León reivindica la «labor callada» de los héroes del municipalismo

asun G. Puente | león

A las puertas de los cuarenta años de la constitución de los primeros ayuntamientos democráticos, una efeméride que el país celebrará el año que viene, la conmemoración de los también cuarenta años de la Carta Magna de 1978 alzó ayer la voz de León en defensa y reivindicación del municipalismo y sus héroes: alcaldes, concejales, pedáneos y diputados provinciales. El anfitrión del acto, el presidente de la Diputación, organizadora este año del homenaje a la Constitución, remarcó que hoy «más que nunca es el momento de saldar una deuda histórica con el poder local, de exigir un mayor compromiso financiero con las instituciones provinciales y los ayuntamientos. De hacer real la segunda descentralización», enfatizó Juan Martínez Majo.

El ponente encargado en esta ocasión de ensalzar el espíritu de la Ley de Leyes, el presidente del Consejo Consultivo de Castilla y León, ensalzó en la «Casa de los ayuntamientos» también el municipalismo, con un homenaje a todos los alcaldes de la democracia. «Quiero reivindicar en una provincia que cuenta con 211 ayuntamientos el compromiso siempre desinteresado de nuestros alcaldes y concejales de los pequeños ayuntamientos, que son un ejemplo de servicio a sus vecinos y que también son políticos». Voluntariado a coste cero, dijo Mario Amilivia de ellos. «Son lo que yo siempre he considerado el vecino de guardia».

En una tierra como León, la defensa del medio rural convierte a los pueblos en el epicentro. El exalcalde de la capital trajo a colación una reflexión de Antonio Maura, quien definía la «España rural» como «la España sin pulso» y para que esto no suceda, Amilivia elogió el papel de las diputaciones como encargadas de garantizar la cohesión social y el equilibrio territorial.

Previamente, el presidente de la institución provincial había reclamado un «gran acuerdo político» que garantice la suficiencia financiera de las instituciones locales y «permita a las diputaciones desarrollar un papel estratégico en el mundo local». Precisamente este punto, aseguró Majo, es la mejor receta contra la despoblación. «La Diputación es la administración idónea para desarrollar un nuevo modelo de cooperación y asistencia a los municipios; es vital contar con más recursos, más capacidad y mayor autonomía». De esta forma, comentó, la institución podrá garantizar el principio de subsidiariedad. «Y la segunda descentralización será el modo de devolver lo mucho que han dado al conjunto de los españoles las entidades locales, la auténtica columna vertebral de la democracia».

En su discurso, La Constitución de la Concordia: el pueblo siempre protagonista, Amilivia hizo un recorrido por las distintas cartas magnas españolas y su contexto histórico, con especial énfasis en las primeras Cortes modernas del mundo, las constituidas en León en 1188 y reconocidas por la Unesco. Apeló al espíritu de consenso que hizo posible que el pueblo español aprobara en las urnas la Constitución de 1978. «Una Carta Magna no impuesta por unos españoles a otros; un acuerdo sin vencedores ni vencidos».

Y una llamada al consenso, la política con mayúsculas y la concordia. «Hoy se percibe un repudio a la política con carácter general, la política siempre es necesaria en democracia». Recordó en este punto a los «vecinos de guardia», a los alcaldes y ediles de pequeños municipios, a los que puso de ejemplo «al servicio del interés general y de todos». A ellos les pidió que preserven el espíritu de la Transición. «Es tiempo de resarcir su difícil trabajo, hagámoslo desde la Constitución», clamó Majo minutos antes.