Diario de León

El Inbiotec ingresó 2,8 millones por trabajos de investigación en el cuatrienio previo al covid

La liquidación del instituto pone en riesgo la continuidad de proyectos europeos y afecta a varios países y organismos públicos

Investigadores del Instituto de Biotecnología de León en las instalaciones de La Granja. MARCIANO PÉREZ

Investigadores del Instituto de Biotecnología de León en las instalaciones de La Granja. MARCIANO PÉREZ

León

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El Instituto de Biotecnología de León tiene los días contados si ninguna institución o empresa asume la deuda de esta sociedad privada en la que participan la Junta, a través de la Universidad, y la Diputación. La fase de liquidación que inició el administrador concursal el 18 de agosto avanza sin que ninguna de las soluciones propuestas cristalice.

En juego está la supervivencia de un instituto puntero en su campo que no tiene ánimo de lucro y que no recibe ayudas directas desde 2010, debido a los importantes recortes que hubo en ciencia tras la crisis financiera de 2008. A pesar de esa dificultad, el Inbiotec «ingresó de proyectos de investigación y de servicios a empresas 2,8 millones de euros en el cuatrienio 2016-2019», según recoge el informe elaborado por investigadores del centro para DIARIO DE LEÓN.

Los problemas serios llegaron el año pasado. La pandemia bloqueó la inversión en este campo y se cayeron la mayoría de subvenciones para poner en marcha estudios científicos. La deuda se disparó con la pandemia y el 30 de abril de 2021 el Instituto de Biotecnología solicitó de forma voluntaria el concurso por ese desfase patrimonial que amenazaba su viabilidad.

Casi cuatro meses después de acudir al juzgado, todo está peor. Hay encima de la mesa un ERE para extinguir los contratos de los ocho trabajadores que continúan vinculados al centro y luego llegará el cese de actividad y la venta de los activos para enjugar la deuda. Hasta donde se pueda. Solo la entrada de un capital importante a la sociedad que gestiona el Inbiotec evitaría su desaparición.

Desde la Universidad aseguran que no lo dan por perdido y que negocian contrarreloj con empresas del sector interesadas en el instituto, «pero el tiempo juega en nuestra contra», avisó el rector esta misma semana después de que los propios investigadores señalaran a la Universidad, la Junta y la Diputación como causantes de esa falta de soluciones que condena al instituto.

«Los países más avanzados en innovación presentan unas ratios de financiación de centros tecnológicos que deben ser el referente: un 33% del sector privado, otro 33% de financiación pública competitiva orientada a proyectos y un 33% más de financiación pública estructural asociada a indicadores de desarrollo». Ese ha sido el mantra que han defendido los trabajadores del instituto durante los últimos meses, pero ninguna de las administraciones aludidas ha puesto encima de la mesa un plan de viabilidad. Solo la provincial comprometió en junio 100.000 euros que nunca llegaron porque la ley prohíbe dar subvenciones a un ente en concurso. También se habló del Csic, pero nadie se ha pronunciado al respecto más allá de esa visita que no dio ningún resultado.

Si nadie lo remedia, el Inbiotec dejará de funcionar tras casi tres décadas volcado en el estudio de microorganismos como los hongos y las bacterias que producen antibióticos y otros fármacos, «como inmunosupresores para los trasplantes, anticancerígenos o compuestos para alimentación, como aminoácidos», subraya el informe.

En todo este tiempo ha desarrollado multitud de estudios, que van desde la «producción de cannabinoides con aplicación farmacológica mediante el desarrollo de una innovadora tecnología de fermentación basada en plataformas biotecnológicas fúngicas» hasta la «obtención de cepas superproductoras de hidrógeno en Clostridium cellulolyticum y Rhodobacter capsulatus mediante ingeniería genética». La lista es muy amplia, heterogénea y trasciende las fronteras.

