Diario de León

La ciudad en movimiento

León vuelve a sentir el pulso otra vez en el encuentro con la fase 2

Bares y restaurantes vuelven a ver clientes en sus mesas de interior

La piscina de la Venatoria fue de las pocas abiertas. FERNANDO OTERO

La piscina de la Venatoria fue de las pocas abiertas. FERNANDO OTERO

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León

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Tres meses después de que el coronavirus llegara a nuestras vidas y dejase a León en estado de hibernación, la ciudad salió ayer al encuentro de la fase 2 para reencontrarse con sensaciones perdidas, con hábitos aparcados, con trámites pendientes de resolver o con reuniones familiares alrededor de una mesa dentro de un restaurante. Literalmente, la vieja urbe volvió a sentirse el pulso. Es cierto que un recorrido de horas por sus calles deja la sensación de que León es como un enfermo convaleciente que da los primeros pasos tras un largo proceso de postración. Hay ganas pero las piernas no responden todavía con la fuerza necesaria. Sin embargo, la rueda gira; tal vez despacio todavía pero ya anda y lo prueba los cerca de 5.000 trabajadores que ayer tacharon el Erte de sus vidas. Empieza otro capítulo.

La primera gran imagen de ese lunes 8 de junio que será recordado como el del ingreso en la esperada fase 2 se dio poco después de las diez de la mañana cuando El Corte Inglés reabría de nuevo sus puertas y con un gran aplauso de todos sus empleados daba la bienvenida a los primeros clientes que pisaban de nuevo la gran superficie desde que el estado de alarma obligó a su cierre el pasado mes de marzo.

El matrimonio formado por Raquel Domingo y Joaquín García fue de los primeros en entrar y pisar los pasillos llenos con vinilos recordando la distancia de seguridad, hidrogeles para cuidar al máximo la seguridad y vaporetas para desinfectar ropa y probadores. «Teníamos pendiente el regalo de cumpleaños de mi hija. Hizo 25 el 18 de abril y no le pudimos regalar nada. Y no me preguntes más o acabaré llorando», dice Raquel con el brillo de la emoción en los ojos mientras busca en el estante una pulsera de Pandora. Yohana Murillo ha madrugado en busca de un regalo para una buena amiga. Una joya o un bolso. «Realmente no he venido por comprar, he venido para que la cosa vaya avanzando».

Un deseo unánime

«Poco a poco esto tiene que ir moviéndose y recuperándose para volver a lo que era antes»

Volver a caminar. De eso se trata y las sensaciones no fueron malas. «El día ha estado bastante animado, se nota la que la gente, al margen de necesidades, tenía ganas de recuperar sensaciones de normalidad», comentó a última hora el responsable de Comunicación de El Corte Inglés, Juan Carlos Vázquez.

También con buenas sensaciones dio la bienvenida a la nueva fase, Espacio León, otro de los grandes centros comerciales de la ciudad. «Estamos muy contentos, la afluencia ha sido muy buena, casi, como si fuese un día de una época normal». Laura Villar camina entre los pasillos de Mango. «Seguramente no compre nada, pero tenía ganas de ver cosas y volver a tocar la ropa», comenta. El León Plaza también volvió a la vida aunque no lo hicieron todos los negocios allí ubicados. Al igual que otros gimnasios de la ciudad. el que funciona en este centro, Altafit, sigue todavía cerrado. El que sí abrió sus puertas fue el gimnasio Victoria, uno de los referentes de la ciudad en la puesta a punto personal. A media mañana, y a pesar de la restricción de aforo en solo un 30%, un buen número de personas ya estaban en sus instalaciones corriendo en la cinta. pedaleando en la elíptica o volviendo a tonificar los músculos en los aparatos.

¿La gente no tiene miedo a venir a un gimnasio? La pregunta la responden Óscar Fernández y su hijo Pedro, responsables de este centro. «Hay de todo. Hay quien viene y lo hace con bastante recelo, gente joven que tienes que recordarles con frecuencia las medidas de seguridad y luego hay bastante gente de más de sesenta años que quieren esperar a ver como va la cosa y que comentan que hasta octubre no piensan volver. Están viniendo poco a poco y con cautela», comentan al tiempo que recuerdan que dos veces al día desinfectan las instalaciones.

También fue un día de reencuentros para los bares y restaurantes. Reencuentros con las mesas del interior porque hasta la fase 3 el vino o el café en la barra aún no está permitido.

Para José Luis Carrera, dueño del Café Ágora en la calle Miguel Castaño y su camarero Juan Gutiérrez, fue todo un gusto ver ocupadas buena parte de las mesas del interior a las once de la mañana. «Al no tener terraza este es nuestro primer día después de meses cerrados. Esperemos que todo se vaya animando».

Piensa lo mismo Ily Borisova, dueña del Café Bar Ily en la calle Campanillas en Eras de Renueva, adornado ahora por una gran bandera española. Atendiendo a la terraza y a las mesas del interior que ha distribuido entre las que pueden ser ocupadas y las que no para mantener la distancia exigida, ella y su camarera Marlén han tenido una mañana ajetreada entre cafés, vinos y vermús.

También fue el primer día tras el largo paréntesis para el Boccalino, restaurante y pizzería en la plaza San Isidoro. Pese a su gran terraza cara a cara con la basílica prefirieron aguardar a la fase 2 para subir la trapa como comenta su responsable, Judith Rodríguez. Un par de mesas del comedor (el aforo está limitado al 40%) estaban ocupadas y la actividad en la terraza fue buena. «La espera ha sido larga pero no nos quejamos la mañana ha estado animada», resumió.

Los manteles volvieron a lucir ayer blancos inmaculados en la Bodega del Húmedo, en la calle Plegarias. Con las limitaciones del aforo, Aníbal y su gente volvieron a moverse entre los arcos enladrillados de su acogedor comedor. Y como todos un deseo ferviente: «Esto tiene que ir moviéndose poco a poco».

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