Lo mismo que un Lunes Santo, pero al final de febrero

Ya quisiera la Semana Santa una meteorología como la de precuaresma. En lo que los vaticinios en torno a la climatología van ganando cuerpo a medida que se acercan las fechas, la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno presentó ayer en sociedad la remozada imagen de La Crucifixión, obra del artista sevillano José Antonio Navarro Arteaga.

«Hay mucha diferencia entre aquel chaval y ya este hombre joven que acomete un misterio para un sitio que le encarga por primera vez un encargo a un escultor del sur», explicó el imaginero en una comparecencia matinal en Santa Nonia a la que e acompañaron su esposa y su hijo, con la presencia del abad de JHS, Francisco Javier Jimeno.

El proyecto inicial lo encargó José Manuel de Luis en su abadía, pero Navarro recordó las vicisitudes hasta llegar a su estreno ayer y matizó las diferencias con su anterior obra para la coradía, La Exaltación. «Destacó el artista «el dolor de la Virgen» en el nuevo paso «que sufre hacia adentro».

«Las palabras quedan un poco vacías si no nos emocionamos cuando está la obra delante», reconoció. «Esta evolución de 22 años desde la última obra se puede notar o no, dependiendo de quién lo vea».

La segunda procesión de JHS ajena al marco de las fechas de la Semana Santa (la primera fue el traslado de Nuestro Padre Jesús Nazareno, finalizadas las obras de reforma de Santa Nonia) partió desde la capilla con la talla antigua y recorrido idéntico al de la procesión de Lunes Santo de La Pasión en el tramo desde la salida hasta la Catedral.

Después, el paso nuevo se bendijo de la mano del obispo de León, Luis Ángel de las Heras, en el marco del Museo de la Semana Santa, con nueva intervención del artista: «Yo he abierto una puerta enorme para que el norte mirara al sur, aunque no me miraran a mí. Abrí la puerta de par en par y eso ha permitido ver muchas cosas que se han hecho por aquí».

Un concierto de las secciones musicales de la cofradía cerró el programa de actos en la Catedral.