Diario de León

La hostelería se alza contra las restricciones

Vídeo | Los hosteleros elevan la tensión al intentar tomar el edificio de la Junta para reclamar «ayudas ya»

La marcha culmina con una carga policial tras exigir que «pague quien obliga a cerrar»

Los agentes repelieron el intento de forzar la entrada. FERNANDO OTERO

León

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A las puertas de la delegación territorial de la Junta, la frustración de 28 días de cierre acabó por chocar contra el cordón policial. Después de una manifestación formada por más de 1.500 personas, a los que se sumó una caravana de más de 60 vehículos de distribuidores y empresas de la cadena de valor, los portavoces de los hosteleros leoneses intentaron tomar el edificio para que resonara dentro su grito de «el que obliga a cerrar tiene que pagar». No lo consiguieron. No pudieron traspasar la barrera de los agentes que, una vez empujados contra las cristaleras, se abrieron paso a la fuerza frente a los empujones de los cabecillas del movimiento. La respuesta de la Policía disolvió el conato de rebelión. Aunque no la tensión de un sector que, pese al permiso para la reapertura de los negocios desde hoy, cuenta con que las restricciones de aforo al 33% y los daños arrastrados en todos estos meses hagan que muchos no puedan levantar la trapa en un puente en el que, a mayores, se anuncia la entrada de un temporal.

Los hosteleros leoneses insistieron en que sólo quieren «trabajar» y denunciaron las trabas impuestas por la Junta y el Gobierno para poder desarrollar sus negocios. Con un discurso en el que abarcaron a ambas administraciones, como demostró la marcha que partió de la subdelegación estatal y terminó en la delegación autonómica, el sector insistió en que no son «el problema, sino parte de la solución». «Hemos adaptado nuestros negocios a lo que nos han exigido», clamaron, convencidos de que la apertura, con las medidas de «higiene, gel y distancias» da más seguridad que la alternativa de «juntarse en las casas para cenar».

En su movimiento, la cadena de valor de la hostelería, que suma más de 15.000 empleos directos y otros tantos indirectos entre distribuidoras y empresas auxiliares, se vieron arropados por representantes del pequeño comercio, las agencias de viajes, el empresariado y hasta de la Cultural y Deportiva Leonesa, además de políticos de la UPL, Vox y el PSOE, asimilados dentro de la marcha sin significarse. «Somos León todos. Somos una gran cadena», clamaron como parte del abanico de proclamas que repitieron desde la megafonía del autobús con el piso superior descubierto que utilizaron como animación para hacerse oír en su empeño de apoyo a la sentencia de que «sin hostelería, ocio nocturno y pequeño comercio León se muere».

El discurso se enfocó incluso en la diferencia «con otras ciudades en las que la hostelería está abierta», mientras que en León «se obligó a cerrar», describieron para compararse con Madrid: el ejemplo que hizo que incluso se llegara a corear varias veces el cántico de «Ayuso, presidenta». Pero donde todas las voces se aunaron fue en la pancarta principal: «La hostelería no es el virus. La responsabilidad es de todos. Más de 1.000 trabajadores a la calle. Más de 2.000 trabajadores indirectos afectados. Empresas del sector sin ningún tipo de ayuda». No la tendrán tampoco hoy cuando vuelvan a subir la trapa a pulso.

Ni Junta, ni Gobierno se libraron de la crítica. FERNANDO OTERO

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