Diario de León

Obituario. Antonio Núñez Morán

La lúcida pluma del paisanaje se agota

Muere a los 67 años Antonio Núñez, un referente para los periodistas de varias generaciones que relató con verbo crítico la actualidad de la provincia desde las páginas de Diario de León

JESUS F. SALVADORES

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León

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El despacho de casa tiene impregnado el olor a tabaco de su pipa. Cientos de libros y recuerdos de su reputada trayectoria periodística llenan la habitación, pero destaca sobre todos ellos la placa de ‘Redactor Jefe’ que se llevó de la sede de Diario de León en Lucas de Tuy, una muestra del orgullo que representó para él escribir en esta redacción que hoy está de luto.

Antonio Núñez Morán, uno de los referentes del periodismo en la provincia y en la historia de Diario de León, fallecía ayer por la mañana. Maestro de periodistas, de su mirada crítica y su inagotable ironía aprendió toda una generación de profesionales de este medio, en el que desarrolló la práctica totalidad de su carrera profesional. Con la pérdida de Núñez se va una forma inigualable de escrutar y analizar El Paisanaje , el título del artículo de opinión con el que durante años diseccionó la actualidad política, económica y social en Diario de León.

También se va ese humor privativo. Si le entrabas bien cuando llegabas de nuevo a la redacción, una de las primeras cosas que te enseñaba era «las nueves señales para reconocer a un hijoputa: pelo ralo, frente puntiaguda, cara pálida, barba por parroquias, manos blandas, húmedas y frías, el mirar huido, voz de flauta, pijo flácido y doméstico y la avaricia». En realidad se lo había apuntado de Mazurca para dos muertos , de Cela, su autor preferido, pero en su boca sonaba práctico un consejo así.

Con 15 años le dije a mi padre que me quería ir a Groenlandia a ganar dinero, el suficiente para poder dedicarme a escribir libros y hacerme rico. Él me dijo: «Anda chaval, haz periodismo que por lo menos ganarás algo»

Antonio Núñez nació en La Bañeza el 14 de enero de 1953. Estudió bachillerato en el Seminario Colegio San José de la localidad y más tarde en la Universidad Laboral de Alcalá de Henares. Fue uno de los integrantes de la primera promoción de licenciados en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid, en 1976; aunque desde 1974 trabajaba ya en Diario de León. Una tarea que compaginó también durante años con la corresponsalía de El País en la provincia, y que sólo abandonó temporalmente para ejercer durante tres años de jefe de prensa en la Diputación de León. «Camino Gallego y Felipe Sahagún me pasaban los apuntes», admitió en una entrevista, en la misma que habló de su entrada en la profesión. «Le dije a mi padre que me quería ir a Groenlandia a ganar dinero, el suficiente para poder dedicarme a escribir libros y hacerme rico. Mi padre me dijo: «Anda chaval, haz periodismo que por lo menos ganarás algo».

Antonio Núñez, recibido en La Bañeza tras ganar el concurso de redacción Coca Cola. DL

Los campos de la política, y sobre todo de la economía, fueron los que ocuparon su trayectoria profesional. Junto con el análisis de humor-opinión que realizaba en El Paisanaje , parte de cuyos artículos se recogieron en un libro con las ilustraciones de Antonio Juárez, que los acompañaban semanalmente.

Núñez recibió en 2009 el Premio Fabián Estapé que entregaba la Asociación de Periodistas de León con el Colegio de Economistas, en reconocimiento a toda su trayectoria profesional. Aunque del premio que presumía sobre todo, con la sorna que le acompañó siempre, fue del Campeonato Nacional de Redacción de 1967, el premio Coca Cola que ganó cuando aún estaba en el colegio. Se presentaron 107.660 participantes con «Los vuelos» como tema de redacción. Ganó el primer premio masculino y la organización se lo llevó a Chile; todo el dinero que le dio su padre para el viaje se lo gastó en piedras de coral, por si ganaban valor. Era de contar batallitas, y una de ellas era los recuerdos de ese viaje, como su encuentro con el rey Olaf V de Noruega. De este premio que recibía con 14 años de edad decía que fue el que le metió el gusanillo del periodismo, —«el que me perdió»—, porque a escribir aprendió después. Si de algo presumía era de «haber vivido siempre de escribir».

Políticamente incorrecto, de los periodistas del futuro decía que tendrían que saber manejar muy bien la informática, que a él tanto se le resistió. De hecho, la suya fue la última máquina de escribir que desapareció de una redacción de Diario de León que daba el paso a la tecnología. En todo caso, al futuro de la profesión le recordaba que no podían obviar manejar con la misma soltura la opinión y el análisis en profundidad de las noticias.

Por eso insistía en diferenciar a «los escribidores» al dictado de los periodistas. Para estos últimos insistía en que era imprescindible tener curiosidad y aprender, siempre aprender a escribir mejor. Y no casarse con nadie. Eso que él ejerció con una carga crítica que le granjeó tantos seguidores como antipatías.

Adusto, no tenía ambiciones individuales, pero le gustaba influir; más que el poder. Su mirada siempre al filo de unas gafas caídas parecía un juicio crítico, pero en realidad escondían a un periodista extraordinariamente lúcido de los que además se sentían a gusto escribiendo con una copa a mano. En lo personal quizá no era sentimental, pero sí sentido, y como padre le bastaba saber que sus hijos eran felices; deben saber que lo cavilaba. Carmela, su esposa, su pensamiento durante 33 años, cumple ahora uno de los deseos de Núñez y es destinar el dinero de las flores a la Protectora de Animales y Plantas de León. No quería coronas de rey.

Sus compañeros de la redacción de Diario de León destacan hoy la figura de Antonio Núñez como «un referente del periodismo de raza, de esos que pasaban del comunicado oficial, de los del cuerpo a cuerpo». «Con Núñez se va una forma de hacer periodismo fresco». Le definen como «un paisano con mayúsculas del periodismo de esta provincia. Quienes llegamos a la redacción en los años 80 aprendimos de su mirada crítica, que con el tiempo se fue tornando ácida».

El mejor obituario de Núñez lo hubiera escrito él mismo. Pero si algo consiguió ayer este obcecado madrugador fue levantar por primera vez a toda la redacción antes de que saliera el sol. Descansa en paz, Antonio Núñez. Los que estamos, los que se fueron, hemos sentido inmensa gratitud por haberte acompañado.

 

Pésame de la Asociación Leonesa de Periodistas. «Antonio Núñez compaginó en su trabajo el rigor y análisis crítico de la actualidad en sus informaciones con un agudo sentido irónico de los acontecimientos que explotó sobre todo en sus artículos de opinión, parte de los cuales publicó en un libro recopilatorio», destacó ayer la Asociación de Periodistas de León en un comunicado en el que lamentó la pérdida de un periodista, al que califica como «un referente» en el análisis de la actualidad política y económica de la provincia de León.

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