Diario de León

La lucha por las infraestructuras

La falta de inversión y de carga de trabajo pone en riesgo el futuro de los talleres de Renfe y cien trabajos

Indecisión política en torno a los centros de trabajo que subsisten del pasado floreciente del ferrocarril de León en vísperas de que expire la concesión con la contrata privada

León

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Salvo por la cualificación del personal, preparado para cualquier reto técnico que le encomiende la empresa, los condicionantes que envuelven el futuro de los talleres de Renfe en León no auguran nada próspero. Al contrario. La incertidumbre que muestran los empleados de los lineales de reparación de material ferroviario acentúa desconfianza sobre el devenir de estos centros de trabajo; sobre si habrá un mañana. Detrás de la sospecha se acumula la falta de inversión para dotar a los talleres de lo imprescindible para ponerse a la altura de los nuevos tiempos que mueven el tren; los trenes vanguardistas, lo que recorren las vías, y los que se anuncian como referentes para la movilidad de viajeros en ferrocarril. Lejos, la última mejora aportada al área de reparación de Renfe en León se centra en un acceso estructural, que complementa la reforma ferroviaria del entorno de la estación, la salida hacia el norte, el soterramiento del tren y la eliminación del fondo de saco: una nueva vía de acceso y nueva aguja para que las máquinas puedan acceder a los talleres de material motor. La anterior aportación se completó hace un lustro, y sirvió para reparar una cubierta que dejaba pasar el agua de la lluvia.

El resto, es descuento desde hace más de dos décadas. En este espacio de más de diez mil metros, pegado en el límite de los términos municipales de León y San Andrés, y en el área de remolcado, localizado en la traza de vía, frente a unos de los recintos reformados de espaldas a la vieja azucarera.

Para acelerar el recelo, se aproxima en el calendario la fecha de vencimiento del contrato con la empresa privada que desempeña una parte relevante del trabajo que se acomete en los talleres; desde hace media docena de años, la tarea está adjudicada a la misma empresa. En cuestión de dos meses, antes de primavera, la compañía ferroviaria deberá de sacar a concurso de nuevo esta externalización. Si es que, al final, la dirección de este área, se decanta por mantener el modelo. De otra forma, la extinción de la actividad en los talleres estará más cerca, prevén los mismos trabajadores afectado por esta indefinición, que concretan el destino de la actividad: si se va la contrata, se desplazará la producción o se cerrarán los talleres, vaticinan entre el personal laboral sin vacilación. Casi una tercera parte de la fuerza laboral que está destinada los talles de remolcado pertenece a la empresa subcontratada para la tarea; en el talles de motor, la relación de trabajadores es de uno a cinco, entre los empleados externalizados y los que forman parte de la plantilla de Renfe.

El volumen de plantilla vinculada a estos dos centro de trabajo ya ve desde lejos el umbral del centenar de empleados. Una cifra que vuelve a asistir al proceso de declive que define las dos últimas décadas de los talleres, símbolo de un enclave ferroviario referente en la estructura de la compañía pública en todo el noroeste, ejemplo de un pasado floreciente en torno al ferrocarril, razón de ser del avance y desarrollo de la zona oeste de la capital leonesa.

La involución comenzó casi a la par que la dirección d ella compañía le cerró a los talleres ferroviarios leoneses las puertas a los modelos de la alta velocidad y redujo sus posibilidades de subsistencia al material de media distancia, autopropulsados y retales del parque de mercancías. Luego, fue imparable, cuando se vinculó el futuro a una operación urbanística que no llegó a pasar de plano; la intención del traslado de los talleres de Renfe a la zona ferroviaria de Torneros, que tampoco se ha levantado, explica el sentido y resultado de la operación.

Falta de inversión apegada a la falta de apuesta política por los talleres leoneses a la vez que en otros puntos de la red de tren comenzaron a aplicarse estrategias opuestas. Menguó en León y crecieron en otros enclaves, en los que no eran más que una aportación testimonial en la red. La gestión y las decisiones gubernamentales contribuyeron a completar este giro que ha llevado a los talleres de León a perder la referencia histórica.

La historia reciente de los talleres ferroviarios de León se define colgada en el alero de la indefinición. Desde mitad del siglo pasado, avanzada la década de los años cincuenta, el asentamiento ferroviario en la capital leonesa contó con la referencia de los talleres, que llegaron a emplear a más de medio millar de trabajadores. Ahora, la cuenta está pendiente de que se mantenga el modelo de explotación y se renueve una contrata que expira antes de primavera.

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