En este sentido, actualmente hay cinco proyectos en curso, tres de alcance europeo, con hasta siete países involucrados, y dos de ámbito nacional, que no podrán terminarse, como avisan los propios trabajadores, si se disuelve el instituto en las próximas semanas, tal y como parece.

En la primera reunión que mantuvo el administrador concursal con los afectados no hubo ningún avance y la única solución que se puso encima de la mesa fue el cierre de la compañía, que considera inviable, y el despido de toda la plantilla con la indemnización mínima que establece la ley. No quisieron negociar. El martes 31 habrá un segundo encuentro y quizá el último, como temen los trabajadores y el sindicato Comisiones Obreras. No entienden por qué se opta por la extinción de los contratos antes de negociar la venta de la unidad productiva. Tampoco tienen constancia de que se haya buscado el acuerdo con los acreedores para aplazar las cantidades adeudadas o, incluso, fijar una quita, como se ha hecho en otros casos. A continuación se detallan las investigaciones en curso.

Producción de esteroides

Consorcio europeo, Inbiotec y una empresa del Parque Tecnológico.

El programa sobre biología sintética para la producción industrial de esteroides tiene un presupuesto de dos millones de euros. El objetivo es utilizar bacterias para la producción de nuevos precursores esteroides a partir de fitoesteroles, un subproducto de la industria papelera y del refinado del aceite. Se usan como antiinflamatorios.

Un ejemplo sería la dexametasona, que se aplica al tratamiento del covid. En el proyecto Syntheroids, como se denomina, participan, además del Inbiotec, el grupo Gadea Biopharma (ahora Curia Spain), con sede en León, el centro tecnológico Sintef de Noruega, la Universidad Técnica de Dortmund (Alemania) y la empresa rusa Pharmins.

Aunque se trata de un proyecto europeo, la financiación de cada socio depende de las instituciones de su país de origen, lo que hace que no todos terminen al mismo tiempo. «El cierre inmediato de Inbiotec implicaría tener que cambiar de coordinador a nivel europeo. Tampoco se podrá acudir a la defensa final del proyecto en el mes de septiembre. Ni cumplir plenamente con sus objetivos específicos cuando todavía quedan catorce meses de ejecución de acuerdo a la prórroga concedida por la Agencia Estatal de Investigación», avisan los trabajadores. El plazo para presentar las conclusiones vence el 31 de octubre de 2022.

Superbacterias

Cuatro países y medio millón de euros para el Inbiotec.

El proyecto denominado Topcapi está sufragado con cinco millones de euros por la Comisión Europea y colaboran en total cinco centros de investigación y tres empresas privadas de cuatro países (Reino Unido, España, Eslovenia e Italia). La financiación para el Inbiotec es de 509.842,50 euros, diferidos entre 2017 y 2021.

El objetivo general del proyecto es crear «fábricas bicrobianas para la producción de fármacos de gran valor, especialmente antibióticos» que se usarán en el tratamiento del acné y para combatir las infecciones causadas por las superbacterias, resistentes a varios antibióticos y que suelen ser mortales. «Como la fecha de finalización del proyecto está próxima, el impacto de un ERE sería limitado y, en principio, solo afectaría a la justificación final de las tareas. No obstante, debido a la situación financiera del Inbiotec no se podrá ejecutar completamente todo el presupuesto», advierten los investigadores del instituto leonés. Según un estudio publicado en The Lancet Infections Diseases del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, las infecciones por bacterias resistentes causaron 30.000 muertes en Europa. La cifra es comparable a la letalidad sumada de la gripe, el sida y la tuberculosis.

Según el informe de abril de 2019 de la agencia de la ONU, este problema causa anualmente 700.000 muertes en el mundo y si no se ataja se estima que para 2050 la cifra aumentará a los 100.000 fallecidos por esta causa. De ser así «tendría consecuencias económicas similares a las de la crisis financiera mundial de 2008», subraya el análisis.

