Diario de León

Muere a los 92 años Dolores García, la leonesa con más años cotizados

León pierde una de las figuras más entrañables del comercio y la vida social

Dolores García González. FERNANDO OTERO

Dolores García González. FERNANDO OTERO

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María Dolores García González, Loli o Dolo para su numerosa familia y amigos, ha fallecido a los 92 años de edad.

Es una de las personas que más tiempo llevaba trabajando y cotizando en España. No en vano, trabajó hasta ayer en su tienda de productos naturales.

Nacida en León, tuvo que encargarse de criar a sus diez sobrinos, a los que directamente considera sus hijos, como a Emilio y Conchita.

Ambos son grandes admiradores de la fuerza de voluntad y el carácter positivo que transmite su tía, y promovieron infructuosamente que Dolores recibiera la medalla al Mérito del Trabajo.

Empezó a trabajar con 19 años, en 1960, cuando abrió su primera tienda de productos Santiveri, situada en la avenida de Roma.

Tras unos años en los que comenzó con en el negocio de complementos alimenticios y dietéticos se trasladó al local actual, en el que lleva desde 1977. Después de casi seis décadas de trabajo y ya nonagenaria, nunca tuvo intenciones de jubilarse, ya que consideraba que su trabajo es lo que le mantenía "con vida".

Desde los comienzos, el negocio lo ha llevado ella sola y en reportaje realizado por este periódico aseguró que antes «todo era muy distinto. En la tienda solo se vendían plantas medicinales, y fue más adelante cuando se empezó con la comercialización de productos dietéticos, de cosmética natural y complementos de alimentación», confesaba Dolores en el mencionado reportaje.

Cuando inauguró la tienda en el nuevo local, era una de las pocas que vendía productos de este tipo en León, por lo que se considera una pionera en este ámbito.

Años más tarde, se abrieron más negocios de esta rama y según ella la mayoría de los nuevos emprendedores habían sido clientes suyos antaño.

Era la persona más longeva de la empresa Santiveri, por lo que ha sido considerada una institución.

Una mujer risueña, a la que no le gustaba viajar porque se mareaba y tampoco «alternar en bares de la ciudad», y que consideraba que su trabajo es lo que le aportaba felicidad, comodidad y donde se encuentran todos los recuerdos y experiencias de su larga y sufrida vida.

Por todos estos motivos cuando escuchaba la palabra jubilación se le ponían los pelos de punta y se reía junto a sus sobrinos, que sabían que era "muy difícil sacarle de la tienda».

La peor etapa de su vida fue cuando tuvo afrontar un problema de estómago que le dificultaba su día a día, y que consiguió curar años más tarde. Esa época coincidió cuando el trabajo fue más agobiante ya que no había competencia y tenía que tratar con mucha más clientela que ahora.

Además, hace cuatro años, con 87, sufrió una caída de camino a la tienda en la que se rompió el brazo y tuvo que parar de trabajar un mes para recuperarse, «un periodo que se le hizo eterno por no poder venir a la tienda» y que en cuanto pudo pidió el alta.

A pesar de todos estos problemas, sumados a la pérdida de personas importantes en su vida, Dolores se mostraba como una mujer activa, que pasados los años iba a clases de pilates y a la peluquería todas las semanas.

Para ella, la base fundamental para haber aguantado tantos años trabajando era «una alimentación sana y equilibrada y hacer ejercicio».

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