Diario de León

Urbanismo

Ordoño II: del paseo de las Negrillas a plataforma peatonal de la ciudad

Tres meses de obras cambiarán desde hoy la piel de calzada de la principal arteria de León

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León

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Hace ciento veinte años, la avenida Ordoño II atendía popularmente al nombre de paseo de las Negrillas, por aquella vereda jalonada con este tipo de arboledas de tanto arraigo en León, por la que unió durante décadas el núcleo de la urbe y la estación de tren. De todas las transformaciones que ha experimentado esta arteria principal de la ciudad, incluida aquella que admitió un aparcamiento subterráneo y levantó una cubierta de empedrado con la que despidió el siglo pasado, la que emprende esta semana será la más profunda de todas, porque no admite vuelta atrás; desde hoy, dejará el envoltorio de calzada para convertirse en plataforma peatonal, e igualar en la estructura la función que, sin consenso político, el Ayuntamiento de León le asignó desde el pasado verano: ampliar el espacio dedicado al ciudadano, a la movilidad. Sin vehículos a motor.

Recreación del proyecto de suelo pintado que resultará tras la finalización de la obra. DL

En tres meses, se verá el resultado, que dejará este segmento de la ciudad que empujó el ensanche y la modernidad del León que conocen las últimas tres generaciones con vida, como una balsa uniforme para caminar, sin obstáculos, ni bordillos, ni elementos rugosos, sin pliegues que distraigan o entorpezcan el paso del viandante.

Cierre

La avenida dejará de filtrar tráfico el miércoles, con vallado progresivo desde la plaza de Guzmán

El cambio se va a someter a fases; la primera, supone el vallado de la calle entre la circular de la Plaza de Guzmán y su intersección con Juan Lorenzo Segura; la segunda, en dos días, desde el miércoles, será una señal de prohibido a la circulación para todo tipo de vehículos, como los que hasta ahora contaban con la venia para superar la línea de la semipeatonalización. El vaciado ganará terreno en sentido este; de forma paralela, las calles que vomitaban acceso a la avenida principal, se convertirán en fondo de saco mientras se desarrolla la actuación; es decir, cada brazo tendrá entrada y salida independiente, por el extremo contrario a la confluencia con Ordoño II. La excepción será Alfonso V, que mantendrá la prolongación hacia Gil y Carrasco. La reforma más profunda de Ordoño II se aborda con una inversión de 414.000 euros, y va a concluir con el remate de un barniz de color, que a imagen de otras capitales europeas, dejará la transformación del centro de la ciudad expuesto a otro hito de distinción, con diferente encaje entre la población, según gustos.

Actuación

Se invierten 414.000 euros para lograr un piso uniforme, que incluye un tramo de Alcázar de Toledo

Esta intervención tiene por objeto equilibrar el piso, con lo que se borrarán las consecuencias de la penúltima intervención que cayó sobre la avenida, y esa plancha de aglomerado que ejerció de sellado contra las mil grietas y desperfectos que ocasionó el paso del tráfico sobre la estructura metálica que sujeta el aparcamiento subterráneo.

Suelo de color

El remate de la obra incluye un barniz de colores, a semejanza de otras ciudades europeas

El problema, que hubo y se convirtió en endémico para sucesivos gobiernos municipales que tuvieron que atender durante lustros a los defectos estructurales que dejó la intervención primitiva del aparcamiento, se va a cortar de inmediato. Se acabó el tráfico por Ordoño II, aquel escaparate de movimiento que recogió durante más de un siglo, mientras fue testigo de los cambios sociales y económicos de la ciudad, sus hábitos, sus corrientes y sus modas; desde los carretas con carbón al doble sentido del tráfico para ejercer de vía esencial en el acceso a la ciudad, en los años dorados de la década de los setenta, cuando la ciudad apuntó a un status y a una expectativa que luego quedó hecha añicos. Por ese espacio de Ordoño II se comienza a extender esta semana una lengua peatonal, a modo de la lava volcánica de la nueva movilidad, que impone recuperar las ciudades para la gente, y que alcanzará hasta el primer tramo de Alcázar de Toledo, parte desde ahora de ese mismo cuerpo. Ordoño II muda la piel de calzada que arropó desde que cortaron las negrillas.

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