Diario de León

La institución suspendió el trabajo en remoto repentinamente

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Apenas sin aviso previo, únicamente 48 horas antes, un decreto del presidente anunció a la plantilla que desde el día 1 de julio todos debían trabajar presencialmente en las sedes de sus puestos y fichar en los controles digitales a la entrada de sus edificios, es decir, a través de su huella. Dejó de estar permitido desde ese momento fichar desde el ordenador de casa habilitado para el teletrabajo y únicamente se contemplaron las excepciones antes mencionadas para poder seguir prestando su labor desde el domicilio. Hasta ese momento, el trabajo presencial y el realizado en remoto se organizaba por equipos —a modo de grupos burbuja— en cada servicio, de manera que una semana uno de ellos acudía a la institución a prestar sus servicios y la siguiente teletrabajaba, con el objetivo de no poner en riesgo al personal al completo de un departamento y evitar que ante un contagio se quedara sin funcionarios por un periodo de tiempo.

En la cascada de incidencias que llegaron a detectar por parte de parte de la plantilla que trabajó en remoto, llama la atención aquellos que se negaban a contestar a llamadas relacionadas con el trabajo hasta que otra nueva orden del presidente les obligó a desviar su número de teléfono laboral a su móvil o a un dispositivo fijo de su casa y atender los requerimientos y consultas telefónicas de compañeros o superiores en su horario laboral.

Otro dato curioso, revelado a este periódico, asegura que hubo trabajadores, incluso, que llegaron a afirmar que no tenían ordenador en casa o que no podían utilizarlo porque lo necesitaban sus hijos para el colegio cuando la pandemia obligó a quedarse en casa a trabajar. Posteriormente, en el momento en que la Diputación fijó el teletrabajo como alternativa a la presencialidad, los mismos trabajadores ya manifestaron contar con ordenadores disponibles para realizar sus funciones públicas desde el hogar.

Aunque los jefes de servicio y un pequeño equipo acudieron a su puesto de trabajo también en pleno confinamiento para garantizar una serie de servicios mínimos, hubo algún caso que optó por teletrabajar y no volvió en medio año a su despacho.

Transcurridos unos meses desde la puesta en marcha del trabajo en remoto, la diputada de Recursos Humanos, Ana Arias, pidió a todos los jefes de servicio un informe para que explicaran cómo iba en cada departamento el nuevo sistema y cuáles eran sus sensaciones. Todos elaboraron un informe y, según fuentes sindicales, la mayor parte de ellos exigieron la vuelta al trabajo presencial ante incumplimientos constatados.

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