Diario de León

La amenaza del hollín en la atmósfera de León

Un estudio analiza el carbono negro en el aire de la capital por su alta contaminación

La Universidad despliega una investigación pionera para identificar la incidencia de carbón, biomasa y tráfico rodado

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Asun G. Puente
León

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Es un poderoso desencadenante del cambio climático por el calentamiento global y un peligroso factor en la contaminación atmosférica urbana. Sus partículas se forman por la incompleta combustión de elementos como el carbón, la biomasa o cualquier otra energía de origen fósil, como la que utilizan la inmensa mayoría de los vehículos que integran el parque móvil de la capital. El carbono negro, suspendido en la atmósfera y popularmente conocido como hollín, convierte a León en una de las ciudades más contaminadas por este elemento debido, fundamentalmente, a la prevalencia de las calefacciones de carbón y a la resistencia de aún un alto porcentaje de viviendas a abandonar este mineral como fuente de calor.

La Universidad de León, a través del Grupo de Investigación en Medio Ambiente Atmosférico (Atmosenv), ha iniciado un estudio pionero para analizar el impacto del carbono negro en el aire que respiran los habitantes de la ciudad e identificar la incidencia del carbón, la biomasa y el tráfico rodado en la atmósfera. Las labores se centran en los análisis que los investigadores realizarán en distintos puntos de León, con el objetivo final de proponer medidas para mejorar la calidad del aire.

Efecto hollín

La alta prevalencia de las calefacciones de carbón hacen de León una de las ciudades más castigadas

El coordinador del grupo investigador, Roberto Fraile, catedrático de Física Aplicada, explica que se trata de una «campaña larga» que se extenderá durante los inviernos y veranos de 2021, 2022 y 2023. Las pruebas iniciales ya han comenzado con los primeros análisis del aire realizados desde la azotea de la Facultad de Veterinaria, donde el grupo —integrado por físicos, químicos, ambientólogos y botánicos— desplegó todo su equipo tecnológico.

Impacto en la salud

La OMS fija el carbono negro como el segundo agente más influyente en el calentamiento global

En sucesivas etapas, los investigadores trasladarán su instrumental a distintos puntos de la ciudad para analizar la incidencia del carbono negro y su identificación, es decir, de qué tipo se trata. Una campaña de mediciones de un elemento «nocivo» para la atmósfera y la salud y que en invierno se nota «en temporadas con las temperaturas especialmente bajas, como los días de fuertes heladas, donde se percibe una gran concentración de carbono», apunta el profesor Fraile.

El estudio incluye, además, un análisis del lavado atmosférico a través de la lluvia, cómo arrastra este fenómeno los elementos contaminantes de la atmósfera. «Recabamos información sobre los tamaños de las gotas de la lluvia y otros parámetros», asegura.

La lluvia arrastra

La investigación también analiza los tamaños de las gotas en la ciudad como lavador atmosférico

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al carbono negro como uno de los indicadores «del impacto sobre la salud de la contaminación atmosférica» y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas (ONU) mantiene que es el segundo agente que favorece el calentamiento global, tras el C02».

El estudio del grupo Atmosenv está financiado por la Junta y por los fondos del Campus de Excelencia Triangular E3 (programa ‘Los horizontes del hombre’). El equipo tiene la intención de crear una gran base de datos que «pueda contribuir, junto con otros estudios europeos, a proponer medidas de mitigación y corrección orientadas a economizar los planes estratégicos de reestructuración urbanística a las administraciones encargadas de tomar las decisiones».

Entre el instrumental que utiliza el grupo Atmosenv para realizar esta investigación, se encuentran captadores de aire para analizar física y químicamente los materiales que allí se depositan: los llamados aerosoles, partículas sólidas suspendidas en el aire. Existen, además, medidores del tamaño del aerosol mediante mecanismos ópticos con láser y a partir de su movilidad. La misión del etalómetro consiste en medir el carbono negro: el aire pasa a través de un filtro que atenúa las ondas electromagnéticas, dependiendo de la cantidad de hollín que se deposita.

La estancia en la Universidad de León de la profesora del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) Esther Coz Diego, como investigadora invitada, fue determinante para la puesta en marcha de este estudio pionero sobre el carbono negro en la atmósfera de la capital leonesa, en un trabajo incluido en el proyecto Aerorain.

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