Diario de León

Los militares logran mantener el potencial con pruebas nacionales

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En la base Conde de Gazola del Ejército de Tierra operan dos de las unidades más punteras a nivel nacional en el uso de RPAS —como se conoce a los drones en el argot militar—: el Gail y el Grosa. El Gail actúa como unidad de apoyo y asesoramiento de la Dirección General de Armamento y Material de Defensa, en el marco del programa Rapaz, para probar nuevos sistemas de aparatos tripulados remotamente. Actualmente, el grupo trabaja con el Atlantic un sistema «para la adquisición y localización de objetivos», como explica el coronel jefe del Ralca 63, del que depende el Gail, Francisco Fernando Barrio García. El coronel destaca que el Atlantic «refuerza nuestras capacidades» y ensalza el potencial de la provincia con buenas condiciones climatológicas, así como las infraestructuras con las que cuentan en Conde de Gazola.

En 2015 el Ejército de Tierra creó el Grosa, que aunque depende del Regimiento de Inteligencia, con sede en Valencia, se decidió ubicar en León porque el entorno era óptimo para las operaciones de vuelo de sus Searcher. Defensa barajó, por «cuestiones operativas», trasladar el grupo a La Rioja, pero de momento, todo apunta a que permanecerá en León al menos dos años más, donde goza de los medios para seguir realizando sus campañas de vuelo. Esta unidad fue la primera a nivel nacional en poner los RPAS al servicio de la inteligencia militar.

Tanto el Grosa como el Gail son unidades con amplia trayectoria y que, además, colaboran estrechamente con el sector civil, incluida la Universidad de León. Las unidades respaldan todo el potencial del escenario leonés para los vuelos de estos vehículos no tripulados que, a nivel civil, debería completarse con una industria potente que dé alas a un sector con grandes posibilidades de futuro.

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