Diario de León

León es la provincia con más familiares que se dedican en exclusiva a sus dependientes

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Un total de 3.226 cuidadores no profesionales de personas dependientes en Castilla y León se han incorporado como cotizantes hasta el 31 de marzo de 2020, según los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social recabados por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). La provincia de León se sitúa a la cabeza de la Comunidad con 713 personas integradas en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (Saad) para dedicarse en exclusiva a sus familiares. Por detrás figuran Valladolid (548), Salamanca (493), Burgos (428), Zamora (327), Palencia (260), Ávila (195), Segovia (190) y Soria (72). La mayoría son nuevos convenios suscritos desde que el 1 de abril de 2019 la Administración General del Estado se hizo cargo de abonar las cotizaciones, en cumplimiento del Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación.

De esta forma, en el conjunto de España, un año después se ha multiplicado por ocho la cifra de 7.304 ciudadanos —nueve de cada diez son mujeres— que había en alta a 30 de marzo de 2019 hasta alcanzar a 59.305, siendo Valencia (10.247), Andalucía (9.427) y País Vasco (8.280) las comunidades con mayor número. El 39,7% no ha cumplido los 50 años, un 42,2% tiene entre 50 y 60 años y un 18% supera los sesenta.

Uno de los motivos de la aprobación de la prestación económica destinada al cuidador no profesional en el marco de la Ley de Dependencia era saldar en la medida de lo posible una deuda histórica especialmente contraída con las mujeres que asisten a sus mayores (y a veces pequeños y jóvenes con discapacidad) renunciando a su vida laboral y social.

La posibilidad de cotizar por la asistencia a personas en situación de dependencia entró en vigor en mayo de 2007, con la crisis económica entrando en escena. El alta en el sistema de la Seguridad Social permitió a los cuidadores informales alcanzar las mismas prestaciones que el resto de trabajadores, como por ejemplo, la jubilación o la incapacidad permanente y les abrió las puertas a programas de formación

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