Diario de León

«Es falso que los violadores siempre reincidan, recaen menos que otros»

Esteban Belinchón, creador de los módulos de respeto, pide más medios para los psicólogos

Esteban Belinchón fue el creador del sistema de módulos de respeto. FERNANDO OTERO

Esteban Belinchón fue el creador del sistema de módulos de respeto. FERNANDO OTERO

León

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El fundador del sistema de módulos de respeto en el Centro Penitenciario Provincial de Villahierro, Esteban Belinchón, considera que de forma contraria a lo que se piensa, no son los violadores el tipo de delincuentes que más habitualmente recaen a su salida de prisión, y reclamó más medios para que los psicólogos de los centros puedan realizar su labor de forma más adecuada.

«La palabra reinserción es muy grandilocuente, pero en todos los casos se pueden hacer cosas y se pueden evitar recaídas», aseguró a este periódico. «En el crimen de Lardero, por ejemplo, nadie ha dicho que si ese a este sujeto que los padres y las madres de los niños habían denunciado se le hubiera controlado y la policía hubiera llamado una sola vez al centro penitenciario para decir que ese señor estaba haciendo eso, inmediatamente se hubiera dado parte al juez y se le hubiera retirado la libertad condicional».

Para el creador del sistema de módulos de respeto, «hay medios para actuar en estas situaciones y con este tipo de delincuentes se pueden hacer cosas. El problema es la falta de medios y de coordinación. Los sindicatos se quejan de que les pegan en las prisiones, pero no es una buena filosofía, están dando una mala imagen. Se trata de gestionar los medios que hay para sacarles el máximo rendimiento».

Pone un ejemplo: «Los seguimientos los hacen los verificadores y no hay suficientes. La consecuencia de la falta de medios no son las agresiones a los funcionarios, sino el daño a la sociedad. Recuerdo el caso de un interno, que todos estábamos temblando para el día en que saliera, porque tenía a sus espaldas varios asesinatos de niñas y problemas psiquiátricos. Organizamos salidas programadas y conseguimos que tuviera una adherencia al tratamiento y aquel señor ha salido y no se ha vuelto a saber de ningún delito suyo».

TIEMPO Y DEDICACIÓN

Rompe un axioma: «Es falso que los violadores siempre reincidan, de hecho recaen bastante menos que cualquier otro tipo de delito. Lo que no hay es psicólogos suficientes para atender toda la demanda que haya. Si un psicólogo no puede estar dos años con un interno concreto, es un problema. Lo que pasa es que en los medios de comunicación solamente sale lo que no funciona»

Desde su punto de vista, el futuro del sistema penitenciario «debe ir hacia la formación y especialización de los funcionarios. Ahora mismo seguimos sin fomentar el acceso de educadores sociales desde el exterior. Es un puesto que requiere una formación muy fuerte y en vez de convocarlos han hecho contratos laborales y ese es un mal camino».

Acaba de ser condecorado con la Medalla de Oro al Mérito Penitenciario, «por la que estoy muy agradecido», pero «eso me gustaría que sirviera para que la institución se tomara en serio el programa y lo potenciaras. Es beneficioso para todo el mundo, para los internos, para los funcionarios y para la economía, porque a la sociedad le sale muy rentable».

BENEFICIO PARA LA SOCIEDAD

«Soy un firme defensor de la idea de que los beneficios y no repercuten en los funcionarios sino en la sociedad», explica. «Hay crímenes que son evitables y la actividad es compatible con la recuperación y el respeto a la ley, que es lo que se pretende. No pretendemos que el interno no fume porros, sino que respeten la norma para que tenga más posibilidades y esté más concienciada».

Belinchón disfruta actualmente de su jubilación, después de una larga etapa de profesión. «Empecé a trabajar en 2001, cuando se abrió la prisión de Villahierro. Mi idea surgió a raíz de lo que entonces se llamaban módulos terapéuticos. Yo había sido director y subdirector del Centro Penitenciario de Llíria en Valencia y vine a León. Cuando vi que en Mansilla había espacio y medios decidimos hacer un módulo terapéutico, para hacer terapia con los pacientes. De ahí a que yo evolucionó a los módulos de respeto. Primero empezamos con un gran grupo de drogodependientes y luego se incluyeron todo tipo de delitos».

Los módulos de respeto cambiaron el clima social. «Era un sistema en el que las 24 horas del día y los siete días de la semana estaban programados. Sabían todo lo que iban a hacer en ese tiempo y no hacía falta que hubiera un funcionario detrás».

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