La justicia, además de ciega, ahora también tiene agujetas

Las salas de vistas siguieron vacías. Los pasillos despejados (y eso será mucho más allá de la duración del estado de alarma). No había togas ayer en los juzgados. La plantilla de funcionarios sigue trabajando a su ritmo de incorporación progresiva, que será completo el próximo martes. Y los plazos procesales se abrieron en el primer jueves de junio para que los profesionales (abogados y procuradores) puedan ir moviendo la maquinaria. Pero poco más. El inicio de la desescalada tuvo en su primer día de actividad muy poco de presencial y se augura que lo mismo ocurrirá el martes, porque el run-run es el mismo en todos los estamentos de la justicia: hasta bien entrado el otoño, la Audiencia y los Juzgados vivirán instalados en la vieja normalidad.

Lo sabe bien Antonio Rodríguez, que lleva 28 años en los juzgados «haciendo de filtro para que la gente no suba innecesariamente. Lo hacíamos antes y ahora más porque está restringido solamente a las personas que tengan cita previa».

Reconoce Antonio que ha pasado miedo por su salud en algunos momentos «porque por aquí pasa mucha gente al cabo del día y de hecho hablo para reivindicar nuestro papel porque como podéis ver, no tengo mampara delante. Siempre hemos ido un poco a la cola con el gel y las mascarillas y si no es por el banco que hemos puesto delante, no guardas la distancia de seguridad. Viene mucha gente de fuera y nunca sabes qué contacto traen y con quién ha estado». Cuando venga el verdadero aluvión «nos espera una buena, porque va a ser una avalancha de gente. Esto ha venido para quedarse y el teletrabajo y los sistemas electrónicos serían importantes», según explica.

Funcionarias del SCOP Penal, en plena actividad. JESÚS F. SALVADORES

José Luis Rosales es funcionario de Primera Instancia 5 pero acude al Servicio Común de Ejecuciones para realizar un trámite. La sala es generosa en espacio ahora. Antes del 14 de marzo era un hormiguero. En la primera mañana de reapertura de los plazos procesales hay media docena de funcionarios que no paran de acá para allá. «Esto no es una vuelta real. Ni lo va a ser el martes, cuando se incorpore el resto de la gente. Esto hasta septiembre no va a empezar a funcionar y a partir de ahora habrá juicios y o casi todos por videoconferencia».

En el tiempo de la pandemia «hemos ido haciendo cuatro cosas pero nosotros no tenemos el volumen de trabajo del Registro, por ejemplo». Los señalamientos «son la clave de todo. Hoy es día 4 y empiezan a abrir los plazos, el día 9 vuelven los funcionarios y se irá viendo todo».

A las puertas del Registro Civil, Fernando López emplea su tiempo en realizar los trámites inherentes a su trabajo en la funeraria de Valencia de Don Juan. «Vengo a por unos literales de defunción y no me los dan presencialmente. Si tengo que tramitar una licencia me dan uno de un difunto. Antes se almacenaban y te los mandaban por correo. Yo vengo a por tres certificados y ya no me los dan en persona. Para solicitar una licencia de enterramiento puedo pedir tres literales de un difunto, pero no puedo pedir los de los tres que me hacen falta. Eso lo retrasa todo. Ahora lo pido por correo, me lo mandan a mí y luego yo a la familia. Trabajo el triple».

Enrique Marugán es el secretario coordinador de León. No dispone de datos sobre las suspensiones de juicios que han sufrido los órganos judiciales «porque las agendas no están actualizadas y los datos que podrían generarse no serían exactos». Entiende también que antes del otoño no habrá normalidad en las salas de vistas.