Diario de León

Benjamín Castro | Presidente de Csif Castilla y León

«No sé si la Junta tiene voluntad real de llegar a acuerdos o marea la perdiz»

Benjamín Castro, presidente de Csif en Castilla y León. MARCIANO PÉREZ

Benjamín Castro, presidente de Csif en Castilla y León. MARCIANO PÉREZ

León

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Preside Csif Castilla y León desde septiembre del año pasado y ya tiene varios frentes abiertos, principalmente con la Junta, a la que acusa de incumplir los acuerdos alcanzados en el marco del Diálogo Social.

—¿Hasta qué punto condiciona la pandemia su hoja de ruta?

—La pandemia lo condiciona todo, hasta el punto de que no hemos podido celebrar congresos. Tomamos la decisión, a nivel nacional, de paralizarlos y optamos por la solución estatutaria de las comisiones gestoras para evitar, en un ejercicio de responsabilidad, juntar a cientos de personas cuando era una temeridad. De entrada condiciona un nuevo mandato porque cuando entras te gusta plantear tu proyecto y que en el plenario sea votado.

—¿Cuál es su hoja de ruta?

—Lo primero es seguir ofreciendo a los trabajadores otra clase de sindicato, un sindicato profesional, abierto a todas las opciones políticas porque la ley de independencia la llevamos a gala, y con fórmulas de trabajo basadas en el estudio, la preparación, y la profesionalidad necesarias para ejercer el sindicalismo moderno alejado de discursos anacrónicos y de clase. Por otra parte, dentro de las administraciones públicas, que es donde radica nuestra principal fortaleza, tenemos mucho que negociar. Hay que modernizar nuestras administraciones y hay que reorganizar las plantillas y alimentarlas. Tenemos unas plantillas en cuadro porque la anterior crisis, de la que no nos habíamos recuperado, supuso un detrimento de plantillas que supera el 10% de media en todas las administraciones. Hay que acabar con la tasa de temporalidad que supone un problema para la ejecución de los servicios publicos.

—Durante los últimos meses se ha hablado mucho de la importancia de los servicios públicos, pero por lo que cuenta la situación de los trabajadores es bastante precaria. ¿Cómo se soluciona?

—La primera solución es evidente y pasa por ofertas de empleo público ambiciosas en todas las administraciones. En el ámbito de Sacyl es clara la necesidad de articular esas ofertas capaces de reforzar las plantillas que están aminoradas y, por otro lado, acabar con esa temporalidad. Lo primero es hacer caso a lo que esta plasmado en la ley, es decir, igualdad, mérito, capacidad y publicidad. Aparte tenemos un colectivo ingente que no tiene ninguna culpa y que está trabajando en precario. Hay que acabar con esa tasa de temporalidad para volver a unas cifras lógicas. No puede ser que en algunos sitios se supere el 70%, como en el ámbito de los servicios sociales de la comunidad. La Junta tiene que ser responsable y como tal tener unas consecuencias por el abuso de ese tipo de contratos. Hay que ponerse a trabajar y elegir, porque un presupuesto público no deja de ser una elección. Ahora mismo el dinero hay que ponerlo sobre la mesa para mejorar nuestros servicios públicos. Reducir esas tasas de temporalidad no supone prácticamente dinero porque están cubiertas por personal interino. Es voluntad política y organización. Hagámoslo de forma pactada e inmediatamente. Los sindicatos como el nuestro, referente a nivel de administraciones publicas, tenemos mucho que decir porque dentro de nuestras filas tenemos a todo tipo de empleados públicos. No solo hay que aumentar las plantillas, hay que modernizar la administración porque en determinados ámbitos los protocolos de actuación siguen siendo los mismos que en los años ochenta.

Temporalidad
«Debería haber algún tipo de consecuencias por el abuso de la interinidad en las administraciones»

—¿Por dónde pasa esa modernización?

—Por la digitalización y el trabajo. Esta pandemia ha puesto de manifiesto que hay cosas que se pueden hacer de forma diferente. Eso habrá que formalizarlo, alejándolo de parches, improvisaciones y ocurrencias. Sentémonos y hablemos. Ahora en la Junta se quieren negociar las relaciones de puestos de trabajo, pues hagámoslo teniendo en cuenta nuestra idiosincrasia. Castilla y León es una Comunidad enorme, la segunda más grande de Europa y tiene puestos ultraperiféricos que se han de cubrir. No solo hay que coger una calculadora, hay que poner un folio en blanco y empezar a ver las necesidades reales, nuestros condicionantes y escuchar a los profesionales que saben de lo que hablan.

—¿En qué punto está el Diálogo Social?

—La negociación colectiva hay muchas maneras de organizarla. En Castilla y León tenemos la figura de la mesa general del diálogo social. El estatuto básico del empleado público lo que marca es que existe una mesa general del empleado público. Lo primero hay que sentarse a negociar, de forma real, con voluntad de llegar a acuerdos. La Consejería de Hacienda tiene que estar implicada en todo ello porque, lógicamente, cada acción necesita un capítulo presupuestario. Hay que empezar por cumplir lo pactado porque si no de qué vamos a hablar. Tenemos pendiente la necesaria recuperación de la jornada de 35 horas, que se pactó la legislatura pasada, pero no se ha cumplido; tenemos una carrera profesional publicada en una ley que está por regular, pues hagámoslo también; tenemos los fondos adicionales, que se firmó un acuerdo a nivel nacional en el año 20017-2018 para la aplicación de esa necesidad de aumentar salarios para amortiguar desequilibrios. Todavía está por pactarse. Antes de irnos de vacaciones de verano debía estar cerrado. A mayores hay que crear una ley de cuerpos y escalas para encajar todo eso dentro de la modernización de la administración. Hay que desarrollar el plan de igualdad, que va con retraso. Ese camino también es parte de esa modernización tan necesaria. Otro asunto pendiente, que afecta alrededor de 20.000 trabajadores, es el convenio colectivo, que es obsoleto. Lo estamos negociando pero se está yendo demasiado lento y no sé si hay una voluntad real de formalizar este tema o simplemente están mareando la perdiz. Estos asuntos hay que tratarlos de manera inmediata, no podemos perder más el tiempo.

Negociación colectiva
«Ya era hora de reconocer ese maltrato a los empleados públicos, pero vamos a hablar de todo»

—No ayuda el acuerdo bilateral entre la consejería y Satse. Han sido muy críticos.

—Antes decía que hay muchas fórmulas de organizar la negociación colectiva. Hemos ido a un modelo gremial, del siglo XIX, hablando a cachitos y eso no lleva a nada porque crea frustración, malestar y una rivalidad absurda. Hablamos del colectivo del Sacyl, que con la pandemia lo está pasando muy mal. Hay que recordar que ahí había profesionales que iban con bolsas de basura a desempeñar su trabajo y que dieron en algunos casos la vida. Claro que tiene que haber un reconocimiento para el colectivo de enfermería, faltaría más, al igual que para las más de 100 categorías profesionales que hay dentro del Sacyl. Además hablamos de un colectivo que trabaja en equipo. No rompamos esos equipos porque es algo muy peligroso que pone en riesgo todo el sistema de salud. Las enfermeras y enfermeros han trabajado mucho y merecen un reconocimiento pero los docentes también. Ya era hora de reconocer ese maltrato a los empleados públicos, pero vamos a hablar de todo.

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