Bioplásticos

Aprovechamiento de los residuos agrícolas.

Otro de los proyectos actualmente en curso tiene el acrónimo Biopolrex . En este caso se trata, igualmente, de una investigación consorciada, pero a nivel nacional. La coordinación corresponde a la Universidad de Alcalá de Henares y participa como socio, además del Inbiotec, el Instituto Tecnológico del Plástico, con sede en Valencia.

La iniciativa pretende el aprovechamiento de residuos agrícolas como la paja de maíz o la pulpa de remolacha para obtener terpenoides, los cuales serán utilizados a su vez para producir bioplásticos. El proyecto inicialmente termina el 31 de diciembre de 2021, aunque se pretendía —según informan los investigadores— «pedir por parte de todos una prórroga de seis meses cuya solicitud tendría que presentarse de forma conjunta durante el mes de septiembre». Al no poder concluirlo, «Inbiotec no podrá suministrar los terpenoides producidos en sus instalaciones a los otros socios, encargados de convertirlos en bioplásticos», aclaran.

Economía sostenible

Innovación y cooperación empresarial.

También está en marcha el proyecto Inbec , dedicado a impulsar y desarrollar una economía sostenible a través de la innovación y la cooperación empresarial. Está coordinado por el ICE y participan Inbiotec, la Universidad de Salamanca, el centro tecnológico Cartif, la Diputación de Ávila, la Fundación Patrimonio Natural y los socios portugueses Instituto Politécnico de Braganza e Instituto Pedro Nunes.

Debe estar terminado el 5 de abril de 2022, aunque también se espera que sea prorrogado hasta el 31 de diciembre debido a la pandemia. «El cierre del Inbiotec igualmente afectaría al resto de los socios al no poder cumplir los compromisos del centro. Se da la circunstancia de que la financiación de este proyecto se recibe según se va ejecutando. De hecho al entrar en concurso de acreedores y no estar al corriente de pago con la Seguridad Social, Inbiotec no puede cobrar los gastos ya ejecutados y justificados correspondientes a los años 2019 y 2020. Además se dejarían de recibir los del 2021 y 2022», señalan las mismas fuentes.

Cepas microbianas

Excelencia y mejora competitiva de los centros tecnológicos.

El objetivo general de Bioplat, dentro de la convocatoria de excelencia y mejora competitiva de los centros tecnológicos de Castilla y León, es optimizar la metodología para obtener cepas microbianas propias de Inbiotec para uso como plataformas biotecnológicas productoras de compuestos de alto valor añadido. «Un ERE dejaría sin ejecutar la mayoría de las actividades y objetivos», revelan los afectados, que a lo largo de los últimos meses han pedido a las administraciones públicas que aporten ideas para salvar al instituto de esa liquidación que planea sobre el organismo desde finales del mes de abril, aunque entonces nadie esperaba este desenlace.

De nada ha servido, al menos hasta el momento, la presión que ejerció la comunidad científica, los propios estudiantes de la Universidad y todos los colegios profesionales de León, que como los trabajadores, reclamaron una solución que garantizara su viabilidad, pero esa inyección de liquidez tan necesaria no se produjo. Tampoco el compromiso público de financiar de manera periódica al centro de investigación. Sí hubo fuegos de artificio lanzados por las instituciones para ganar algo más de tiempo.

La junta directiva la forman además de la Universidad y la Diputación, ADL Biopharma, Queserías Picos de Europa, Evonik y Calidad Pascual. Una de las ideas que se barajó en un principio fue que la Administración provincial convirtiese al instituto en una fundación. También que lo absorbiera el Csic, que iba a emitir un informe al respecto que nunca llegó. Así pretendían evitar que León pierda el enorme capital acumulado por Inbiotec durante los últimos 30 años, tanto de recursos materiales como científicos, que se reflejan en los más de 350 artículos publicados en revistas de alto impacto por los expertos que integran la plantilla.

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