Diario de León

LA DICTADURA DEL RUIDO

León estudia prohibir que se abran nuevos bares en el Conde y el barrio Romántico

El aumento del ruido hace que se promueva la tramitación para ampliar la zona ZAS.

Medidor de ruido ‘made in León’.

Medidor de ruido ‘made in León’.

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álvaro caballero | león
León

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Crecen las quejas, crecen los expedientes sancionadores y, como consecuencia, crecerá la delimitación de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS). El Ayuntamiento de León tienen ya reservado presupuesto para el estudio preceptivo que avale la ampliación del espacio de restricción al área del Mercado del Conde y del Barrio Romántico. Dos entornos que ahora están definidos como Zona de Respeto, cuya regulación no evita la proliferación de los negocios de hostelería que causan el 49,8% de los expedientes por ruido abiertos en los últimos cuatro ejercicios.

El asentamiento de la regulación como ZAS de estos dos espacios hará que quede prohibida la apertura de nuevos negocios de hostelería en estas zonas, en las que incluso se ha llegado a crear una plataforma de vecinos para protestar por la proliferación de ruidos. No habrá más establecimientos hosteleros como los que se han abierto en los últimos años sobre todo en el Barrio Romántico, donde los profesionales han optado por ampararse en una pequeña ‘treta’ para sacarlos adelante: solicitar las licencias como restaurante, en los que sólo tienen que acreditar que la superficie dedicada a barra es inferior a 20 metros cuadrados y no supera el 20% de la superficie total del espacio al público. Una forma de esquivar la limitación que tienen al tratarse de calles declaradas Zona de Respeto, donde están prohibidos los pubs y para abrir un nuevo bar tiene que haber una distancia de más de 25 metros con el extremo del más cercano.

 

Este resquicio por el que se cuelan las nuevas aperturas se cerrará con la declaración ZAS, donde en la actualidad hay 186 establecimientos de hostelería que, sumados a los de la Zona de Respeto, hacen que se contabilicen 288 bares, pubs y restaurantes en el área delimitada del casco histórico de la ciudad. Aunque para poder llevarla a cabo el estudio que se encargue desde el Ayuntamiento tendrá que demostrar que se cumplen los preceptos que regula la Ley del Ruido de Castilla y León. La normativa establece que deben hacerse mediciones que demuestren que se superan en más de 10 decibelios los valores límites establecidos, que están fijados en 55 decibelios en horario nocturno, que va desde las 23.00 a las 07.00 horas, y 65 decibelios en el diurno. Unas tomas de datos que tendrán que realizarse «al menos en tres puntos de la zona, ubicados a cuatro metros de altura o en los balcones o ventanas de viviendas y separados entre ellos más de 25 metros», según recoge el texto legislativo, en el que se cita además que las evaluaciones «deberán repetirse en cada punto al menos durante dos días correspondientes a dos semanas distintas», sin que pueda existir «un plazo superior a 15 días entre medidas».

 

Los resultados no sólo servirán para demostrar o no la declaración ZAS, sino que además definirán la extensión de la Zona de Respeto que tiene que haber a su alrededor. En función de cuál sea el nivel de decibelios por encima del tope de referencia se decidirá hasta dónde llega esta marca, que a priori se calcula que podría llegar hasta el entorno de la plaza de San Isidoro. Este entramado de pequeñas calles peatonales quedarían incluidas dentro de las restricciones de apertura de nuevos locales sólo si hay más de 25 metros de distancia; una norma que no rige en el resto de la ciudad, donde tan sólo se exige que haya esta distancia en el caso de las discotecas.

La decisión municipal se encuadra en un contexto que firma 353 expedientes por ruidos en la ciudad en los últimos cuatro años, de los cuales 176 se abrieron por las molestias causadas por locales de hostelería. En la estadística se observa el aumento de un 58% en 2015, sin que se haya cerrado todavía el año: desde los 75 de 2014 hasta los 119 que ya hay en la actualidad, debido sobre todo a las actuaciones musicales en la calle sin permiso, como los artistas callejeros, las terrazas en las que se instalan altavoces, las charangas del casco histórico e incluso los ensayos de bandas de Semana Santa.

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