Diario de León

OBITUARIO | DAVID BELINCHÓN

El Hombre que supo crear sociedad desde las aulas

León

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El Hombre que supo insuflar tanto oxígeno para crear la sociedad leonesa desde las aulas, se quedó sin aliento el pasado domingo. Campechano, afable, pero con autoridad, David Belinchón cargó sobre sus espaldas el peso de una institución histórica fundada por su abuelo hace 123 años, el Colegio Leonés, que supo dirigir e impulsar durante medio siglo de la mano de sus cuatro hermanos, Pedro, José Ramón y Manuel.

Si alguien ejemplifica el saber estar y la Educación con mayúsculas fue él, que iba para atleta y llegó a ganar un campeonato de España de 100 metros liso, pero eligió el timón de la responsabilidad que le cedieron sus padres José Belinchón y Pilar Martínez. Bajo su mando el Leonés se expandió adquiriendo La Milagrosa en 1995 y Las Josefinas en 2001. Un colegio con tres sedes para 1.800 alumnos y 160 trabajadores considerado el más grande de la Comunidad y la tercera pyme de León.  

Siempre impecable, bajo su pelo dominado por la gomina se abría un hombre llano, generoso, buen amigo de sus amigos y cuya bandera era la familia. Padre de tres hijos y abuelo de seis nietos, le encantaba reunirlos en torno al cocido que ‘borda’ su mujer, Carmina García-Oblanca. Con ella viajó a Turquía y a Israel para alentar a los jóvenes baloncestistas del colegio, que lo recuerdan con emoción y agradecimiento. «Cuando fuimos al campeonato del mundo nos llevaron al Gólgota, estábamos los dos solos de rodillas y le vi hacer movimientos. ¿Qué te pasa? Me contestó llorando que estaba emocionado, porque detrás de su porte recto había un señor sensible y excepcional», asegura uno de los fichajes más fieles de Belinchón, Pepe Estrada.  

Escaló a la dirección desde abajo, limpiando baños y escaleras, con labores de conserjería y burocráticas. Sus padres, con buen tino, prepararon a los Belinchón «para saber mandar en un futuro», recuerda su hermano Pedro. David también tuvo tiempo de ser concejal y, además, con anécdota. En las elecciones del 3 de abril de 1979, la UCD encabezada por Juan Morano perdió en el primer recuento por un concejal y se nombró como primer alcalde de la Democracia al socialista Gregorio Pérez de Lera. Las dudas sobre varias mesas de Armunia obligaron a repetir la votación y las tornas se cambiaron en favor de los centristas: él accedió como su décimo edil. Hablaba poco en los plenos y mucho fuera de los focos. En Semana Santa acompañaba a la Dolorosa, una escena grabada en la retina de su hija mediana. «Fuerte, enamorado de su trabajo, murió con las botas puestas, porque a pesar de su enfermedad siguió bajando al despacho y comentando las decisiones», remarca su hermano pequeño, Manuel.  

El Hombre, su obra, permanecerá, aunque desaparezca la persona. Clase y figura.

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