Diario de León

INFRAESTRUCTURAS

El nuevo vial de San Juan de Dios asume el papel de ronda norte fortuita para la ciudad

La construcción del puente elevado sobre la vía del tren evitará cada día que siete mil vehículos callejeen por Pinilla .

Vista de la intervención con la que se arma el paso elevado sobre el tren, nuevo vial entre las dos orillas de la vía. FERNANDO OTERO

Vista de la intervención con la que se arma el paso elevado sobre el tren, nuevo vial entre las dos orillas de la vía. FERNANDO OTERO

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l. urdiales | león
León

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Hay un ritmo acelerado en torno a la obra del paso elevado que salvará el tren de alta velocidad en las inmediaciones de San Juan de Dios; un vial de nueva construcción, que viene como solución integral a la movilidad de la zona norte de la ciudad leonesa, del municipio de San Andrés del Rabanedo, y que comienza a mostrar su armazón después de tres meses de trabajos. Dentro de cinco, debe estar concluido, y con ello una nueva comunicación en la afluencia de tráfico que más abandono ha sufrido entre todas las formas de conexión radial de las que dispone el área urbana y metropolitana de León: el tránsito de este a oeste se pierde en una maraña de callejeos mientras los vehículos tratan de llegar desde la N-120, desde Trobajo, a la N-630, que toma forma de circunvalación, de LE-20 en el entronque con los enlaces al Hospital y de ronda interior, un poco antes. En medio, las arterias del norte del barrio de Eras de Renueva. Toda esa circulación intraurbana va a encontrar a partir del mes de noviembre un auxilio extraordinario en ese paso elevado, que ahora se levanta junto al pasillo ferroviario que conecta León y Asturias.

Más de siete mil vehículos podrán ahorrarse el trámite del callejeo cuando el nuevo vial pinche y punga en uso la cuarta toma de la rotonda de San Juan de Dios, en la confluencia de San Ignacio de Loyola con la Avenida del Bernesga, continuidad de Gutiérrez Mellado, que se ha consolidado en los últimos diez años como uno de los aliviaderos más notables para la circulación que acordona la ciudad.

El tercer agente que aporta flujo de tráfico a este punto crítico es la carretera de Caboalles; la C-623, que presenta intensidades medias diarias propias de una vía de alta capacidad; más de once mil vehículos transitan cada día por el trecho más próximo a la ciudad. Al otro lado de la brecha del ferrocarril que va a salvar el puente, el entronque con la LE-441, que también cumple funciones impropias para su condición de secundaria; además de la conexión directa entre la capital leonesa y la ribera del Órbigo, asume tránsito añadido que huye de esa estructura anacrónica que aún se debe salvar para dar el salto al otro lado de la ciudad, entre semáforos, intersecciones del siglo pasado, límites para transporte o apreturas innecesarias en hora punta en calles con un diseño mas cercano a soportar paseos que los atascos de tráfico.

A la par que el paso elevado sobre la vía del tren, se aporta una solución al cierre de la circunvalación de León, que tiene una brecha de seis kilómetros en el cordón norte de la ciudad. Por eso el nuevo vial se considera ya una ronda norte accidental, fortuita, sobrevenida para la falta de soluciones a la arteria de alta capacidad que debería dar continuidad a la Ronda Oeste, que muere en un muro de tierra junto a la carretera de Asturias o la Ronda Sur, que no pasa del nudo de ramales que le enlazan a las autovías de la A-66, AP-66 , la AP-71 o la N-120. Todo lo que queda en medio, aún es campo.

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