Diario de León

Samuel Rubio

Música en la Catedral

El órgano actual de la Catedral se colocó en el año 1953

El órgano actual de la Catedral se colocó en el año 1953

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León

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A poco que nos asomemos a la historia de las Catedrales, apreciamos con respeto y admiración el valor incalculable que tuvo la música en dichos templos, no sólo desde el punto de vista propiamente musical, que es obvio, sino también desde el punto de vista litúrgico, y todo ello basado en unas miras didácticas que marcaron un hito en la historia de la música religiosa. Se podría decir sin temor a equivocarnos, que las catedrales fueron los grandes conservatorios de la historia, y la Catedral de León no fue una excepción. Y es que el legado musical que nos dejaron nuestros antepasados es de tal calibre que él solo basta para identificar la cultura musical de nuestros pueblos en sus distintas épocas. Por la historia y por las Actas Capitulares sabemos que el órgano fue siempre pieza clave a la hora de interpretar música. Según el Acta Orden y Constituciones que han de observar y han de cumplir el Maestro de Capilla, Organista, Ministriles y Cantores de esta Santa Iglesia, de 1548, el Organista estaba obligado entre otras cosas a alternar con los cantores todos los días que hubiere fabordón a las Vísperas, en el primero y postrer salmo... Asimismo ha de tañer los salmos, las pascuas y los días de Nuestra Señora... tañer en los fabordones de las fiestas... y asimismo tenga prevenidos algunos motetes para que se digan con el Órgano. No hay duda al afirmar que el órgano tiene un lugar preferente en el culto; por tanto no es difícil deducir la permanente existencia de un órgano ó varios en la Catedral desde tiempos bien remotos. Según las Actas Capitulares ya podemos leer en 1424: Por fezer bien a merced a Fernan Sánchez de Buitrago bachiller en artes, vecinos de esta ciudad que le daban e dieron el oficio de tañer los órganos mayores. Si le dieron el oficio de tañer los órgano mayores es de suponer que existían dichos órganos. Y no sólo eso: si se habla de órganos mayores, habrá que pensar en la posibilidad de que existan otros órganos más pequeños. De hecho en 1462 se dice: Se compraron otros órganos pequeños de San Clodio por tres mil maravedies. En 1470 se encarga al maestro Theodorico que haga un nuevo órgano para ser colocado encima del púlpito siendo su medida de doce palmos; y en 1485 se termina. En 1567 se habla de la necesidad de afinar el órgano, petición que hace Juan de Salas, organista y criado de Salinas. Vale la pena recordar aquí que el gran Francisco de Salinas fue organista en nuestra Catedral entre los años 1563 y 1567. En el siglo XVIII se comienza a hablar del «gran órgano barroco», de enormes proporciones, según podemos confirmar por los grabados de Parcerisa, de mediados del siglo XIX. Todavía hoy se pueden ver en el museo de la Catedral cuatro esculturas y restos de talla que debieron pertenecer a este órgano. Se trata de una talla de Santa Cecilia sentada y en actitud de tocar el órgano, otras dos figuras de mujer de pie representando la «muestra» y la «armonía» y otra con los brazos abiertos. La historia de la construcción del desaparecido órgano de la Catedral de León habrá que centrarla dentro de la importante actividad artística que experimentó el templo durante la primera mitad del siglo XVIII: Por un lado se decidió afrontar el problema de las bóvedas y la cúpula, por otro lado se inicia la reconstrucción de muros y fachadas, y por fin se realizan diferentes obras para decorar su interior, principalmente el retablo y el órgano. Según un informe de 1869 se puede deducir que el órgano necesitaba ya bastante reparación, y se encarga a don José Otorel, organero de Palencia, la construcción de uno nuevo. Este se coloca en el balcón norte del Coro, y con sus 22 registros cumple su misión hasta el año 1952 en que el obispo y el Cabildo, lo donan a la nueva iglesia de Renueva. Finalmente, es en 1953 cuando se coloca el actual por Organería Española, pero las deficiencias de éste y las necesidades litúrgicas y culturales reclaman un nuevo órgano, acorde con el marco esplendoroso de la Catedral. El momento presente en el que celebramos los 700 años de la «Pulcra» es bien propicio para su construcción. Sería una excelente forma de continuar, con vistas al futuro, una tradición llena de fe y de cultura.

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