Diario de León

José Luis Vega, inspector-mediador

«He llegado a negociar doce horas para convencer a una persona de que no se suicidara: al final lo logré»

El inspector José Luis Vega es el negociador de CNP en León. MIGUEL F.B

El inspector José Luis Vega es el negociador de CNP en León. MIGUEL F.B

León

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Ajeno a los ojos del gran público y alejado de los focos y los flashes, el inspector José Luis Vega guarda en silencio los momentos de tensión para el análisis de lo que habrá que repetir en la próxima intervención y de lo que habrá que corregir en el futuro. Mediador. Negociador. Esperanza última de quienes están en situación crítica. Rehenes, víctimas de atracos con ciudadanos retenidos y (parte fundamental) protagonistas de episodios autolíticos.

«He llegado a negociar durante doce horas seguidas para convencer a una persona de que no se suicidara. Al final lo conseguí, pero es un torrente de emociones». La clave es permitir que la persona afectada exteriorice lo que le pasa. «Eso te aporta mucha información y te ayuda a resolver el caso».

Un tabú menos

«No es malo hablar de los episodios autolíticos, hay que explicar a la gente que hay salida para esos problemas y que se puede recibir ayuda»

Inspector de la Comisaría de León, a su cargo están los incidentes críticos. Realizó un curso nacional de selección y resultó elegido. Hay un cargo de este tipo por provincia «pero somos un equipo y nos desplazamos cuando es necesario».

Cuatro años de experiencia le dan para saber que los intentos autolíticos son la base fundamental. «León es una ciudad segura, no hay muchos casos de rehenes. Hay que tener mucha capacidad de absorber las circunstancias que han derivado en esa situación y hacer que la persona lo exteriorice».

Si la negociación no funciona «hay que preparar un abordaje con los equipos técnicos. Pero eso solamente es si falla la escucha activa», refiere Vega, mediador desde hace cuatro años.

«Hay que ofrecer siempre una salida pacífica», expone. Ha tenido dos episodios especialmente destacados, con personas que trataban de suicidarse. «Con uno de ellos pasé doce horas encerrado en su casa. Tienes que hacer una labor de martillo pilón. No somos evaluadores psiquiátricos pero hay que medir la situación para sacar tus conclusiones y actuar».

Después de una actuación de estas características «uno acaba reventado físicamente y más aún en el plano emocional». No es para menos. Fiel a los condicionantes que comporta formar parte de la plantilla del Cuerpo Nacional de Policía, sabe que la familia se traga buena parte de estas cosas: «Es un día a día. Yo he estado en el País Vasco doce años y tienes que aprender a mecanizar todo lo que comporta este trabajo». Eufemísticamente se le llama g ajes del oficio .

La colaboración de la Unidad de Prevención y Reacción es fundamental para estos casos: «Nos dan una cobertura imprescindible». Pero la cuestión básica corre de su cargo: «Hay que convencer a la persona de que hay salida». La tarea de escolta «a distancia» camino del Hospital cerró el caso con éxito. «A esta persona se la convenció de que necesitaba ayuda psiquiátrica y lo admitió».

Rompe un tabú: «No es cierto que haya efecto llamada por dar a conocer públicamente asuntos relacionados con los suicidios. Al revés, hay que explicar a la sociedad que hay soluciones y que, todo se puede solucionar».

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