Diario de León

El jefe de La Mari niega estar implicado pero abre lagunas

Los sistemas de control de la Caja no detectaron las irregularidades

León

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El jefe del departamento de Caja España en el que trabajaba como secretaria la acusada de idear supuestamente una estafa piramidal de 6,5 millones de euros negó ayer haber tenido ninguna participación en las actividades de su subordinada, pero de su declaración se concluyó la existencia de una serie de lagunas en el sistema de control de la entidad financiera que llevarán a las acusaciones particulares a exigir que la entidad asuma la responsabilidad civil subsidiaria.

El entonces director de la División Financiera y de Control de la que en 2011 era Caja España se exculpó: «Si yo hubiera tenido conocimiento de lo que estaba ocurriendo, habría intervenido», aseguró. No pudo justificar, sin embargo, por qué no se detectaron las ausencias casi constantes de la investigada en su puesto de trabajo durante ese periodo (se supone que las aprovechaba para recaudar fondos de amigos y familiares a los que supuestamente prometía intereses estratosféricos que luego no podía abonarles) ni cómo fue posible que accedieran a las instalaciones de El Portillo todas esas personas cuando había unas normas de restricción muy concretas para las visitas. «Yo no tenía que autorizarlas, ella formaba parte de un pool de secretarias y todas podían dar el permiso de entrada sin necesidad de que pasaran por mi agenda. Yo no sabía quién venía a verla ni qué hacían allí. Puede que abusara de mi confianza», aseguró a pesar de que varios testigos han manifestado en sala estos días que tuvieron ocasión incluso de saludarle cuando acudían a realizar sus aportaciones. «No sé por qué esas autorizaciones de visitas venían firmadas a mi nombre», declaró.

El testigo no reconoció haber firmado un documento exhibido por la defensa de la sospechosa en el que adquiere la condición de delegado del fondo de inversión en el que la investigada depositaba el dinero de los clientes. «Puede que pusieran mi nombre por la condición de mi cargo, pero no recuerdo haber visto ese escrito». La sala advirtió al testigo de que el papel no contiene su rúbrica.

Respecto a los documentos que se entregaban como justificación de las inversiones, los calificó de «burda componenda». Preguntado sobre cómo se pudo engañar a profesionales de la banca con documentos tan «deplorables en calidad y en fundamento» aseguró: «Había empleados que tenían escasos conocimientos financieros». También fue crítico con el uso que se ha hecho durante la instrucción del hecho de que su despacho fuera tan accesible a la sospechosa: «No hay que darle el status que no tiene, la señora de la limpieza también entraba por las tardes y nunca pasó nada».

También afirmó haberse enterado ayer durante el interrogatorio que su ordenador fue el único que la Guardia Civil no pudo investigar, por encontrarse encriptado: «Sólo sé que no me lo han devuelto».

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