Diario de León

Infraestructuras

Más de veinticinco mil vehículos encallan al día por el retraso de la ronda Norte de León

La rotonda de Cantamilanos se ha convertido en un cuello de botella con el anillo de la circunvalación sin cerrar

León

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La circulación que sortea León norte se enfrenta a diario a la rotonda de Cantamilanos; una circular de doble carril es lo más cerca que está el tráfico de León de una arteria exterior a la ciudad, que termine por cerrar el cordón de las rondas de circunvalación; las que mueren por un extremo al oeste, en la prolongación de la ronda sur. Y por otro, en el linde de la ronda Este, donde acaba toda la expectativa de los cuatro carriles que exhibe la LE-20, antes de vomitar más de veinticinco mil vehículos al día contra la Nacional 630, convertida en el embudo más solicitado del tráfico rodado en León.

En la rotonda de Cantamilanos confluyen a diario todas las miserias de las carencias estructurales que padece la capital leonesa, que lleva más de tres décadas de espera por una circunvalación norte que termine por hacer fluidos los acceso a los barrios de Eras, al cordón urbanístico más septentrional, que afecta también a municipios colindantes, que forman parte del extrarradio poblacional y residencial de la ciudad de León. La rotonda que enlaza la avenida de Asturias con la ronda interior soporta a diario a más de veinticinco mil vehículos; la cifra pone en evidencia la planificación que se hizo para estructurar y racionalizar el tráfico en el contorno urbano de León. Una rotonda de diámetro reducido soporta la misma carga que los enlaces de acceso a la ronda este, la LE-20, más amplias, más espaciosas, mejor dimensionadas.

Un punto clave 

La rotonda de la carretera de Asturias soporta hasta 2.000 vehículos en hora punta

La carretera de Asturias se ha convertido en los últimos cinco años en el mejor exponente de la necesidad de León de cerrar la circunvalación por el norte, de llevar a término los seis kilómetros de vial que sería necesarios para enlazar la N-630, en el extremo más próximo a la zona de hospitales, y el nudo de comunicación que acordona la ronda Sur con los ramales a las autopistas A-66, AP-66, AP-71 y N-120. La carencia de una vía de alta capacidad entre los dos extremos agrava cada día la presión circulatoria sobre esta intersección del barrio de Cantamilanos, que filtra cada jornada todas las opciones para llegar al extremo norte de la ciudad; también, a las arterias urbanas que no están reguladas por semáforos, y permiten una entrada diáfana y ligera a la urbe.

Sin continuidad

El anillo para circunvalar León está pendiente de un proyecto olvidado desde hace treinta años

Este triángulo norte de la capital leonesa ha experimentado en los últimos años un crecimiento exponencial en el tráfico rodado, la salida mejor definida a falta de ese anillo de circunvalación sobre el que ahora cojea la movilidad exterior de la ciudad. Desde las avenidas de Eras de Renueva, más de veinte mil vehículos comparten cada día el trayecto hacia la rotonda de la carretera de Asturias. La circular es capaz de absorber en los tramos de mayor densidad a más de dos mil vehículos cada hora. El hito convierte los acceso a la rotonda en un hervidero de coches. Retenciones kilométricas entre las dos y las tres de la tarde; ese es el techo de la densidad de circulación según los tramos horarios registrados. La cuantía se reduce a la mitad, a los mil vehículos a la hora, en los tramos valles de la demanda de esta traza, que suele encajarse entre las diez y las once de la mañana; en el resto del día, todos los registros están por encima de ese límite.

No hay otro punto de acceso a la capital leonesa que cuente con un registro mayor de vehículos que este de la carretera de Asturias; la presión tiene una solución sencilla. Basta con recuperar de los cajones del Ministerio (ahora) de Transportes los planos que marcaban el anillo de la circunvalación norte de la capital leonesa. Seis kilómetros sin fondos.

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