«En León tenemos la historia de la minería desde las Médulas; hay que hacer algo positivo con eso»

—Con el fin de las minas, queda en el aire el futuro del patrimonio que necesita ser conservado y al que se le puede dar otro uso. ¿Existe alguna planificación en este sentido?

—Una de las estrategias que expusimos cuando llegamos a la consejería es que tradicionalmente hemos visto el patrimonio como las iglesias, los castillos... en referencia al patrimonio monumental urbano o rural y no estamos acostumbrados a contemplar patrimonios como el documental, el bibliográfico, el museístico, o el inmaterial. Se está trabajando mucho en recuperar, de hecho, las voces del pasado. En este sentido también entra el patrimonio industrial. Desde la consejería y desde la Dirección General de Patrimonio Cultural dirigida por Gumersindo Bueno estamos fomentando la declaración de Bien de Interés Cultural de aquellos patrimonios menos conocidos y que han devenido en bienes históricos que tienen que ser reconocidos y apreciados por los ciudadanos y que de otra forma seguramente se perderían. Uno de ellos es el patrimonio minero. Hemos utilizado por ejemplo el Pozo Julia, dando nuevos usos a ese patrimonio y creando la expectativa de crear un red para conectar el patrimonio con la hostelería, el turismo. Crear un producto y crear una experiencia. Apostamos por recuperar el patrimonio minero. Se cierran las empresas mineras, las zonas se quedan desamparadas, aunque hay planes para reconvertir las zonas, pero no nos damos cuenta de que existe un patrimonio al que se le puede dar un nuevo uso. Hemos apostado también por el patrimonio documental. En Sabero, vamos a crear el Archivo Histórico Minero con centro en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León. Hemos heredado un patrimonio que nos va a permitir conocer a través de esos documentos como era la vida de las empresas, quiénes trabajaban, cómo trabajaban, de qué se nutrían, a quién compraban... tenemos el conocimiento de la zona y eso nos lo permite la documentación. A través de su historia podemos estudiar y conocer, no sólo la empresa, como es el caso de la Hullera Vasco Leonesa, sino también de su entorno. De hecho, el archivo de la HVL es uno de los más extensos que existen sobre la minería. Tenemos elementos para hacerlo, pero no sólo el continente, sino también el contenido con el patrimonio documental, con el que podemos posicionarnos como cabecera de un patrimonio muy desconocido que podemos crear un gran centro de investigador y un vivero para la creación de empleo porque estos documentos hay que organizarlos, describirlos y digitalizarlos. Se puede adaptar a las nuevas tecnologías para la difusión del conocimiento, que es lo que nos permite internet, difundirlo a lo largo y ancho del mundo. Si somos capaces de ver todos los recursos de los que disponemos de forma integral estaremos en mejores condiciones. Hay que saber lo que tenemos y pensar y diseñar una estrategia para actuar. En León tenemos prácticamente la historia de la minería, con el yacimiento de las Médulas, de época romana, Patrimonio de la Humanidad, y una serie de canales alrededor que también se está trabajando en su declaración. Es una de las pocas que existen de estas características. Tenemos este paisaje cultural y su continuación a lo largo del tiempo, con la minería practicada de otra forma, con otros métodos y con otra finalidad. En Sabero tenemos la primera tecnología que llegó a España en su género para extraer el carbón de una manera determinada. Tenemos recursos suficientes y necesarios para construir algo en positivo y ese patrimonio industrial, que ha sido en muchas ocasiones maltratado. Somos conscientes de que el patrimonio industrial existe, que tiene una utilidad y un fin y que tenemos que conservarlo y aplicarlo a otros usos.

—De hecho, la Diputación se les ha adelantado en eso y ha preparado una exposición en el Pozo Julia, que ha tenido un gran éxito y una gran repercusión incluso a nivel internacional.

—Sí, todos trabajamos en lo mismo. Son ámbitos de competencias que compartimos. Es bueno y es positivo que se realicen todo este tipo de iniciativas, porque al final lo que buscamos es conservar, difundir y proporcionar un servicio. En este caso, a través de la cultura utilizando los recursos de los que disponemos. Si hubiésemos visto este patrimonio hubiéramos ahorrado dinero acondicionando estos espacios en lugar de construir grandes centros. En ocasiones de bonanza no se ha visto. Esto nos debe llevar a reflexionar sobre lo que podemos hacer ahora.