarse a las condiciones que ha impreso la pandemia en la docencia. Apuesta por la especialización a través de los másteres y por potenciar los títulos vinculados al sector agroalimentario, la industria biofarmacéutica o las ingenierías.

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